Zamoreando

Más tapaditas, mejor

Algunas "celebrities" no sé qué dejarán para la intimidad de su alcoba

Shakira, durante una de sus actuaciones en los Latin Grammy.

Shakira, durante una de sus actuaciones en los Latin Grammy. / Europa Press

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Servidora suele decir que lo que han de comerse los gusanos que lo disfruten antes los zamoranos. Bien es verdad que sin pasarse. Una cosa es enseñar el canalillo de forma un tanto erótica y otra mostrar el pezón de forma pornográfica. En la entrega de premios del cine y sobre todo de la música los pechos, los traseros y demás obscenidades están a la orden del día como se vio y sufrió en los últimos Grammy latinos. Algunas "celebrities" no sé qué dejarán para la intimidad de su alcoba, porque en cuanto tienen ocasión, en lugar de lucir modelazo dejando entrever lo justo y necesario, lucen un pedacito de tela que además es transparente dejando al aire sus partes pudendas y las que no lo son. Que no es cuestión de ñoñería, que no. Es cuestión de saber administrar convenientemente lo que se puede y no se puede enseñar.

Para vergüenza aquella memorable vez en la que Janet Jackson protagonizó lo que se dio en llamar "pezongate" durante su actuación en la Superbowl de 2004. Se le escapara o no se le escapara de donde debía haberlo llevado bien sujeto, lo cierto es que la CBS, que retransmitió el acto, fue multada con la nada despreciable cifra de medio millón de dólares, la multa más alta que haya sufrido una cadena norteamericana. Bien es verdad que con posterioridad la multa fue anulada, pero a los directivos de la cadena les quedó el susto en el cuerpo para toda la vida.

La elegancia ha dado paso a la chabacanería propia de unos premios en los que las vestimentas y el edulcorante verbal resultan inaceptables unas y empalagoso el otro. Debería haber unos estándares en cuanto al vestuario, sobre todo femenino, se refiere. Lo de los hombres es para darles de comer aparte. Ellos, quieren ser tan modernos que algunos rozan el ridículo. La última edición fue vergonzosa. Empezando por las más conocidas y acabando por esa pléyade de ninfas del continente americano que lucen un retal de pocos centímetros y creen ir maravillosamente vestidas.

En la edición de marras se han visto culos, pechos y hasta cuerpos prácticamente enteros, sin atisbo de pudor, mostrando más de lo que exige el guión. Todas las que chupan cámara en los Grammy Latinos se apuntan a la moda del destape hasta el punto de que acabará siendo integral si no se pone freno. En esta edición ha habido más de esto último de lo que en principio se esperaba.

Vestidas de tal guisa parecen cualquier cosa menos lo que son. Cierto que en gustos no hay nada escrito y para los gustos se hicieron los colores, pero según los cánones de la elegancia no hay que dejar ver tanto, es mejor adivinar, con la particularidad de que incluso se antoja más erótico. Estoy por apostar que algunas de las celebrities hispanas que tan celebrities no son creen que salen muy elegantes y que son modelos a imitar. Harían mejor en ir más tapaditas, tampoco se les pide mucho, y asegurarse de que glúteos y pechos están "adecuadamente tapados", evitando así: "exponer carne desnuda bajo las curvas de los glúteos, la raja del trasero (sic) o bajo las curvaturas de los pechos que también son problemáticas". A ver si los responsables de estos eventos ponen un poco de cordura entre la grey femenina, en número plural.

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