Buena gestión, sobre todo buena gestión y decencia. Eso es lo que esperamos de IU en Zamora, le contesté a alguien que, en Barcelona, preguntaba sorprendido por el éxito electoral de Guarido y su equipo en las municipales. Eso, y resolver unos cuantos "marrones" que ha ido acumulando el Ayuntamiento gobernado por equipos del PP durante 20 años. El listado es amplio e imponente, más parece una relación de disparates que de realidades de gestión política. Enumero:

La liberación de la muralla de la Ronda de la Feria, explotada políticamente, solar a solar, en un tormento que dura ya 20 años (se ha perdido tanto tiempo que me temo, querido Herminio, que algunos no lo vamos a ver). La ubicación del legado de León Felipe, sin resolver. La rehabilitación de las Aceñas de Cabañales, abandonadas o casi. La parada incomprensible del servicio de bicicletas. El olvido o la dejadez con que ignoraron la puesta en marcha de las piscinas municipales. El foso vergonzante del Palacio de Congresos, con el agravante de negar ahora el Centro Cívico prometido en campaña. La obra eternamente inacabada y en proceso de autodestrucción del Centro Cultural del Matadero viejo en San Lázaro. La Josa, ese conflicto gratuito y sangrante con San José Obrero. El desastre de la firma, primero, y denuncia, después, del contrato con FCC-Begar para la construcción de un edificio municipal, y el consecuente contencioso jurídico de enorme coste, que veremos en qué acaba, pero que ya ronda los cinco millones. La ubicación definitiva del Museo de Baltasar Lobo, deuda cultural con la ciudad y con Europa que aportó 8 millones dedicados a la excavación arqueológica del Castillo, y que para justificar ante la UE se ubicó provisionalmente y con altísimo coste de alquiler en la Casa de los Gigantes, y que ahí sigue, gravoso y mal ubicado. El Plan General de Ordenación Urbana (2007), discutido entonces, cuestionado ahora, y sacado adelante a pesar de la enorme oposición ciudadana por su evidente falta de racionalidad. Cómo se pudo pretender proyectar una ciudad de 170.000 habitantes si a Zamora le cuesta mantenerse en los 60.000. Se pudo, se pudo?, intereses espurios lo explican. El contrato de gestión de los aparcamientos subterráneos y de la Zona Azul, anulado por la justicia hace 9 años y que, en sentencia actual, urge ahora a cumplir la propia justicia porque el Ayuntamiento anterior no la cumplió. Veremos en qué quedan también los 20 millones de euros que reclaman los concesionarios como indemnización...

Con esta relación, aún incompleta, de despropósitos es difícil entender las urgencias de Clara San Damián en criticar cualquier cosa. Parece que no se ha hecho cargo aún de las causas del cambio que la sociedad zamorana, siempre tan conservadora, ha producido en el Ayuntamiento. Extrañamente -si alguien le asesora- ha venido a criticar la falta de soluciones a problemas que los suyos generaron. No ya los cien días que el mundo periodístico, y en consecuencia también el político, dicen conceder, antes de juzgar, sino un tiempo razonable de prudencia era de esperar que se autoaplicara para no desbarrar. Pero lo más grave, lo más sorprendente es su afán de repetir que el rencor impulsa la acción de gobierno de Guarido. ¡Ay, ay!? La gente se aleja de los políticos por la corrupción, sin duda, pero sobre todo, por el cinismo con que, en general, se pronuncian y la hipocresía con que la que actúan. Ahora una joven Clara San Damián, olvidadiza o mal asesorada, tal vez tan solo un punto ingenua, recurre al latiguillo que ya su partido amortizó en la acción de desprestigio de Zapatero: el rencor.

Y su compañero Maíllo -ahora promocionado- afirma que es una pena tener un alcalde que no apoyó la llegada del AVE a Zamora. De penas, de las que nos causó su partido, estamos bien hartos los zamoranos. ¡Ay, el cinismo! Se queja además de la ausencia del alcalde en actos religiosos: No sé si Maíllo es creyente, pero si lo es, como parece, sorprende que desee que alguien que afirma no ser creyente presida actos religiosos.

En esta ofensiva, porque de una ofensiva se trata, solo faltaba el señor González Prada acusando al alcalde de falta de capacidad, desconocimiento, dar palos de ciego, postureo, actuar como en la oposición, intereses partidistas, ánimo de enredar, mucha cara, desvergüenza, pérdida de tiempo, desgobierno, fiasco, engaño (¡todos estos términos en un articulito!), ¡hombre, que queremos leerle!, use usted menos tópicos y, cómo no? evite insinuaciones tan insidiosas y poco elegantes como la de que las aceras de Cardenal Cisneros se arreglan porque allí viven el alcalde y su esposa. Mira tú, los demás no pasamos por allí, no tropezamos y no vemos que sea necesario. ¡Vaya por Dios!

Durante años, IU ha trabajado para ganarse a pulso el apoyo de la ciudadanía. La ironía de Paco Molina y su enorme trabajo denunciador, la mordacidad dialéctica de Laura Rivera, la paciencia y la seriedad de Guarido, apoyados todos por la constancia y el convencimiento de quienes les rodean, empezando por el incombustible Amable García, han traído a Zamora este resultado. Son gente decente, y decencia y buena gestión es lo que hasta ahora estamos viendo.