María Ángeles Rodríguez

"No se habla suficiente de las secuelas del cáncer y puede ser lo más duro porque cuando terminas te das cuenta de todo lo que has pasado"

"En Zamora se puede encontrar muchísimo apoyo, la AECC y el servicio de oncología son espectaculares, me he sentido muy apoyada y arropada todo el tiempo"

María Ángeles Rodríguez

María Ángeles Rodríguez / Cedida

María Ángeles Rodríguez, una mujer sumamente vital y divertida, afectada por el cáncer de mama, participará en el evento “Cáncer de mama, avanzando hacia la cura”, organizado por La Opinión-El Correo de Zamora, para compartir su historia y arropar a aquellas mujeres que se encuentran pasando por lo mismo, devolviendo el cariño y el apoyo que le brindaron durante todo su proceso. Las jornadas, patrocinadas por Fundación Caja Rural, el Ayuntamiento y la Diputación de Zamora y con la colaboración de AECC, se celebrarán el 10 de octubre en el Campus Viriato.

–¿Cómo empezó todo?

–Me encontré un bultito pequeño en el pecho, pegado a la costilla y fui al médico de cabecera. Como tenía la mamografía a los dos meses, me recomendó que esperase para la prueba, aunque no me parecía lo mejor. Esperé, pero el bulto se me hizo más grande y tuve que volver al médico, que se había jubilado, y otra doctora pidió una mamografía. A continuación, me dijeron que me tenían que hacer una biopsia. Después de hacérmela me llamó el médico y me comunicó que habían encontrado algo, que había que mirarlo. Cuando fui, el día de mi cumpleaños, el 28 de enero, la consulta era con el cirujano y ahí no sabes muy bien que esperar, miras las caras de las personas que salen y no salían ni muy bien, ni muy mal. Además, yo había estado en el otro lado, había visto unas cuantas cosas. El doctor me comunicó que tenía un tumor, muy pequeñito, que no estaba extendido, aunque había que hacer más pruebas y en febrero me operaron.

–¿Qué fue lo más duro? ¿qué habrías necesitado en esos momentos?

–Me habría gustado que el primer médico que me vio me hubiera hecho caso, que al acudir a consulta con un bulto saliera de allí con las pruebas pertinentes. Por otro lado, el cirujano me informó de que iba a necesitar solamente la radio y la pastilla, pero cuando me llamó la oncóloga, después de todo, me dijo que también me iban a dar quimio, eso fue duro. Me dura un cuarto de hora y procuro hacer mi vida enseguida, solo estuve mala, muy mala, seis horas la primera quimio, pero en las demás, al día siguiente me iba de camino rociero y volvía a bailar. Soy una persona muy vital, no puedo estar quieta y también muy de arreglarme. Empecé usando pañuelo, pero mi hermana me regaló una peluca para que pudiera ponerme las flores que me gustan, porque yo quería verme yo. Nunca me he sentido una persona enferma, aunque he tenido mis momentos y mis secuelas, pero soy partidaria de que cuando todo acaba, meter los papeles, los informes, todo, en el fondo de un cajón y seguir con la vida, porque es lo más importante que puede hacer uno, en la medida que pueda. Cada día que me levanto tengo en mente que hay que aprovechar cada minuto de vida que tengas y disfrutar cada segundo.

–También ha estado en el otro lado, como cuidadora, ¿le ha ayudado a afrontarlo?

–Si. Estar en el otro lado me ha ayudado muchísimo. De lo que me pasó con mi madre y con mi hermano salí fuerte. Es por lo que he podido llevarlo de la manera que lo he llevado yo. Soy muy echada para delante pero no era valiente para las agujas, las pruebas, la sangre, etc. Solo con el olor me ponía malísima y el estar de cuidadora me hizo salir muy reforzada. Cuando mi madre se fue necesité ayuda psicológica y psiquiátrica, ahora no lo he necesitado. He tenido mucho apoyo y compañía, pero al menos eso no he sentido que lo necesitara.

–¿En qué punto se encuentra ahora?

–Estoy muy bien pero peor que cuando me daban la quimio, porque me han quedado secuelas. Durante la quimio me tenían que dar taxol, y a la tercera o cuarta sesión empezó a afectarme a los pies, se me pusieron los dedos negros y se me cayeron algunas uñas. Ahora no los noto bien, están como muy acolchados, fríos y en la punta de los dedos de la mano tengo hormigueos. Esto dicen que se pasa, pero creo que va a ser para largo. Por otro lado, la pastilla me ha provocado mucho dolor de huesos, pero bueno, me levanto un poco más torpe, pero a los dos minutos ya estoy funcionando.

–¿Cree que se habla suficiente de las secuelas que deja el cáncer?

–No, no se habla suficiente y las secuelas son muchas veces lo más duro. Cuando estás con el tratamiento estás con el foco puesto en acabar, en las pruebas y las sesiones, casi no te enteras de mucho, estás en una burbuja. Pero, cuando terminas, es cuando miras atrás y te das cuenta de todo lo que has pasado. En mi caso no lo veo con agonía ni ansiedad, pero ha sido muy duro y si no lo gestionas bien puede ser un problema enorme. Yo feliz estoy, pero si no tuviera las secuelas, seguramente no recordaría prácticamente nada. Claro, mi caso no es universal, tengo unas secuelas con las que puedo hacer mi vida, pero no es el caso de otras personas, mi hermano tiene secuelas mucho más severas.

La AECC de Zamora te permite estar en un ambiente de personas que están en las mismas circunstancias que tú

–¿Qué redes de apoyo puede encontrar una persona afectada de cáncer en Zamora?

–En Zamora se puede encontrar muchísimo apoyo. La AECC de Zamora es espectacular, igual que el servicio de oncología de Zamora, porque te tratan y te hablan de una manera que no hay palabras. La forma que tuvieron de darme el diagnóstico, claro, pero con una calidez y cercanía enorme. Las enfermeras y todo el personal que está allí te ponen una sonrisa enorme todos los días que es medicina para el alma, son personas extraordinarias. Tanto las oncólogas como todo el personal han sido maravillosas, me han dado la normalidad que yo he querido siempre. Las personas que estamos así queremos eso, que nos traten como a personas normales, no como a enfermas. En la Asociación tienen de todo, cualquier cosa que puedas necesitar, además de un montón de actividades para que la cabeza esté ocupada. Te dan clases de inglés, de gimnasia, excursiones, convenciones, de todo. La asistente social, Sara, estuvo conmigo todo el tiempo, desde el minuto uno, era verla a ella y yo ya me animaba. La Asociación para mí ha sido de muchísima ayuda, te permite estar en un ambiente de personas que están en las mismas circunstancias que tú, o mejores, o peores, porque nada es igual. Mi amiga Espe, voluntaria en la AECC, estuvo conmigo en la primera quimio, eso es lo que te hace la Asociación, te rodea de personas con las que lo puedes llevar de forma natural, porque hay gente que lo pasa mejor y gente que lo pasa peor.

–Compartir momentos y poder hablar con personas que se encuentran en la misma situación ayuda.

–Es fundamental. Por eso eventos como este son tan importantes. En uno de los que organizó el periódico anteriormente, salí a hablar, conté mi historia y cuando salimos, una amiga de las Águedas me contó que otra amiga suya se operaba al día siguiente, que había ido al evento como un flan y salió de allí de otra manera, mucho más animada. Eso es lo importante, a veces cuesta más y tener delante a personas que te dicen que puedes hacerlo y que te den otra visión es importantísimo, sentirte apoyada, arropada, en todo momento.