El espejo de tinta

Y la oposición tocando el trombón

¿Lo anunciado por el alcalde es superávit económico o es déficit para la ciudad?

Dinero

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Ángel Macías

Ángel Macías

Imaginemos a unos padres de familia que están encantados de tener dinero en el banco mientras en los últimos años uno de su cuatro hijos ha muerto de hambre, otro está grave por congelación al haber bloqueado los radiadores y no repuesto los cristales rotos de algunas de las ventanas de la casa y otro se ha tenido que marchar para poder vivir en condiciones medianamente tolerables. Imaginemos que además esos padres presumen ante sus familiares porque acaban de cambiarle los zapatos a sus hijos y aunque son bastante feos, incómodos y no exactamente de su talla antes iban casi descalzos porque los anteriores llevaban años rotos.

¿De qué le sirve a los ciudadanos que su alcalde presuma de tener superávit en las cuentas, más ficticio que real, si la ciudad aparece abandonada, sucia o desordenada? Si ha tardado casi ocho años en renovar los contratos de servicios más importantes para la ciudad y eso que estaban caducados desde el principio. De qué les sirve ese superávit contable que da a conocer el mismo día en que salta la amenaza de que los zamoranos puedan quedarse sin servicio de autobuses urbanos con grave perjuicio fundamentalmente para los habitantes de los barrios menos céntricos, porque la gestión del equipo de gobierno sea incapaz de equilibrar los costes y de actualizar el contrato.

Para qué le sirve a la ciudad y a los ciudadanos tener superávit sobre el papel cuando en lugar de bajar los impuestos para hacer una ciudad más competitiva y atractiva se han subido, obligando a los vecinos a soportar el tirón a sus bolsillos para que el dinero se quede en el banco. Si la ciudad está más sucia que nunca o si los contenedores con los que se ha sustituido a los anteriores -destartalados porque habían doblado su periodo de vida útil recomendable- son los más feos y de peor calidad del mercado. Si los jardines palidecen por el abandono y en el conjunto de las infraestructuras se seleccionan los materiales y el diseño por lo barato y cutre y no por lo que los servicios técnicos, el sentido común y la comparativa con otras ciudades indicarían para una capital de provincia que quiere vivir del turismo, de su atractivo para vivirla y disfrutarla. Si los servicios sociales se manejan de manera sectaria con encontronazos permanentes con los profesionales que desempeñan su labor en esos campos. O si el conjunto de los empleados municipales sufren un clima difícilmente tolerable por el comportamiento despótico de la mayoría de los concejales de gobierno.

¿Entonces, lo anunciado por el alcalde es superávit económico o es déficit para la ciudad? Porque no viene de haber movido el culo de la poltrona para conseguir más que raquíticamente la llegada de fondos europeos o de otras administraciones o de mejorar la eficacia recaudatoria. Viene de no ejecutar, año tras año, las inversiones comprometidas y que la ciudad necesita, pese a presupuestarlas también año a año. Viene de hacer presupuestos falaces de los que apenas se ingresa una parte de lo previsto pero como no se invierte prácticamente nada las partidas van pasando de ejercicio en ejercicio como si fuera dinero nuevo cuando solo es marear la perdiz mientras Zamora cierra por derribo. Y la oposición, tocando el trombón.

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