El Real Madrid dejó sus mejores minutos de la temporada pasando por encima de una Real Sociedad a la que goleó desatando su versión arrolladora desde la figura de Xabi Alonso, que aporta el equilibrio que necesitaba Carlo Ancelotti. La dimensión de la figura de Xabi Alonso se ha comprobado en su ausencia. Es un futbolista imprescindible para el Madrid. Devuelve el orden al equipo. Da equilibrio. Aporta variantes de juego que añoraban sus extremos. Y mejora a futbolistas como Khedira o Modric que sienten cubiertas sus espaldas.

El regreso del 14 blanco ha permitido a Ancelotti encontrar al fin su equipo y un sistema en el que encajan a la perfección sus tres balas de arriba. El 4-3-3 explota las virtudes de Cristiano Ronaldo, Gareth Bale y Benzema. Aunque por el camino deja jugadores que comenzaron la temporada en su mejor nivel y han pasado a un segundo plano. Di María e Isco no encuentran su sitio. Son los damnificados. El Madrid buscaba la continuidad a un juego racheado, que pasa por momentos de dudas en cada partido y provocó inestabilidad defensiva ante Sevilla y Rayo. Consiguió su objetivo para pasar por encima de la Real. La idea de Jagoba Arrasate era valiente: atacar con Vela, Griezzman y Seferovic. Pero esta vez el equipo de Ancelotti fue un bloque. Defendió en todas las zonas del campo guiado por un líder que no para de colocar a sus compañeros: Xabi Alonso.

Nacía el partido con un latigazo de Cristiano Ronaldo al travesaño desde una banda. Sólo a él se le ocurre probar suerte de tal manera. Fue el aviso de un partido que deja su nombre para el debate del «Balón de Oro». Está en el mejor momento de su carrera. No tardó mucho en anotar el primero, a pase de Benzema y aprovechando el error de los donostiarras al tirar el fuera de juego. El portugués no perdonó. Control y chut con potencia al único espacio que le dejó Bravo. Habían pasado 12 minutos y del conjunto donostiarra no había noticias. Superado en todas las facetas del juego. Corriendo tras el balón. Viendo cómo Xabi Alonso lanzaba pases en largo a las carreras de Bale, cómo la movilidad de Benzema descentraba a los centrales y Cristiano aparecía desde cualquier rincón del campo para chutar. Tuvo el segundo a pase del galés y Bravo sacó abajo. Nada pudo hacer cuando Benzema remató de primera una jugada de equipo que inicio con Modric. Calidad del croata en el toque de exterior para lanzar la jugada. Tres toques, pase de Cristiano y gol del francés. El Bernabéu disfrutaba de su mejor fiesta de la temporada cuando llegó el tercero por un penalti discutido por mano de Mikel González que cortó sin intención un disparo de Cristiano directo a portería. El colegiado no lo dudó, menos aún Ronaldo, que cambió su mecánica habitual y chutó suave, centrado.

Con 3-0 se reprodujo en la mente de muchos los dos últimos partidos ligueros, pero en esta ocasión su rival no pasaba de centro del campo y, firme en defensa, Khedira se atrevió a descolgarse en ataque. La «rompió» llegando desde atrás para marcar el cuarto y puso en bandeja otro a Cristiano, pero apareció Bravo para salvar el testarazo. En pleno festival, Bale tuvo dos claras que perdonó.

Nació la segunda mitad y en el momento en el que la motivación se redujo apareció la exigencia de la afición del Bernabéu. Con 4-0 comenzó el run run cuando la Real comenzó a tocar. Así llegó una acción en la que Griezmann se dejó caer ante la salida de Diego López, y segundos después un pase a la espalda de Varane que, desviado por Pepe, le llegaba al delantero donostiarra para lograr el de la honra. El Madrid se había confiado, pero en el campo tenía a un jugador que siempre quiere más: Cristiano Ronaldo. El portugués mostró su hambre generando acciones de peligro y marcando de falta el tanto que cerró la goleada. Fue la guinda a la versión más arrolladora de un Real Madrid mayúsculo durante una mitad bajo la batuta de Xabi Alonso. Le falta continuidad para firmarlo todo el partido.