Una investigación de Estados Unidos se fija en la Sanidad de La Raya

El sistema sanitario de la frontera hispanoportuguesa, la influencia de la integración europea en el intercambio de recursos de atención sanitaria de los ciudadanos y el uso de instalaciones sanitarias en la raya son los ejes de la investigación de una estudiante norteamericana, Asela Gillis-Alonso.

La estudiante de cuarto año de Estudios Hispánicos y Medicina de la universidad Davidson College, en Carolina del Norte, ha desarrollado sus encuestas entre diferentes grupos de ciudadanos de los pueblos de La Raya zamorana.

Este estudio se ha llevado a cabo con vecinos de Calabor -en plena frontera y pueblo que visita frecuentemente por sus raíces maternas-, Puebla de Sanabria, Villardeciervos, Porto de Sanabria, además de El Rompido y Aracena en la provincia de Huelva. Ha contado además con el apoyo de Cameron Abernethy para la grabación de los coloquios y las respuestas de los interesados.

Las entrevistas se hacen extensivas a personal sanitario de la zona a estudio incluidos el personal de los servicios de emergencia que han participado voluntariamente en este trabajo.

Las preguntas que impulsaron este estudio fueron: "¿Qué pasa con la atención sanitaria de los mayores en Zamora?" y "¿Por qué no van al hospital de Braganza que es el más próximo para atender sobre todo las urgencias?".

El acceso a los fármacos en Estados Unidos también condiciona a los pacientes, un medicamento que cuesta 7 dólares en producirse puede comercializarse por 464 dólares.

En este contexto, Asela Gillis-Alonso, amplía su estudio en los efectos de la Unión Europea en las zonas fronterizas. La crisis económica, la emigración, la vida actual en los pueblos, el envejecimiento, etc. son variables que entran en este trabajo universitario.

El dato más relevante son los 30 minutos que tardan los habitantes de los pueblos estrictamente fronterizos para llegar a Braganza y las más de dos horas y a veces hasta tres para llegar a Zamora capital.

El sistema público sanitario español "está bien" porque generaliza la cobertura sanitaria a todos los ciudadanos, comparado con el norteamericano. El problema ahora es que "faltan doctores".

El sistema sanitario norteamericano es diametralmente opuesto. Enfermar y solicitar una ambulancia supone un desembolso de alrededor de 800 o 1.000 dólares para una trayecto de 15 o 30 minutos.

El acceso a los fármacos también condiciona a los pacientes, así un fármaco por ejemplo para las alergias que cuesta 7 dólares en producirse, puede comercializarse por 464 dólares. En el sistema sanitario español, el pago de impuestos permite que se gasten en la atención sanitaria para todos.

En Estado Unidos la familia que quiere tener atención gasta parte del salario en pólizas de seguros médicos y en el mejor de los casos "las empresas que tienen un buen trabajador pueden pagar el seguro médico". La consulta con un doctor de media son 100 o 50 euros, medicamentos para una semana unos 70 dólares.

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