Zamoreando

Con verdadero placer

Antonio Casado, ilustre del periodismo, ha hecho mucho por esta profesión

Ilustración sobre periodismo

Ilustración sobre periodismo / ELISA MARTINEZ

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

El pasado día 2, en las páginas de Opinion de nuestro diario, con la elegancia y la exquisitez con que siempre escribe, Manuel Antón, dedicaba su siempre interesante artículo, esta vez titulado "Por un ilustre zamorano", a uno de los grandes de la prensa española, a un zamorano en permanente ejercicio de zamoranismo, algo que no se le ha reconocido nunca. No entiendo el destino, cuántas veces desacertado, de tantos y tantos galardones y reconocimientos fatuos como se entregan por doquier, sin valorar lo verdaderamente importante en el destinatario.

Ese zamorano, al que quiero y admiro profundamente, no es otro que Antonio Casado, estos días veraneando en su Ayoó de Vidriales natal donde carga las pilas y donde es francamente feliz, cerca de los suyos, con los suyos que no sólo son su familia, sino todos los zamoranos. Antonio, que es un ilustre del periodismo, ha hecho mucho por esta bendita profesión.

La desaparición del Grupo Crónica, tras casi medio siglo almorzando cada jueves con un protagonista de la actualidad, motivó el artículo de Manuel. No era para menos. Sus componentes, entre los que se encuentra mi antigua jefa, Pilar Cernuda, y Carlos Dávila quien honró con su presencia el foro de LA OPINIÓN-EL CORREO DE ZAMORA, son los mejores cronistas de nuestra democracia y ejemplo vivo del mejor periodismo hecho en España. Durante casi medio siglo, desde su nacimiento en 1979, el Grupo Crónica ha hecho sus deberes con sobresaliente, dejando un legado, dejando una huella imborrable de buen periodismo.

Discrepo con Manuel en un pequeño detalle. Antonio Casado no fue uno más en el Grupo Crónica. Antonio Casado fue el creador y el verdaderamente impulsor de este referente que ha tenido y tiene infinidad de imitadores. Antonio no es de los que se duerme en los laureles, muy por el contrario se activa permanentemente, aún en vacaciones, y activa a los que están a su alrededor. Fue el artífice indiscutible de un grupo único al que sólo el paso del tiempo podría hacer desaparecer.

Tener un paisano como Antonio es un lujo que está al alcance de todos, a través de sus crónicas, a través de sus artículos siempre acertados y valientes, sin dejar de lado la necesaria dosis de prudencia, de tacto, de responsabilidad, de compromiso. Su columna es de obligada lectura, sin sesgos, sin sectarismos. Antonio es el prototipo de periodista de la Transición, independiente, justo y enamorado de su profesión. Y, además, un fijo continuo en el Club de La Opinión. El nuevo curso del foro de nuestro periódico ya le está esperando con los brazos abiertos y con verdadero placer, para poder materializar también el abrazo con Manuel Antón. Hasta pronto, pues.

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