El piragüismo constituye un extraño fenómeno para una provincia como es Zamora, tan alejada de los grandes éxitos internacionales del deporte español. Esta especialidad nació en el Club Náutico a caballo entre los años 60 y 70 y pronto comenzó a aportar grandes éxitos, comenzando por aquel título mundial que firmaban Juanjo Román y Juan Manuel de Castro un año antes de los Juegos de Barcelona donde acariciaron el podio, y donde Belén Sánchez se convirtió en la primera española finalista olímpica, iniciando una brillante participación en los Juegos posteriores sumando varios diplomas. Fueron tiempos en los que en la selección española llegaron a coincidir varios zamoranos como Alberto Sánchez, Goyo Vicente, Francisco Cabezas, Oscar Pozo, y en los ríos, Toribio con José Luis Román alcanzaban la gloria en el Sella. En los Juegos de Atlanta comenzó a mostrar su clase Emilio Merchán, que no ha parado desde entonces, sumando además de su diploma olímpico, un mundial en pista y cinco de maratón. Llegarían después las dos estrellas femeninas de los últimos años como son Eva Barrios y Laura Pedruelo; y toda una generación de grandes maratonistas con muchas medallas. Esta inagotable cantera parece no tener fin y con Carlos Garrote hemos recuperado la gran ilusión por esa medalla olímpica que tan injustamente se resiste.