La refundación de Ciudadanos

Los cambios deben ir mucho más allá de un cambio cosmético de logos, letras y colores

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José Antonio Bartolomé

José Antonio Bartolomé

Refundar un partido no es tarea fácil. Refundar consiste en dar una nueva opción política a los votantes, diferenciada de la anterior pero manteniendo la esencia de sus valores. Es una obra de ingeniería política.

Refundarse es lo que ha querido hacer Ciudadanos a través de un largo proceso que ha culminado este fin de semana con la celebración de la VI Asamblea General, donde se ha elegido a la nueva dirección del partido. Un proceso con luces y sombras pero que abre una nueva etapa en la que no tenemos margen para volver a equivocarnos. En la que tenemos la obligación de trabajar juntos. Una etapa en la que Ciudadanos se juega ser la herramienta útil que sirva a los muchos votantes que en España representan un espacio amplio, situados en la moderación, reformista y que en un escenario político fuertemente polarizado no encuentran referentes políticos a la hora de votar.

En la VI Asamblea se han tomado decisiones importantes para el futuro de Ciudadanos. Se ha definido el partido como liberal y progresista, una apuesta por el respeto a la libertad individual, la igualdad de derechos y la igualdad de oportunidades, garantizada por las políticas sociales del Estado. También se han mejorado los estatutos del partido, una cuestión necesaria e importante. Se ha alcanzado un acuerdo de integración en el Consejo General de las candidaturas que han participado en las primarias, acuerdo que deberá hacerse extensivo a las direcciones de las CCAA. La integración en los órganos de dirección del partidos es una cuestión básica e inevitable, toda vez que las primaria han provocado la práctica división del partido en dos mitades del partido. Con estas decisiones se ha iniciado la necesaria senda de trabajo conjunto que requiere el duro camino que debe recorrer Ciudadanos para volver a ser identificable, creíble y útil, hasta reencontrarse con sus votantes.

Es necesario volver a defender los temas que siempre han sido seña de identidad de Ciudadanos. Volver a hablar de las reformas necesarias para la modernización del país

Hay una serie de aspectos que Ciudadanos no puede obviar si no quiere perder esta última oportunidad que le otorga el proceso de refundación que ha vivido. Los cambios en Ciudadanos deben ir mucho más allá de un cambio cosmético de logos, letras y colores.

El primero y más importante es defender el proyecto liberal, progresista y reformista de Ciudadanos como un proyecto político autónomo, con recorrido propio y alejado de cualquier idea de convergencia con otros partidos. Serán muchas las ofertas desde otros partidos, unas reales y otras puros embelecos, porque existe un espacio político amplio que el bipartidismo quiere atraer y solo lo podrá hacer si desaparece Ciudadanos.

Es necesario volver a defender los temas que siempre han sido seña de identidad de Ciudadanos. Volver a hablar de las reformas necesarias para la modernización del país. Ser los que aportan soluciones en temas como el mercado laboral, la necesaria reforma fiscal, el apoyo a los autónomos, las reformas educativas, las políticas fiscales diferenciadas para las zonas despobladas, los que asumen sin miedo reformas de la sanidad y la educación, sin recentralizaciones pero con fuertes inspecciones nacionales y catálogos de servicios comunes para todos los españoles. Los que defiendan las políticas sociales que garanticen la igualdad de oportunidades. Ser el referente contra el nacionalismo, los defensores de la Constitución, sin miedo a reformarla cuando sea necesario, los que se posicionan frente al irracionalismo político y contra los ataques iliberales al sistema institucional. Volver a ser el partido que fuimos y que la ciudadanía nos reconoció como fiables y útiles.

Ciudadanos tiene que ensanchar su espacio ideológico, con capacidad de pacto y, sobre todo, con capacidad para mantener las reformas en el tiempo, independientemente de quien forme parte del gobierno. No es sostenible un modelo en el que se suceden reformas sin consensuar que caen con la misma velocidad que cae el gobierno que las ha llevado a cabo. Debe ser un partido con capacidad de atraer a votantes que no comparten la polarización política, votantes que se han dado cuenta de que el bipartidismo no mejora la vida de los españoles, que, desde la izquierda y la derecha, son conscientes de la necesidad reformista siempre preterida por los PP y PSOE.

Tenemos que ser un partido que fomente el debate interno, que respete las diferencias, que valore el trabajo de los que entregan su tiempo desinteresadamente, que atraiga a los mejores a formar parte de sus candidaturas. No puede seguir siendo un partido que soluciona sus diferencias arrinconando a unos, expulsando a otros y felicitándose cuando alguien se va. Es urgente recuperar el valor humano e intelectual que se ha perdido estos últimos años.

Ciudadanos se sitúa ante, posiblemente, la última oportunidad para volver a ser la opción política que represente el liberalismo, el progresismo, el reformismo transformador y la moderación, definida desde las política y no desde los extremos. Para esto es necesario el trabajo de todos, unidos, integrados y defendiendo la autonomía del proyecto político que es Ciudadanos. No obstante, aún si Ciudadanos fracasa en esta nueva etapa, el espacio político liberal y reformista seguirá existiendo en España.

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