Un poquito de cordura, por favor

Hoy desearía otorgar el 10 a doña Mónica García, nueva ministra de Sanidad, por haber rescatado del cajón en el que estaba "olvidado" el Plan de Prevención y Control del Tabaquismo

Una persona con un cigarro en la mano

Una persona con un cigarro en la mano

Manuel Antón

Manuel Antón

Leo con enojo e indignación lo que el presidente de la Asociación Zamorana de Empresarios Hosteleros (Azehos), refiriéndose a una de las medidas que estudia implantar el Gobierno para seguir luchando contra el cáncer, ha dicho: "Es una barbaridad que se prohíba fumar en las terrazas de bares y restaurantes…".

Desconozco si, tal y como ha recogido este diario, las palabras del señor presidente de Azehos fueron exactamente las que acabo de reproducir, o si fueron otras parecidas, o de un contenido similar; de cualquier manera, como no es la primera vez que me pronuncio al respecto, siguiendo la línea en la que ya me he manifestado en otras ocasiones, hoy no puedo por menos que volver a defender más el derecho de los que no fumamos, a no tener que inhalar el humo que exhalan los que si fuman, que el de éstos a fumar donde quiera que estén. Me niego a ser transigente en esta cuestión, pues no solo es por educación y respeto a los demás por lo que los que fuman deberían plantearse no hacerlo en presencia de los no fumadores, sino, y sobre todo, porque el derecho que los que no fumamos tenemos a proteger nuestra salud, debería ir en paralelo al deber que habría que imponer a los que sí fuman, de respetar a todos los que no lo hacemos.

Que el tabaco mata es una evidencia que ya nadie se cuestiona, porque está demostrada científicamente; por ello, todo lo que se pueda hacer para evitar que el efecto nocivo del tabaco lo tengamos que sufrir también quienes no fumamos, debe ser algo prioritario, simple y llanamente, porque beneficiaría a toda la sociedad, en general

¡Ojalá fuesen ustedes mismos -señoras y señores fumadores- los que voluntariamente se planteasen dejar de fumar y lo consiguieran! Mas, como muchos ni se lo plantean, la prohibición de fumar, tanto en las terrazas de bares y restaurantes, como en cualquier otro espacio público al que podamos concurrir los no fumadores (cerrado o abierto, me da igual), debería ser una medida a aprobar cuanto antes mejor, solo y exclusivamente, porque, sin ningún género de dudas, sería algo muy eficaz en la lucha contra el cáncer.

Que el tabaco mata es una evidencia que ya nadie se cuestiona, porque está demostrada científicamente; por ello, todo lo que se pueda hacer para evitar que el efecto nocivo del tabaco lo tengamos que sufrir también quienes no fumamos, debe ser algo prioritario, simple y llanamente, porque beneficiaría a toda la sociedad, en general.

Hace dos años, en un artículo que escribí para este mismo medio, al tener conocimiento de que el Ministerio de Sanidad estaba preparando una "Plan Integral de Prevención y Control del Tabaquismo" para imponer nuevas limitaciones a fumar en espacios abiertos, y que titulé: "Un 10 para el Ministerio de Sanidad", relataba la conversación que un día oí mantener a varias personas que, a mi lado, estaban dando un paseo por la Plaza de La Marina, y que, haciéndose eco de tal noticia, comentaban: "no sé a dónde vamos a tener que ir para poder echar un pitillo", "nos quieren tratar como si fuéramos apestados…". Por ser muy cercanas a mi edad, conocía a varias de ellas; pues bien, una, muy recientemente, acaba de fallecer a causa de un cáncer de pulmón…

"A buen entendedor, pocas palabras bastan".

Y si deseo reproducir a continuación lo que ya dejé escrito por entonces, cual fue:

"¡Ojalá pronto se prohíba fumar en todos los espacios públicos, incluidas las terrazas de bares y restaurantes, pues no es de recibo que el humo que exhalan los fumadores nos lo tengamos que seguir “tragando” quienes no fumamos!".

Más desearía que en lugar de tenerlo que prohibir, fueran los propios fumadores los que se concienciasen de que deben dejar de fumar, por el daño que se hacen y por el que pueden hacer a todos los demás, fundamentalmente a los niños.

Para finalizar, hoy desearía otorgar el 10 a doña Mónica García, nueva ministra de Sanidad, por haber rescatado del cajón en el que estaba "olvidado" el precitado Plan de Prevención y Control del Tabaquismo, y a doña Pilar de la Higuera, presidenta de la Asociación Zamorana de Ayuda Contra el Cáncer (Azayca), por su denodada labor en favor de todos los zamoranos que están luchando contra tan terrible enfermedad, y de cuantos fumadores están queriendo dejar de fumar y no lo consiguen (otros, por suerte, sí lo han conseguido).

Y si empecé diciendo que me indigné cuando leí las declaraciones del presidente de los hosteleros, quiero terminar enfatizando sobre lo que, según he podido leer, ha declarado doña Pilar: "Dejar de fumar no solo es beneficioso para la propia persona, sino también para todos los que están a su alrededor".

Como ciudadano que ha vivido muy de cerca las consecuencias negativas del tabaquismo, lo suscribo.

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