Arcadio Rodríguez Cepeda

Dada su juventud junto a su formación universitaria, vivirá plenamente los avatares de la vida nacional, avatares que como a los de su generación, les marcará, obligándose muchas veces a un supremo esfuerzo de adaptación, no siempre fácil ni cómodo.

Hijo de una tierra que marca con la claridad y la luz de sus llanuras, en las que el horizonte parece extenderse, atrayendo como si la luz cegadora de sus mediodía asentara el espíritu atormentado por los azares y las veleidades de la vida, la belleza de los atardeceres le inspirara el encanto de su espíritu generoso y abierto hacia los que le rodean. Llanura de Campos, en la que la mística y la ascética escriben en el espíritu de los que en ella han crecido una serie de comportamientos y hasta un estilo digno de seguir. Arcadio dio claras muestras de ese espíritu que le inspiró el determinismo de esa Tierra de Campos que atrae, enseña y cautiva.

Don Arcadio fue siempre un ejemplo de hijo de esa bendita tierra.

Nuestro personaje vive y sufre todas las inclemencias históricas de la década del treinta y llega a Zamora en marzo de 1940.

Arcadio se adapta a la nueva situación sociopolítica a pesar de las tensiones provocadas por la adaptación a las fórmulas del nuevo Régimen y en octubre de 1948 contrae matrimonio con Angelita Almaraz, familia de rancia solera en la capital y provincia, de cuyo matrimonio vendrán al mundo cinco hijos.

Muy vinculado a la vida social, se presenta a concejal por el tercio familiar, siendo elegido y tomando posesión del cargo según lo establecido el primer domingo de febrero de 1952 por un mandato de seis años. Dado su carácter apacible, bondadoso y de una entrega total a sus responsabilidades, a lo largo de estos seis años de actividad en la Corporación municipal todas las celebraciones y actividades de obligado cumplimiento por parte de la Corporación estarán representadas y actualizadas, en la medida que en esta década del cincuenta se comienzan a establecer de manera definitiva las nuevas fórmulas y se inicia una evolución y un desarrollo lento pero definitivo en todos los órdenes sociales.

Las cuarenta horas, la festividad de San Pedro junto a la Hiniesta y Valderrey o el Cristo de Morales junto a la Concha en la que Arcadio tiene cosas que hacer y corregir, forman parte de una actividad que deja huellas.

Hay un aspecto y actividad de la labor desarrollada por nuestro personaje que corresponde a un fenómeno y actividad que comienza a organizarse y a ponerse en marcha, el Turismo. Sin más podemos asegurar que con él se inicia este fenómeno que se consolidará definitivamente y adquirirá una personalidad y entidad digna de tenerse en cuenta, como es fácil contabilizarlo a partir de esa década.

Don Arcadio Rodríguez Cepeda forma parte de una élite de personajes que a lo largo de tres décadas constituyen los pilares básicos del desarrollo, dentro de los medios y ambientes propios y su carácter le confirmó siempre por su cercanía y su carácter afectivo. Falleció el 5 de mayo de 1981.