Zamoreando

Cortadas por el mismo patrón

Con Corinna Larsen se resucitó la figura de la barragana

El príncipe Federico y Genoveva Casanova.

El príncipe Federico y Genoveva Casanova. / ARCHIVO

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Lope de Vega, el Fénix de los Ingenios también lo era de las faldas que le causaron no pocos problemas, hasta el punto de llevarlo a la cárcel. Un lio de faldas mantuvo en vilo a Wall Street hace relativamente pocos años. Son famosos los líos de faldas del difunto Berlusconi, de Bill Clinton, de Pablo Iglesias, de Sarkozy y Holland, de Mbappé, del Rey Don Juan Carlos e incluso dicen que un lio de faldas está en el origen del escándalo Pujol. Lo cierto es que Reyes, nobles, plebeyos, clérigos, pobres y ricos, empresarios y trabajadores, deportistas y aficionados, personajes públicos y privados, casi todos, en algún momento de su vida, han sucumbido a la erótica de una falda bien puesta.

Cuántos de ellos, quizá por su relevancia, dan origen al escándalo eclipsando en unos casos y potenciando en otros a la figura femenina. No podemos dejar al margen a tantas y tantas mujeres, algunas de ellas, auténticos iconos sociales, que parecen cortadas por el mismo patrón. Casualmente, todas las artífices de escándalo, lo ha sido el de Genoveva Casanova, en su affaire con Federico, príncipe heredero de la corona danesa, tienen en común, que pican alto. Ejemplos hay a barullo. No es cuestión de llenar unas cuantas líneas con nombres que están en la mente de todos.

Con Corinna Larsen se resucitó la figura de la barragana. Contaba con todas las características. Quienes la precedieron, (y no hablo solo del emérito, por cierto, término mal empleado), y las que siguen su estela, encajan perfectamente en la definición. O porque lo filtran o porque son pilladas, cuando salta el escándalo, los iconos sociales femeninos mantienen un flirt o lo que sea, no con un fontanero, un camionero o un guardia civil, no, no, son pilladas con un riquísimo jugador de futbol, un ministro, un premier, un muchimillonario o un rey.

Nadie se explica de dónde saca para tanto como destaca la otrora condesa consorte de Salvatierra, la mejicana Genoveva Casanova. Cacerías de 100.000 euros, recepciones con royals, fiestas y saraos a los que solo acuden un reducido número de pudientes privilegiados. En el término "pudiente" está la clave. Genoveva lleva un buen carrerón, de un conde, Cayetano Martínez de Irujo, a un príncipe heredero, Federico de Dinamarca, pasando por un ministro de Justicia, el hijo de un Premio Nobel y así sucesivamente. La historia que recién ha protagonizado cuenta con todos los ingredientes necesarios para seguir siendo noticia por mucha tierra por medio que se ponga.

Todas las informaciones apuntan a que Genoveva Casanova no está pasando por su momento económico más boyante. La mejicana mantiene un alto nivel de vida sin que se le conozca una fuente de ingresos fija y suficiente que le permita financiar esos lujos y comodidades. Dada su trayectoria la incógnita se despeja de inmediato. Al danés lo conoció en una de esas exclusivas cacerías que reúnen a la élite europea. ¿De dónde sacó el dinero necesario para el altísimo precio que se paga por asistir?

Ese tipo de mujeres cortadas por el mismo patrón y dueñas de una belleza indiscutible, los prefieren, da igual que sean gordos, bajos, viejos o jóvenes, lo importante es el estatus y una más que saneada posición económica que les permita brillar en sociedad. En definitiva, que sean no solo ricos, sino millonarios.

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