La polémica sobre el posible cierre temporal de los Paradores Nacionales de Benavente y Puebla de Sanabria ha tenido en Zamora un efecto colateral surrealista, que, misteriosamente, ha pasado casi desapercibido. Me refiero a las amenazas del presidente de la Diputación de sacar a la luz los enchufismos del PSOE en la cadena hotelera estatal.

-¡Que los saque, que los saque!, gritaron a coro miles de zamoranos.

Y es que el personal es muy retorcido. La gente confiaba en que si Maíllo tiraba de lista, los sociatas respondieran con una relación similar, que, a su vez, generaría la contrarreacción pepera y movería a otros grupos a difundir sus agendas, y así la bola iría creciendo hasta vaya usted a saber dónde, don Procopio, que esta es tierra de mucha mamandurria al compás de apellidos, caciques, muñidores, camaradas, compañeros de pupitre y hasta panderetas de la misma tuna.

-Ni que lo diga, señor Emerenciano, que en Zamora despide usted a los enchufados y se quedan las oficinas y demás con menos tropa que el ejército de Andorra.

Ese, precisamente, fue el temor. Nada más hacer Maíllo sus retadoras declaraciones un escalofrío recorrió la leche de despachos, o sea la inmensa mayoría.

-A ver si empiezan a salir listas y más listas, la gente nota que hay más enchufados de la cuenta, pide austeridad en el sector y acaban por aplicar un ERE de enchufados, dijo un jefe de bedeles, primo carnal de un parlamentario perpetuo.

El cuñado de un dirigente (no importa lo que dirigía) provincial se cabreó mucho.

-Eso sí que no; tenemos que hacer algo; y que sea gordo.

Total que, en menos de dos horas de horario laboral y a través de los teléfonos públicos, se creó la Plataforma Zamorana por el Mantenimiento de los Enchufes (Plazapemanen), cuya primera decisión fue pedir una entrevista con Maíllo, más que nada para saber cómo llevaba lo de las listas. Ante la negativa a recibirles, la Plazapemanen convocó concentraciones ante las instituciones con enchufados, es decir ante todas. Acudió mucha gente, sobre todo familiares de los afectados. Algunos hacían cola para pasar de parientes a enchufados. Se vieron pancartas con lemas como «No al ERE en el enchufismo» y «¿Qué sería de Zamora sin enchufes?», y se corearon consignas como «Los enchufados unidos jamás serán vencidos» y otras igual de ingeniosas e imaginativas.

La verdad es que aquellas acciones tuvieron escasa repercusión y ningún efecto. Así que la Plataforma tiró por la calle de en medio y convocó una gran manifestación que inmediatamente fue respaldada por sindicatos, organizaciones agrarias, movimiento vecinal, ecologistas, amas de casa, APAS y todos los partidos políticos sin excepción ya que cada uno tenía su buena ración de afiliados en peligro. Ninguna entidad podía permitir una rebaja en el número de enchufados. En los días previos a la gran marcha, decenas de piquetes recorrieron la provincia para concienciar a los pueblos de la necesidad de defender a los enchufados. Al fin y al cabo, también en el mundo rural abundaban estos especímenes, presentes en cajas de ahorros, asesorías, guarderías forestales, delegaciones comarcales, vías y obras, cooperativas y demás. La manifa, claro, fue un exitazo. Como si quisieran cobijar a los enchufados de dentro, treinta, cuarenta, cincuenta mil personas rodearon las murallas de la ciudad tras una pancarta con más de 60 siglas en la que se leía «Zamora, por el enchufe». Hubo hasta sentidas adhesiones de emigrantes. A la vera de la catedral un ilustre cofrade lloraba de emoción.

-¡Veis cómo se arreglan las cosas!, ¡ay si nosotros pudiéramos enchufar a alguien en la Junta pro Semana Santa, otro gallo cantaría!

Pese a la euforia, la Plazapemanen no las tenía todas consigo. Temía una reedición del Pacto de los Luises que condujera a la publicación de listas acordadas de enchufados y que estos fueran los que pagaran el pato de la austeridad enchufil. De modo que decidieron convocar una huelga general indefinida de enchufados.

-Ni un enchufado trabajando, afirmó el sobrino de un procurador.

-Cuidado con las palabras que las carga el diablo; eso mismo dice mucha gente cuando ve los despachos vacíos y los ordenadores apagados, advirtió el hermano de un asesor.

La medida sí funcionó. Durante un tiempo, los enchufados de Zamora secundaron el paro y dedicaron su jornada laboral a elaborar una tabla reivindicativa cuyo único punto rezaba: «Colocación para nuestros hijos». Aunque la huelga no se notó mucho en el exterior, las autoridades acabaron por ceder y retiraron el ERE para enchufados.

Desde entonces, en Zamora las cosas siguen como estaban y como estuvieron siempre.

Y colorín, colorado. Y Felices Fiestas.