Simpatía

CARTAS

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

Es "elemental, querido Watson", que todos deseamos que los demás sean lo más cordiales hacía nosotros mismos, pues siempre es "de agradecer" la buena predisposición ajena para estar más contentos, más satisfechos de las debidas prestaciones profesionales de médicos, abogados, sindicalistas, políticos, funcionarios, y "demás"; que más de las veces que fuera de desear; a parte de sus supuestos conocimientos y predisposiciones hacía los demás; están condicionadas por el "como le caiga el cliente", aunque no le conozcan de nada. Y claro está, si no observan una mínima ética profesional y humana, hay que acudir al colegio profesional, para no conseguir nada y "salir por la tangente, por peteneras", o a los tribunales.

La "estética", que tantísimo condiciona, indebidamente, las relaciones humanas, sean de naturaleza laboral, familiar, social, vecinal, política, etc., contribuye a determinar "el me cae..."; basado, en la inmensa mayoría de los casos, en reacciones instintivas, por lo tanto, sin ningún fundamento racional, lógico, sensato, basado en evidencias. Y es que la educación; tan escasísima, como demuestran los hechos y el proceder cotidiano de los congéneres con los que, por unas u otras circunstancias, nos vemos obligados a convivir, aunque sea esporádicamente; debiera inculcar, si merece tal nombre, a ponderar a los demás por sus actos, recordemos aquel pasaje evangélico de que "por sus hechos los conoceréis", Mateo 7, 15-20.

Es que el ejercicio del pensamiento, de la reflexión, del examen del propio comportamiento hacía uno mismo y hacía los demás, suele brillar por su ausencia y así nos va, de pu.. pe.., que diría el castizo; pues del "examen de conciencia", si se es mínimamente normalito, se deduciría que hay que aplicar aquello de "que no quieras para otro, lo que no quieras para ti", y es que "hay que estar a la recíproca". Sí la "ley del t...", con mejor "cuidado andaríamos" todos.

Hay que tener presente, por lo demás, que hoy se puede estar en el "machito" y mañana, "si te he visto..."; pues, "arrieros somos, y en el camino...".

A veces por aquello de "quedar aparentemente bien", se exterioriza comportamientos, maneras de ser que, ni remotamente reflejan el auténtico sentir de las "actrices/actores", vamos, hipocresía, lo que obliga a las personas de bien a "examinar con lupa" la intención de quienes así se manifiestan, para evitar engaños, frustraciones, traiciones.

"El que se pica..."; pues, la auténtica satisfacción personal, del deber cumplido, se alcanza cuando se emplean honestamente las posibilidades, los hipotéticos saberes y potencialidades que se pudieran tener, para servir más y mejor cada día a los demás, como asimismo esperamos de los otros hacía nosotros mismos.

Por si fuera poco, la convivencia en el trabajo, la vecinal, la familiar, en la amistad, se verá respetada cuando veamos en el otro a nosotros mismos, al ser posible con la presencia de la siempre deseada simpatía, tan "cara" parece por su escasez en la vida cotidiana. Además, la productividad laboral, personal, los conocimientos, la alegría, se harían presentes en el acontecer cotidiano, lo que todos pretendemos.

La "inclinación afectiva entre personas, generalmente espontánea y mutua", que es una manifestación más del "reflejo del alma"; la tiene en abundancia la ejemplar persona que encabeza este texto. Un ejemplo a seguir.

Feliz 2024 a las gentes, pocas, de "buena voluntad". ¡Qué tropa!

Marcelino de Zamora

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