A José María Casas, "in memoriam"

Amigo leal y empresario modélico, allí donde esté, que sepa que lo llevaré en mi recuerdo y mi corazón para siempre

JOSE MARIA CASAS

JOSE MARIA CASAS / JAVIER DE LA FUENTE

Cipriano García Rodríguez

Cipriano García Rodríguez

Hace ya varios días de tu partida, y todavía, no doy crédito a tu falta. Cada día te tengo en mi recuerdo, sin creerme que ya no me encontraré nunca con esa sonrisa, entre alegre y pícara, tan particular, con la que siempre me recibías, ni recibiré esas llamadas de consulta, o de opinión de distintos temas, tanto profesionales, como mundanos, en los que unas veces coincidíamos, y otras no, pero siempre, desde el cariño y el respeto que nos procesábamos.

José María Casas era, en si, un personaje, una persona especial, de esos prototipos que aparecen de cuando en cuando en la provincia de Zamora, para romper los estereotipos, con personalidad propia, y que, unas veces con más acierto y otras con menos, como todo el mundo, siempre era capaz de decir alto y claro lo que pensaba, cosa poco común por esta tierra, casi siempre condicionados por algún interés.

José María Casas era trabajador e intuitivo, muy exigente y perfeccionista con todo, porque lo era con él mismo. Heredó el negocio de su padre, Ciro Casas, pero con su visión, fue capaz de modificarlo e incrementarlo exponencialmente. Tenía un sexto sentido para su negocio. que hacía que se adelantara, tanto a las crisis como a las recuperaciones, con un instinto y conocimiento, que acreditaba su profesionalidad.

Empresario inquieto, siempre pensando en progresar; ácido y crítico muchas veces, pero siempre leal, por eso era mi amigo. Porque la lealtad, para mí, es el valor más importante que existe entre las personas, y cada vez veo más difícil de encontrarla en esta sociedad

Empresario inquieto, siempre pensando en progresar; ácido y crítico muchas veces, pero siempre leal, por eso era mi amigo. Porque la lealtad, para mí, es el valor más importante que existe entre las personas, y cada vez veo más difícil de encontrarla en esta sociedad. En nuestro caso, teníamos tanta sintonía, que sabíamos los dos, que pasara lo que pasara, siempre estaríamos ahí, que nuestra relación no tenía condicionantes externos que modificaran nuestro sentimiento, ni había conveniencias, ni recelos que nos afectaran.

¡Cuántos viajes juntos, cuántos días de tertulia, cuantas comidas y cenas, cuantas partidas, (para mí, ya nunca el mus y el tute serán igual, porque me falta el compañero eterno de esas encarnizadas partidas, con Segis, Horacio y Ángel, donde dejabas la piel por cada amarraco) y donde una vez más, eras el más combativo y controlador.

Aquellos desplazamientos con su querido Zamora C.F., que tantos desvelos y preocupaciones le proporcionó, pero también tantas satisfacciones. José María era capaz de anteponer, sin dudarlo, los intereses del club, a los personales; siempre con su inseparable Feli, con José Mari, Sara, etc..

No puedo olvidarme de aquellas vacaciones, con nuestros paseos por la playa intentando arreglar el mundo, reflexionando muchas veces, por qué determinadas personas, sin motivo aparente, modifican sus valores y afectos.

En fin, este testimonio,es mi desahogo, para transmitir mi pena y sentimiento, por la falta de una persona especial, amigo leal y empresario modélico, que allí donde esté, sepa que lo llevaré en mi recuerdo y mi corazón para siempre.

(*) Director general de Caja Rural de Zamora

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