Los recuerdos que se tejen en Mombuey

Un grupo de mujeres que residen en el Centro Asistencial participan del taller de tejedoras solidarias de la asociación La IAIA

El grupo de mujeres que residen en el Centro Asistencial  de Mombuey durante el taller de tejedoras solidarias de la asociación La IAIA con el que confeccionan piezas artesanas. | Araceli Saavedra

El grupo de mujeres que residen en el Centro Asistencial de Mombuey durante el taller de tejedoras solidarias de la asociación La IAIA con el que confeccionan piezas artesanas. | Araceli Saavedra / Araceli Saavedra

Los recuerdos se hacen visibles como los cuadros que tejen las mujeres del Centro Asistencial de Mombuey, otro de los talleres que se han sumado a la asociación La IAIA de tejedoras solidarias. Además de poner en valor la lana como recurso, esta iniciativa desarrolla la terapia con labores entre diferentes colectivos, y uno de los últimos en incorporarse este verano ha sido el de Mombuey.

El numeroso grupo de mujeres residentes en el Centro de la Tercera edad de Mombuey se ha sumado a los talleres de la comarca. La voluntaria Virginia Anta coordina los grupos de Sanabria y Caraballeda adheridos a la red de Tejedoras solidarias, además de ser una suerte de embajadora y correo que lleva y trae lanas y labores ya confeccionadas.

Los recuerdos que se tejen en Mombuey

Los recuerdos que se tejen en Mombuey / Araceli Saavedra

Remedios Chimeno de Calabor cuenta los 45 puntos de cada cuadro mientras relata cómo se casó con 18 años y se fue a vivir a Bélgica y luego a Madrid. De entre sus recuerdos rescata que ha tejido 6 o 7 colchas en su vida, hasta que regresó a Calabor con su marido. Aprendió en el pueblo con las chicas que eran más mayores que ella. Con quien más aprendió fue con una mujer para la que trabajaba de asistenta en casa "muy buena" que la enseñó.

Los recuerdos que se tejen en Mombuey

Los recuerdos que se tejen en Mombuey / Araceli Saavedra

A su lado Rosario Justel es la terapeuta que anima, ya solo con su presencia, a todo el grupo que se sienta alrededor de dos mesas repletas de colores alegres.

Y de memoria sigue tejiendo "tejí mucho pero ahora no veo" dice una de las mujeres mientras no pierde cuenta de los puntos. La inmensa mayoría de ellas aprendieron de sus madres y por obligación y necesidad. Otras de las tejedoras veteranas es Socorro Blanco de Riofrío de Aliste relata cómo iba con la hacienda todos los días "tejiendo y cosiendo para los hermanos, los sobrinos" porque no se casó.

Los recuerdos que se tejen en Mombuey

Los recuerdos que se tejen en Mombuey / Araceli Saavedra

Con cuatro años "punto y ganchillo" empezó Josefina Fernández de El Puente de Sanabria, esas labores que compartía con sus hermanas. Muy conocida en su pueblo, Josefina reconocía su afición por hacer tapices, pero ahora retoma el punto.

La lana tenía que permanecer una noche a remojo en agua para que quedara limpia, suave y blanca. En esa época se tejía todo para casa porque "tampoco había para comprar", recuerda Paca Pérez García que ha vivido en un caserío en Benavente. De su madre aprendió a leer y escribir en Villaornate en León.

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Los recuerdos que se tejen en Mombuey / Araceli Saavedra

Toda su vida ha trabajado "no había unas vacaciones, nada de nada. Si aprendimos algo fue trabajando en las casas" dice esta mujer que crió 5 hijos y que se aficionó a las novelas románticas. María Devesa Renilla es otra de las tejedoras del taller que vivió en Sandín y Angelina Cepeda que procede de Rosinos de Vidriales.

Este taller estimula la sicomotricidad de todas ellas, la memoria y los recuerdos hasta el punto que no faltan las canciones que saben desde la mocedad. Los hombres no tejen pero sí hay dos vecinos de Peque que fueron laneros y que también recuerdan aquellos tiempos en que la lana era una mercancía que se compraba por la zona entre Sanabria y La Valdería en León. "Ahora no vale nada" dice con pesar uno de los veteranos en su retiro.

Los recuerdos que se tejen en Mombuey

Los recuerdos que se tejen en Mombuey / Araceli Saavedra

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