El fiasco de Sodeza y la necesidad de "jubilar" proyectos estancados

Javier Faúndez durante un Pleno.

Javier Faúndez durante un Pleno. / José Luis Fernández

Editorial

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Sodeza, la Sociedad para el Desarrollo Económico y Social de Zamora que hace 17 años se presentó a bombo y platillo como panacea contra los males endémicos de la provincia, acaba de desaparecer con una conclusión inequívoca de las instituciones públicas y de la ciudadanía: un fiasco incapaz de materializar las iniciativas necesarias para dinamizar la economía zamorana a pesar de acciones puntuales como el vivero de empresas de La Aldehuela. El fin de la sociedad anónima mercantil, con capital íntegramente público, era fomentar aquellas operaciones que contribuyeran al desarrollo económico de los municipios, especialmente los de menor capacidad económica y de gestión, incentivando la implantación y el afianzamiento de un tejido empresarial y, en consecuencia, la generación de riqueza y empleo para fijar población. Los ansiados polígonos industriales no lograron el objetivo de atraer empresas en el medio rural. Ni los primeros años ni los que llegaron después.

Ahora, y precisamente en los terrenos de la Diputación en los que vio la luz Sodeza, el presidente de Castilla y León, Alfonso Fernández Mañueco, ha lanzado Zamora Impulsa, un proyecto con sello personal con el que el dirigente autonómico buscar situar a la capital y la provincia en el mapa logístico del sector empresarial. Por lo pronto en torno a 40 personas empezarán a trabajar de inmediato en el Centro Tecnológico de La Aldehuela, una vez que varias industrias pueden entrar ya a las instalaciones tras la firma del acuerdo de cesión entre la Diputación y la Consejería de Familia, por el cual esta última consigue la propiedad demanial de tres edificios con una superficie de dos mil metros cuadrados de forma gratuita por un plazo de 50 años prorrogables otros 25. El denominado "Hub" cuenta con áreas de trabajo comunes y todo el equipamiento necesario para el impulso de la actividad dentro de un parque tecnológico orientado a la denominada Silver Economy, es decir, a las actividades económicas centradas en las personas mayores de 65 años. Un ejemplo de que cuando existe voluntad política y cooperación entre las administraciones públicas no solo se pueden desbloquear proyectos que duermen el sueño de los justos durante décadas, sino también gestionar una rápida respuesta en forma de iniciativas e inversiones sobre la mesa. El trabajo en equipo e intercambio de ideas entre universidades, administraciones, empresas y el Tercer Sector puede ofrecer interesantes resultados en servicios para que los mayores desarrollen su proyecto vital de manera independiente y sostenible durante más tiempo en sus propios domicilios, y al mismo tiempo generar riqueza añadida y atraer a nuevos pobladores.

De ahí el honesto ejercicio que supone desterrarlas de una vez, de manera tajante y sin excusas por mucho que sean "patatas calientes" heredadas de compañeros de partido cuando ocuparon puestos de responsabilidad

Los años de los faraónicos proyectos y varitas mágicas ya son pasado en Zamora y se hace imprescindible priorizar los tiempos, las energías y las inversiones con actuaciones serias y altura de miras, justo lo que demanda el conjunto de la sociedad mientras el tablero político convulsiona día sí y día también. Los jóvenes alumnos que en la primavera de 2025 accedan al nuevo Conservatorio de Música de Zamora desconocerán probablemente que las aulas en las que estudian se levantaron sobre un literal agujero en la tierra, el que dejó el fallido Palacio de Congresos proyectado en la Universidad Laboral hace más de una década. Una situación insostenible en la que de nuevo ha sido necesario un paso adelante de la Administración, en este caso la regional, que es la que costeará el inmueble. Lo peor es que Sodeza o el Palacio de Congresos no son los únicos ejemplos de ilusiones huecas que con el paso de los años se han mimetizado con el entorno rural y urbano.

A grandes problemas soluciones efectivas, porque cuando algo no funciona es absurdo dejar que agonice en el tiempo y en la memoria colectiva. La transformación que se pretende inyectar a la Zamora Vaciada estará lastrada mientras se mantengan vigentes propuestas trasnochadas para las que ya no hay ni ganas ni recursos. De ahí el honesto ejercicio que supone desterrarlas de una vez, de manera tajante y sin excusas por mucho que sean "patatas calientes" heredadas de compañeros de partido cuando ocuparon puestos de responsabilidad. Esta es la honestidad que los votantes de todo el espectro político demandan a sus gobernantes, hechos concretos que se agradecen aún más cuando van acompañados de la asunción propia o ajena de desatinos. Todo lo demás es perder el tiempo en una provincia que lo que necesita es ganarlo.