Sarracín de Aliste revive su esencia más pura

El pueblo alistano recrea el ritual que nace de la leyenda de los amoríos de la Filandorra y el Diablo Grande, que mató a su hijo para poder casarse con la Madama

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

La Sierra de la Culebra ha regresado a sus orígenes de leyendas y tradiciones con la celebración de “Los Diablos” de Sarracín.

Cristian Fernández Ríos fue el elegido este año para dar vida al Diablo Grande y encargado de portar las tenazas de escalera, siendo su compañero de aventuras y desventuras Javier Baladrón Vara como Diablo Pequeño.

Fueron los más madrugadores en salir del entorno de la iglesia parroquial de San Miguel Arcángel y hacia las 10 de la mañana ya estaban en casa del alcalde pedáneo de Sarracín Francisco Javier Lorenzo Fernández para pedirle y obtener el permiso para celebrar la antigua Obisparra. 

Completaron la recreación la Filandorra (Gonzalo Villar Gallego), Rollón (Marc Villar Molinero), Molacillo (Lorena Vara Blanco), Ciego (David Ruiz Gallego), Galán (Andrea Gallego Rodríguez), Dama (Naiara Giraldo Pérez) y como Hombres del Saco (Oscar Giraldo Pérez y Nerea Canas Pérez). Las tonadas y cantares corrían a cargo de los “Gaiteros”: Manuel Folgado Casas, Nerea Lorenzo Blanco, Miguel Folgado e Iría Arias Ríos.

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

La endiablada comitiva fue recorriendo una por una todas las casas familiares del pueblo felicitando el año a sus moradores y recibiendo el aguinaldo entre rituales marcados por las persecuciones y peleas callejeras.

El Galán y la Madama son quienes representan la esencia pura del pueblo de Sarracín y por lo tanto el bien, son ellos bailadores y no participan en las peleas. El Ciego y el Molacillo parecen atraer la tragedia y se vieron envueltos en todas las peleas. La debilidad del invidente es el vino y las mujeres a las que se acerca para oler, pues no puede verlas.

Los Diablos de Sarracín tienen su propia memoria histórica sobre la que se sustenta el ritual. Cuanta la leyenda guardada a buen recaudo en la memoria de los más ancianos que los Diablos era moradores de la cercana Sierra de la Culebra por las cumbres de Moya Pan y en la serranía fue donde el Diablo Grande engendró un niño con la Filandorra, hermana del Rollón, una familia muy pobre que bajaba cada Año Nuevo a pedir limosna y después regresaban a su cabaña.

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

En una de esas bajadas se encontraron al Ciego y al Molacillo pidiendo también y decidieron expulsarlos del pueblo con la consiguiente escaramuza. El hecho fue que en ese mismo día el Diablo Grande vio y conoció a la Madama y se quedó prendado de su belleza: enamorándose perdidamente de ella. El problema estaba en que para poder casarse con ella había de librarse del hijo que lo ataba a la Filandorra. Astuto él tenía que matarlo y aprovecho una de las peleas para cometer el parricidio. Al final arrepentido de matar a su primogénito lloraría sobre su tumba.

Finalizada la petición del aguinaldo tenía lugar el entierro del Niño para poner fin a la celebración. Primero aparecía el Diablo Grande arando y formando una cruz con el pico y la pala.

El cortejo fúnebre estuvo encabezado por los Diablos (ya sin tenazas ni pica), el Ciego reconvertido en Obispo y el Molacillo en Monaguillo, portando La Madama y el Galán al niño entre los llantos de la Fillandorra y el Rollón que lloró a su hijo y sobrino, para finalizar con el responso y el entierro

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

Sarracín, Riofrío y Abejera tienen como un denominador común en sus mascaradas los sones originados por las tenazas de escalera, las castañuelas y las cencerras junto a las gaitas y los tamboriles. Juan Francisco Blanco González de Riofrío es quien más ha indagado en sus aconteceres.

Es el alistano de cálculo exacto y preclara memoria, por lo cual no es de extrañar que hasta en sus orígenes controlasen y no dejasen al azar la colocación de las cencerras para que estas produjeran el sonido por ellos deseados: “Adivina, adivinanza, / va al monte y no come; / va al río y no bebe / y de tocar se mantiene”

El Diablo Grande porta entre 5 y 7 cencerros machos, medianos y negros de los que utilizan las vacas. Por su parte el Diablo Chiquito lleva entre 12 y 15 cencerra hembras y claretas. Ello va en función de la espalda: antaño la media de un varón estaba en 162 centímetros y por encima de los 180 hoy.

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

La diferencia está en sus sonidos ya que los cencerros machos originan un sonido seco pero que suena mucho más, sin embargo, las cencerras (hembras) crean un menor sonido, pero por contra más alegre: éstas a su vez se diferencian entre las “Claretas” por su sonar más claro y las “Llorinas” que son más alegres.: “Échate al cuello un cencerro y te seguirá todo el pueblo”.

Los “Badajos” eran obra de los propios pastores y vaqueros utilizando desde cuernos de caprino o vacuno a madera, siendo la mejor de urz, jara o encina, labrada a mano con la navaja portuguesa de Martins Palaçoulo, que luego se untaban con tocino y se curtían a al calor de lumbre con lo cual se evitaba que luego se abriera y sonara mal.

Mascarada de Sarracín de Aliste

Mascarada de Sarracín de Aliste / Ch. S.

La “Tenazas de Escalera” son la seña de identidad de los Diablos Alistanos. Antiguamente se elaboraban utilizando palos de madera de negrillo, la más abundante, dura y preciada en Aliste, que eran engarzados entre sí utilizando los “Bilos” de jara de las “Cinco Llagas”. La madera de negrillo es mucho más pesada que la de chopo, pero a la vez es más resistente con lo cual restrallan más al abrirse y cerrarse. Los dos primeros tramos son más largos (una cuarta) para de esta manera evitar trizarse la manos. En su punta llevan dos cuernos de cabra con los que se atrapa a los perseguidos en las peleas o en busca de la cuestación.

Las antiguas “Castañetas” alistana, ahora “Castañuelas”, son las protagonistas para acompañar en el alistano “Baile Llano” y se elaboraban con madera de encina, fresno, castaño, madroñera (candena) o urz adornadas con flores y figuras zoomorfas esculpidas a navaja. Aunque similares son diferentes: una es la “Hembra” con sonidos más agudos y la “Macho” con toques más graves.

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