Zamoreando

Aunque no lo parezca

Cuando la pifian nadie pide perdón, nadie dimite

Amacen donde se custodian las urnas, cabinas y carteles de mesas electorales

Amacen donde se custodian las urnas, cabinas y carteles de mesas electorales / Cedida

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Aunque no lo parezca, Zamora es parte importante de España. Y, no sólo eso, Zamora es parte importante de Castilla y León aunque a fuer de ser sincera cada vez me gustaría más que Zamora, con León y Salamanca, volvieran a ser ese reino que tanto juego dio a la historia. Lo notamos, fundamentalmente en las campañas electorales cuando por nuestra ciudad y, si se tercia también por nuestra provincia, se dejan caer ministros, consejeros e incluso presidentes.

Una vez que se llega a la fecha de caducidad, es decir, una vez que se vota, nadie se acuerda de esta tierra y mucho menos de sus habitantes que tenemos corazón aunque a veces parezca que no tenemos memoria. A mí no se me olvida el perfil bajo que mantuvieron los prebostes de la Junta de Castilla y León en plena vorágine de incendios en la Sierra de la Culebra. Por eso, aunque ahora vengan y se deshagan en sonrisas y promesas, como que no trago. Soy una de las miles de zamoranas a las que se le ha cerrado la tragadera. No quiero que me engañen más. Tengo estenosis pilórica para la política.

Una vez que se llega a la fecha de caducidad, es decir, una vez que se vota, nadie se acuerda de esta tierra y mucho menos de sus habitantes que tenemos corazón aunque a veces parezca que no tenemos memoria

Lo único que quiero, al igual que la mayoría ciudadana, es que vengan a trabajar, que cuiden de nuestros intereses y que dejen de estar sometidos a esa disciplina de partido que lastra a las grandes formaciones y que, no me diga por qué, siempre va en contra de lo que verdaderamente nos importa a los zamoranos. Lo ocurrido en la Sierra de La Culebra sigue quemándome por dentro. Se llama indignación. Nadie nos dio una explicación y algún consejero lo mejor que pudo hacer es mantenerse callado. Algunos abren la boca para pifiarla. Lo malo es que cuando la pifian nadie pide perdón, nadie dimite.

Estimo que es el momento de dar un salto cualitativo y cuantitativo. Ahora o nunca. Precisamente ahora porque la cosa está muy fragmentada y podemos elegir sin temor a equivocarnos entre lo que en verdad nos interesa y lo de siempre. Los zamoranos no podemos permitirnos otros cuatro años tirados por la borda, sin ideas, repartiendo dinero inútilmente entre los amiguitos, y olvidando que la ciudad y la provincia tienen muchas necesidades que sólo los que llegan con ilusión y ganas de trabajar, van a poder sacar adelante. Los que llevan toda la vida en la mamandurria, como que no. No tienen nada que demostrar han sido incapaces durante tantos años en el poder que, en algunos casos, son toda la vida activa de los candidatos.

Aquí se vota la suerte de Zamora, no el futuro de unas siglas nacionales.

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