El universo de una caja de lata, en Zamora

El contador José Luis Gutiérrez, "Guti" y la ilustradora Leticia Ruifernández alumbran «Memorias en conserva», un nuevo tributo a la «palabra de vieja» y los recuerdos

El proyecto es fruto de "muchos años de escucha y de paciente recuperación de memorias, imágenes, sonidos, texturas…"

La obra se presenta el día 2 de noviembre en el Museo Etnográfico de Zamora

Leticia Ruifernández y José Luis Gutiérrez "Guti".

Leticia Ruifernández y José Luis Gutiérrez "Guti". / Biblioteca de Villamayor

Cuando alumbraron "Cuaderno de últimas voces", Guti y Leticia vieron la necesidad de continuar con las "historias de viejas". Y si bien estos artistas de pluma y pincel ya se conocían de encuentros e inquietudes comunes, el primer libro al alimón de la ilustradora Leticia Ruifernández y el contador José Luis Gutiérrez (Donguti), sembró tal complicidad y respeto mutuo que de esa "sensibilidad compartida" solo podía emerger un nuevo trabajo. "No nos hemos juntado para hacer un libro, esto viene de muy largo", aclara el narrador.

"Memorias en conserva" llega envuelto en una caja de lata, como una necesidad de "atar los recuerdos, los saberes, las vidas confiadas en décadas dedicadas a la escucha de viejas". De aquellas latas de membrillo donde igual cabían fotos que cartas que postales que facturas que mapas viejos que material de oficina que pólizas… Cosas que van quedando en los cajones de las casas y al final, muchas, terminan en la basura o en el Rastro. "Memorias en conserva" es fruto de "muchos años de escucha y de paciente recuperación de memorias, imágenes, sonidos, texturas…", revelan los autores.

Memorias en conserva, la última obra de José Luis Gutiérrez "Guti" y Leticia Ruifernández.

Memorias en conserva, la última obra de José Luis Gutiérrez "Guti" y Leticia Ruifernández. / José Luis Fernández

En la caja está el relato, la palabra de vieja. Y están las imágenes, los soportes donde la palabra se ancla. De nuevo Donguti y Ruifernández en acción.

"Llevo años escribiendo todas las mañanas. Me levanto y tengo mis carpetas, mis cajas, mis libros de fotos. Cuando encuentro una que cuadra con algo que tengo en la cabeza, empiezo a escribir. El primer relato sale con esa urgencia de media hora (en Facebook), pero he ido viendo que las historias enganchan y entonces empezó a ser muy sistemático" explica Guti. Reunió así más de ochocientas narraciones –para ser exactos, 876– "con lo mío de siempre, que es escuchar viejas".

Escuchar para escribir. El resultado es "memorias de gente, hiladas unas con otras", donde no caben puntos ni guiones ni comillas. El relato puro, porque "la memoria de los viejos no va puntuada, cada idea va atada a la siguiente".

Un río por el que fluyen cosas que alguien contó, memorias de las abuelas, de las incondicionales viejas de Aliste o Sanabria. Esta vez, más allá de su territorio íntimo de la Zamora rayana, por "Memorias en conserva" transitan historias de Extremadura, Almería o La Coruña; "de toda la gente que me ha acogido en su casa". Porque cuando a Guti le abren la puerta se mete hasta la cocina, la de los pucheros y la del alma.

Seleccionar todo ese material –con el banco de imágenes que le acompaña, latas repletas de cosas a las que la memoria se aferra–, y concentrarlo en "las historias de mayor calidad", ha sido una labor de artesanía pura. Como el escultor que cincela la piedra, Guti ha ido depurando esa montaña (ordenada) de relatos, hasta crear una figura en forma de 80 narraciones, en el arco de 1900 a 1950, donde caben guerras, enfermedades, disparates, locuras... "Este libro me ha dado la oportunidad de mezclar historias de muchas fuentes. Por ejemplo, de ánimas, que son potentes en Santa Cristina de la Polvorosa, pero también lo eran en Sejas de Aliste, Pedrazales o Nuez, que son mis sitios. Y al final crear una buena historia de todas en conjunto" describe el contador zamorano.

Y con todo ese material ha trabajado Leticia Ruifernández desde su estudio en Garganta de la Olla, en la comarca de la Vera extremeña. Cuando recibió el montón de documentos, fotografías, carpetas polvorientas, recortes de prensa, lo primero que pensó fue "en esas cajas de las abuelas que las abres y sale una foto, luego una carta, luego… todo mezclado pero guardado en ese amasijo que es la memoria". Y fue empezar a soñar y armonizar el universo de los dos creadores. Cómo ilustrar esos relatos siempre asociados a una fotografía, a una imagen concreta. Y pensó en el collage. Todo un desafío porque "no es una técnica que yo maneje habitualmente: lo mío es más el mundo pictórico y la acuarela" cuenta la ilustradora.

"Pensábamos que debía haber algo en la mano que te llevara a la historia y así nos vino la caja". Esa caja que sacaban las abuelas en las tardes de invierno de mesa camilla y brasero, donde salían muchísimas historias "de mis bisabuelos, a los que no conocí, del caballo pinto de mi abuelo, que se murió pronto, de la vaca que compraron, de la hermana muerta de mi madre. Y así en cada casa, porque siempre había una lata donde guardaban todos esos recuerdos" evoca Guti.

Algunas de las iulstraciones de "Memorias en conserva".

Algunas de las iulstraciones de "Memorias en conserva". / Imago Bubo

En esa tarea de investigación, Leticia comenzó a desempolvar baúles, cajones y armarios, todo lo que puede guardar en su casa una abuela de 100 años que aún vive. Y rescatar retratos, historias del abuelo, el material de trabajo que le permitiera anclar las ilustraciones a los objetos. "Requería un ejercicio de lectura profunda del texto y de sensibilidad ante los objetos que tienes alrededor. Y empezar a componer todas esas imágenes que van a acompañar a las narraciones, pero que también hablan por sí mismas" reflexiona Leticia. "El libro me ha permitido reencontrarme con muchas cosas de mi familia".

Puntillas, documentos, cartas, el título de familia numerosa de los abuelos o antiquísimos bordados conviven con el universo de fotos antiguas. Piezas distintas que forman un conjunto y crean una poética que da sentido a este nuevo trabajo de Leticia y Guti, enlatado, donde por caber cabe hasta una piel de sapo para ilustrar una historia de brujas.

"En realidad creo que los textos de Guti también son un collage, el sentido que tienen como conjunto; pero a la vez son piezas distintas, con protagonistas y lugares diferentes. Y dentro de ese conjunto meto mi historia personal, que al final es un poco la historia de lo que somos todos".

Presentación el 2 de noviembre en el Etnográfico

Tal es la esencia de "Memorias en conserva". La evocación de una generación irrepetible. "Es muy necesario saber de dónde venimos, reconocer lo que han trabajado nuestros padres y nuestros abuelos" concede Ruifernández.

Los autores presentarán la obra este jueves, día 2 de noviembre, en el Museo Etnográfico de Zamora en dos sesiones "con sorpresa".

Hay un modo de uso de este innegable tesorillo. "Quien lea, debe abrir la caja de manera plácida, ajeno a las liturgias de la lectura y sus reglas, sin querer entender a la primera, saboreando cada palabra y dejando que suenen las voces que la caja encierra". Y cuando se destape la lata, "habrá que darle la vuelta una y otra vez a cada tarjeta y como con las voces, dejarse perder en el propio recuerdo". Y sentarse a la camilla en una tarde de invierno.

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