Las preocupaciones

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Cartas de los lectores

Cartas de los lectores

“Cuando te pones en contacto con un buen amigo, te comunicas con la bondad, la belleza y la energía que hay en ti mismo. Cultivando el jardín de la amistad reducirás el espacio en que crecen las malas hierbas”. Daniel Grippo.

Me ha llevado a escribir esta columna, la relectura recientemente de un librito titulado “Cómo superar las preocupaciones”, del autor Daniel Gripp, con ilustraciones de R.W. Alley, cuya lectura les recomiendo, toda vez que, contiene una serie de “pistas prácticas” para afrontar las preocupaciones y obtener algún beneficio.

La palabra preocupación proviene del latín “praeocupatio” y significa ocupación de nuestra mente en algo no deseable. He leído varios estudios sobre el tema en cuestión, porque la preocupación está de actualidad y para algunos estudiosos existe cierta confusión con la ansiedad. La preocupación, dijo la psicóloga clínica Melanie Greeberg, “suele consistir en pensamientos repetitivos y obsesivos.”Es el elemento cognitivo de la ansiedad”.Leía, recientemente que, las preocupaciones no son en sí ni algo bueno ni algo malo; a veces nos resultan útiles para anticipar, prepararnos para resolver problemas y, a veces, simplemente nos llevan a pasarlo mal, sin aportarnos nada positivo.

Todos hemos tenido y seguiremos teniendo preocupaciones, la cuestión es que cuando esas preocupaciones son excesivas y, están fuera de nuestro control, aparece la ansiedad y el malestar. En los momentos actuales, nuestra sociedad nos lleva y empuja a tener mil y una tareas que atender, por ello las preocupaciones nos resultan desagradables y a veces se convierten en patológicas, y por ello necesitan un tratamiento, una terapia.

En nuestra vida diaria es normal que nos surjan dudas sobre qué hacer con los problemas que nos aparecen en el vivir de cada día y, a veces el no saber solucionarnos, nos genera tristeza, angustia y hemos de buscar soluciones, que por lo general no son fáciles.

Me surge la pregunta, ¿por qué nos preocupamos? Es evidente que todas las personas tenemos mil motivos para preocuparnos, porque el preocuparse forma parte del conjunto de las soluciones a nuestros problemas. Creo que partiendo de la base de que las preocupaciones van a formar parte de nuestra vida diaria, lo importante es conseguir un control de las mismas, para que no desajusten nuestra vida y se conviertan en obsesivas y nos lleven a solicitar ayuda de un psicólogo o de un psiquiatra.

Las preocupaciones pueden ayudarnos a solucionar un problema, pero cambia radicalmente, cuando se convierte en un problema para el que no encontramos solución, ello nos va a provocar, miedo, malestar y ansiedad producida por ese exceso de preocupaciones que se puede convertir en un pozo sin fondo que, está arruinando nuestra vida, máxime si nos preocupamos por cosas sin importancia, por cosas triviales. Hay un dato fundamental cual es la preocupación por el miedo a lo desconocido, como ocurre con la nueva tecnología para las personas de una determinada edad, que producen agobio e impiden disfrutar de la vida diaria; lo ideal sería mantener las preocupaciones al margen; pero muchas veces no es posible.

No hemos de olvidar que cada uno tenemos nuestra propia personalidad y hay personas que hacen un castillo de una granito de arena y, a veces es inevitable y requieren ayuda de un psicólogo. Les recomiendo la lectura del libro “Cómo superar las preocupaciones” de Daniel Grippo.

Ahora que han finalizado las fiestas navideñas y el bullicio callejero, les recomiendo el contenido de la pista número 35 de Daniel Crippo, que dice así : “La preocupación prospera en ambientes ruidosos. Tómate algún tiempo de tranquilidad. Baja el volumen y escucha la voz tranquila y serena de tu interior.Eso es... ¿No es mejor así? Ánimo y no seas catastrofista!!!

Pedro Bécares de Lera

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