Dona nobis pacem ( Danos la paz )

La paz es, seguramente, el bien más anhelado y preciado por toda la humanidad, a lo largo de la historia.

El hombre, en su interior, desea vivir en paz, es una de sus máximas aspiraciones, pero pocos son quienes luchan por la paz y dedican su vida a las causas por la paz en nuestro mundo.

La paz a nivel individual, esto es, a nivel personal, es definida , en términos generales, como un estado de ánimo interior desprovisto de sentimientos negativos, es estar mentalmente en situación de tranquilidad de espíritu, notando la sensación de estar fuerte, frente al nerviosismo, frente a la inquietud, frente a la ansiedad en general ante los desequilibrios que nos produce el estrés, el trabajo y las mil y una preocupaciones que nos genera el trabajo y la vida diaria, en general.

Creo que cada persona puede obtener la paz interior de forma distinta, pues, no hemos de olvidar que la vida diaria en esta sociedad actual, donde el movimiento es frenético hasta decir bata, hemos de buscarnos una fuente de tranquilidad.

Creo oportuno citar la fase de Jame Allen: "Cuanto más tranquilo se vuelve un hombre mayor es su éxito, sus influencias, su poder.

La tranquilidad de la mente es una de las bellas joyas de la sabiduría".

Para conseguir la paz social, a todos los niveles, en primer lugar, hemos de conseguir nuestra paz interior, nuestra felicidad y, una vez conseguida nuestra felicidad o paz interior, y para ello hemos de educar nuestra mente, siguiendo cada uno los consejos que más le ayuden, bien sean de San Francisco de Asís o de Mahatma Gandi, y lo primero que hemos de tratar de dominar, en nuestra sociedad actual, es el tiempo y conseguir intentar, al menos, es poner a un lado los problemas que nos origina la vida y rutina diaria.

Hemos de cuidar los pensamientos, nuestras palabras, nuestro actuar, corregir nuestro carácter e ir caminando con tranquilidad, no avasallando al prójimo.

Hemos de procurar siempre la paz allí donde estemos, en nuestro trabajo, en nuestras relaciones con los demás y proporcionar paz en nuestro entorno. Recuerdo que la escritora austríaca Marie Von Ebner Eschenbach decía: "Solamente puedes tener paz si tú la proporcionas".

Todo va a depender de nuestra disposición interior.

A mí, personalmente, me ayuda a conseguir la paz la meditación en una iglesia en silencio, y si es la iglesia de unas religiosas de clausura, mejor que mejor.

En la clausura, allí, en el silencio, se respira paz.

Hemos de ver lo positivo de nuestras vivencias y tratar de olvidar lo negativo.

Una vez conseguida la paz interior, hemos de luchar para conseguir la paz social, siempre tan necesaria.

El próximo día 21 de septiembre, se celebra el Día Internacional de la Paz en todo el mundo.

El objetivo es el fortalecimiento de los ideales de paz, entre los pueblos y sus habitantes y para ello, los miembros de la Naciones Unidas, tomaron 17 objetivos de desarrollo sostenible en el año 2015, con el objetivo de construir un mundo en paz.

Hay actualmente un tema sumamente preocupante cual es, el cambio climático y todos, no lo olvidemos, somos parte de la solución, para ello hemos de procurar tomar medidas sencillas como pueden ser apagar las luces, restringir el consumo de papel, acceder a casas utilizando las escaleras en lugar del ascensor, acudir al trabajo utilizando los servicios públicos de transporte y en definitiva, todos tenemos que ser conscientes y mentalizarnos para disminuir el consumo y ser más responsables.

Según manifestó el secretario general Antonio Guterres, el día 15 de mayo de 2015: "Es posible alcanzar objetivos, pero necesitamos decisiones, voluntad política y políticas transformadoras que nos permitan seguir viviendo en paz con nuestro propio clima". Recomiendo la reflexión y la meditación diaria para tratar de conseguir la paz interior que nos llevará a la felicidad y hemos de tratar de llenarnos de poder positivo, de energía y utilizar esta energía para el bien personal y social.

Busquemos la paz interior y ello nos llevará a contribuir a conseguir la paz social, siempre tan necesaria para todos.

No podía, por menos, cerrar estas líneas con la oración de san Francisco de Asís por la paz:

Señor, hazme un instrumento de tu paz, donde haya odio, ponga amor, donde hay ofensa, perdón; Donde hay duda, fe, donde hay desesperanza, esperanza;

Donde hay tinieblas, luz, donde hay tristeza, alegría.

Oh Divino Maestro,

Que no busque yo tanto, ser consolado como consolar, ser comprendido como comprender.

Ser amado como amar.

Porque dando se recibe.

Perdonando se es perdonado.

Y muriendo a si mismo

Se nace a la vida eterna.

San Francisco de Asís

La paz sea con ustedes.