Siete días y un deseo

Papi, cómprame un tractor

Quería ser agricultor y ganadero, y no he podido cumplir mi sueño

Los agricultores y ganadores continúan con tractoradas improvisadas en Zamora

Los agricultores y ganadores continúan con tractoradas improvisadas en Zamora

José Manuel del Barrio

José Manuel del Barrio

Quienes me conocen saben que tengo una frustración no satisfecha: siempre quise ser agricultor y ganadero. Y quienes me conocen saben muy bien cuáles fueron las razones de no ver satisfechos mis deseos y que con el paso del tiempo terminara siendo lo que he sido: docente en la Universidad de Salamanca y algunas cosas más que no vienen a cuento. Y cuando comparto estos cotilleos personales con quienes no me conocen de nada, casi todos me dicen que si estaba bien de la testera (es decir, de la cabeza), que qué ocurrencias o deseos tenía, que menos mal que cogí otros derroteros, que con lo bien que viven los profesores, que con lo mal que me hubiera ido en el campo y una retahíla de peros que ustedes pueden imaginar. Y yo siempre respondo a todas las personas, me conozcan o no, que muchas gracias por sus palabras, reflexiones y consejos, pero que yo sigo en mis trece: ¡quería ser agricultor y ganadero y no he podido cumplir mi sueño! Algunos me animan y me dicen que aún estoy a tiempo, que en la vida hay que arriesgarse y que de poco vale quejarse si antes no se ha intentado. Y claro, cuando al oído llegan estas palabras, ¿cómo puedes rebatir unos consejos tan sensatos y tan bien construidos? Imposible. Pues bien, imagino que habrán adivinado que esta larguísima introducción viene motivada por las tractoradas. Sí, por las procesiones de tractores que estamos viendo por las carreteras, calles y plazas de España y de la mayoría de países de Europa.

"¿Pero cómo es posible que aún estés pensando en ser agricultor y ganadero?", me espetó a la cara un amiguete el viernes, cuando andábamos por La Marina, observando la concentración de tractores en la capital y la escasa presencia de personas que iban tras la pancarta de la manifestación convocada por las organizaciones agrarias. La lluvia que hizo acto de presencia durante el recorrido explicaba que hubiera más personas en las aceras que en el asfalto. En los días previos, también había observado o "padecido" algunas de las concentraciones y cortes de carreteras, aquí y en las provincias limítrofes (León, Salamanca, Valladolid) que he visitado. Y en todas las ocasiones siempre llegaba a mi cerebro lo que pude haber sido y no fui. "¿Andarías por aquí, con tu tractor?", me volvió a encasquetar el amiguete en La Marina. Y mi respuesta fue la de un gallego que no se quiere mojar. Mientras sucedían estas conversaciones, al lado teníamos a un papá y a una niña de cuatro o cinco años, quien, con mucha simpatía, soltó: "Papi, cómprame un tractor". Y el papá le dijo que esos tractores que andaban por allí costaban muchos miles de euros y que algunos valían más que la casa en la que ellos vivían. Al escucharlo, me di cuenta de que en La Marina había hecho acto de presencia una de las razones por las que nunca pude ser agricultor o ganadero. Y el amiguete tuvo que escucharlo: "¡Ay, Carlos, qué jodida ha sido y sigue siendo la vida para muchas personas!".

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