¿No coge nadie el autobús?. “Quién, si no hay gente” responde un vecino frente a la solitaria marquesina de La Tuda.

A las 9.10 de la mañana llega con puntualidad el vehículo encargado de realizar la ruta por los nueve anejos de Pereruela para que los vecinos que deseen puedan votar. En la cabecera está la única mesa, con un censo de 463 electores, en este municipio de Sayago.

José Antonio Bartolomé, presidente de la mesa electoral de Pereruela Emilio Fraile

Al volante de un microbús de 16 plazas, el conductor Francisco Iglesias visualiza concienzudamente el recorrido guiado por un mapa. Difícil cumplir el plan cuando nada sale según lo previsto. Llega de Pueblica de Campeán y nadie, Las Enillas más de lo mismo. En La Tuda no es distinto. Vuelta hacia Sobradillo de Palomares y nada.

Francisco Iglesias se recorrió ayer alrededor de cien kilómetros por el municipio de Pereruela de Sayago para recoger a dos personas. Dos mujeres que montaron, una desde La Cernecina y otra en Arcillo. Eran amigas y “quedaron” para ejercer su derecho. Ni en Malillos ni en Sogo ni en San Román de los Infantes había personas esperando al autobús en una jornada electoral atípica y en una mañana desapacible. El conductor volvió a Sobradillo para cumplir el horario previsto. Ni un alma.

El conductor observa el mapa de ruta Emilio Fraile

“Ya me habían advertido los compañeros que no montaba nadie” cuenta Iglesias poco sorprendido mientras recorre carreteras y caminos imposibles sin un pasajero al que dar los buenos días. “No salen en las generales como para salir ahora de casa” comenta el conductor con resignación.

El autobús en el recorrido por el municipio de Pereruela, vacío Emilio Fraile

“Cómo va a haber ganas de votar, prometen el oro y el moro y luego no dan nada. Para las elecciones bien que ponen los autobuses, podían darse la misma prisa que para traer al médico. Han dejado a la gente abandonada” se escucha en la quietud de un domingo que en ciertos pueblos no es nada distinto al anterior. Ni misa, ni bar, casi ni vecinos.

Los que pueden, y quieren, se desplazan a votar con su coche. Pero hay un colectivo, cada vez más numeroso y silenciado, de personas ancianas y solas que no tiene esa posibilidad. Para ellas la Junta ha habilitado un servicio de transporte que, a juzgar por lo ocurrido en los pueblos de Pereruela, no ha suscitado el mas mínimo interés.

El cartero llega a Pereruela con los votos por correo Emilio Fraile

Aún así, el responsable de esta zona cumplió con su ruta por estos pequeños pueblos de Sayago con algún trayecto para olvidar. De La Tuda a Pereruela un auténtico camino de cabras, con socavones y tramos que no tienen ni asfalto. “Es lo que hay” concede paciente el conductor, más acostumbrado a largas distancias. “De no ser por la pandemia igual ahora andaba por Galicia o Portugal”.

En Pereruela, la mañana fue más que tranquila. A las diez solo había 8 papeletas en la urna de una mesa electoral presidida por José Antonio Bartolomé, quien fue director general de Trabajo de la Junta hasta que la disolución de las Cortes dejó fuera de juego a todos los cargos de Ciudadanos.

Francisco Iglesias hace tiempo en Sobradillo de Palomares Emilio Fraile

Censado en Sobradillo de Palomares, donde reside, Bartolomé tiene tiempo para estirar las piernas y salir a hablar por teléfono.

“Todo tranquilo” confirma la patrulla de la Guardia Civil que recorre los pueblos. El mecanismo funciona. Llega el cartero con los votos por correo. Por la tarde volverá, cuando acabe el recuento, para recoger las actas. “¿A qué hora más o menos?” pregunta. “Igual a las ocho y cuarto aquí está todo listo”.