Zamoreando

No quiero pensar…

Cifras más reducidas de pacientes propiciarán una mejor atención

Carmen Ferreras

Carmen Ferreras

Pues claro que no quiero pensar que todo el problema que suscita malestar entre los sanitarios patrios, especialmente los médicos, es una cuestión de dinero. Tengo a los médicos, especialmente a los de mi tierra, en un pedestal tan alto que por nada del mundo me gustaría que se cayeran. El tortazo iba a ser mayúsculo. Entiendo y además comprendo toda su problemática. Estimo que deben estar bien pagados, pero creo que hay situaciones de mayor calado que son por las que deben mostrarse más reivindicativos.

A propósito de la propuesta del Sacyl de ofrecer una vivienda a los médicos de la zona rural, que se dejen de burocracia y lo hagan ya, eso sí, previa consulta a los médicos de las zonas rurales. Porque si la vivienda nada les resuelve, ¿para qué barajar cuestión semejante? Lo que tiene que hacer Sacyl es contratar a más profesionales. Lo que tiene que hacer Sacyl es reducir las listas de espera. Lo que tiene que hacer Sacyl es motivar a los profesionales. Son muchas las asignaturas pendientes que tiene Sacyl dentro de este y de futuros cursos si no se pone las pilas y atiende las demandas. Algunas justificadas. Otras, no tanto.

Estoy en la línea de las personas que opinan que no todos los profesionales se hacen acreedores al aplauso del público, entendiendo por tal los usuarios del sistema. Frente a los verdaderamente profesionales, que derrochan humanidad, que hacen más llevadera la enfermedad o el mal que padezcan sus pacientes, están los otros, los impasibles, los que con su actitud causan más preocupación que tranquilidad. Somos muchos los que estimamos que en el sueldo debe irles la amabilidad, la cercanía, pero eso es mucho pedir para según quienes.

Hay médicos, es una queja continuada, que ni siquiera levantan la vista para ver o reconocer la cara del paciente. Todo muy mecánico. Y eso no es lo que queremos. Buen trato económico y de reivindicaciones puntuales para el personal sanitario, pero a su vez y por su parte, buen trato al paciente. No creo que nadie vaya al médico a pasar el rato, de ahí la necesidad de un trato acorde a las circunstancias que concurren en cada visita. Me descubro ante ese plantel extraordinario de profesionales, todos con nombres y apellidos, que trabajan en los dos hospitales del Complejo Asistencial y en los distintos centros de salud. Quiero para ellos lo mejor. Y lo mejor no pasa por los “taitantos’ pacientes diarios a los que deben enfrentarse en un corto espacio de tiempo. Cifras más reducidas propiciarán una mejor atención.

Pero también pido, aunque sea puro disimulo, más complicidad con el paciente.