No hay pueblo que no merezca ser visitado. Todos tienen algo digno de verse, admirarse. Y quien no, lo puede inventar. Me impresiona ver cómo por ejemplo Torrefrades muestra hasta la casa de Viriato. Un inmueble abandonado que con inteligencia han sabido mejorar . Eso es imaginación y ser emprendedores. Lo torpe es tener los monumentos cerrados y quejarse de que nadie nos visita. Hace días y disponiendo de un tiempo , de esos que casi no se sabe qué hacer, estando en el centro Penitenciario de Topas, en lugar de ir a Salamanca a gastar en compras y hacer bulto en la ciudad donde ya hay mucha gente, opté por visitar pueblos de Zamora. Cubo del Vino, el más cercano , fue el elegido. Entiendo que en cada pueblo por pequeño e insignificante que sea siempre se puede encontrar algo digno de ser conocido, admirado, transferido a otros lugares, aprender de sus gentes costumbres, modos de vivir. Las calles, la plaza, el ayuntamiento, la taberna, el comercio, los huertos, los parques, las personas de cháchara o en su trabajo. Uno queda sorprendido por la limpieza de sus calles. En el bar una atención magnífica y unos precios ajustados al tiempo que vivimos. Se notó a la hora de comer ya que antes de las 2 de la tarde ya éramos más de 12 personas. Menús caseros, sencillos, buenos. Un hombre amable que va a casa toma la llave de la iglesia, que aunque pequeña, está limpia y ordenada. La abre te acompaña y te deja ese saber y sabor de buena tierra, buena gente, ganas de volver. Días después dirigí mis pasos a Fuentesaúco. De entrada encuentras una gran villa. casas blasonadas y no pocas, buena fábrica, Ayuntamiento, calles arregladas no con cemento o asfalto, sino con ladrillo cocido, bares en cantidad y dos iglesias enormes como catedrales. Desde lejos se divisa que están cerradas. Uno se informa quien tiene la llave. Me voy a visitar al cura quien me dice que ni me abre, ni me presta la llave. Ni me dice quién la tiene y pueda atenderme . Tampoco tiene la obligación. Y uno se queda con pena. Un pueblo tan importante, con tantas posibilidades de atraer gentes y que de paso algún gasto harían, pero lo más importante es que conocerían su rica historia , cultura y arte pues en Fuentesauco hay de todo eso y mucho. Pero todo cerrado a cal y canto. Por suerte encontré una familia que me aleccionó sobre el rico pasado histórico de esta villa .Pero no siempre es así. En otra ocasión queriendo visitar la iglesia de La Hiniesta y estando cerrada me dirigí igualmente al cura. Le faltó tiempo para dejar sus cosas y acudir a la iglesia para abrirla y explicarla. Me culturizó. Fue un verdadero deleite su trato. Entiendo que no pocas iglesias son restauradas con fondos provenientes de los propios feligreses, de los gobiernos central y autonómico, de la diputación y de los ayuntamientos. Alguna experiencia también tengo al respecto. Normalmente las ayudas se dan a fondo perdido, sin contraprestaciones. Tal vez, si se podría por parte de quien subvenciona, estipular formas para que tanto los propios de pueblo como foráneos que nos llegamos podamos acceder a los templos u otro edificios rehabilitados no pocas veces con fondos de todos, que son dignos de ser conocidos y visitados y que por miedo o por comodidad permanecen cerrados. Y curiosamente los robos a los que aducen para su cierre acontecen cuando están cerrados. Establecer relación entre abrir y robar no es del todo correcta. También sobre este particular el Papa Francisco ha dicho una palabra, que como otras se cumple menos que a medias: En el punto 47 de la Exhortación La Alegría del Evangelio dice textualmente: La Iglesia está llamada a ser siempre la casa abierta del Padre: Uno de los signos concretos de esa apertura es tener los templos con las puertas abiertas en todas partes. De este modo si alguien se acerca a ellas, no se encontrará con la frialdad de las puertas cerradas. Luchamos a veces para que a nuestros pueblos, también a los más pequeños acuda gente como visitantes o a permanecer en ellos. En esa tarea nadie puede ser ajeno. Mostrar, enseñar, facilitar el conocimiento de las bellezas que cada núcleo encierra, es importante. Ayuntamientos y todas las instituciones tienen algo que decir y qué hacer. Pequeños museos, iglesias, ermitas , casas peculiares, como la que me enseñaron sus propietarios, bibliotecas todo puede dar a nuestros pueblos una cálida acogida, ganas de volver solo o con más amigos. Todos nuestros pueblos tienen mucha historia, cultura, vida, cosas de las que aprender.