Un comercio rural que hace historia en Fuentesaúco

Luis Imaz entró de chaval para ganarse unas perrillas en verano y terminó al frente de una tienda emblemática para muchos pueblos de La Guareña

"Internet y las grandes superficies hacen mucho daño"

Luis Imaz atendiendo a un cliente

Luis Imaz atendiendo a un cliente / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Entró en la tienda siendo un chaval, para sacarse unas perrillas en verano, y va camino de jubilarse en el que ha sido su medio de vida.

Luis Imaz es un comerciante de los de siempre, de atención directa, trato cercano y, si se tercia, reposadas conversaciones con clientes que toda la vida. La fidelidad es un grado en estos negocios rurales que por sí mismos hacen historia.

Hablar de "Ferretería-Muebles Aparicio" es retrotraer la memoria al Fuentesaúco de la posguerra, cuando las casas estaban repletas de abuelos, padres e hijos, el campo llenaba muchos graneros y proliferaban las tiendas donde adquirir artículos de primera y segunda necesidad.

Tienda "Aparicio" en Fuentesaúco

Tienda "Aparicio" en Fuentesaúco / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Y aunque corren otros tiempos, sobreviven iconos de una época que no sabía de Internet ni tiendas online, de un comercio de cercanía, muchas veces en blanco y negro, donde no hay un hueco libre. "Aquí puedes encontrar desde la arandela de un tornillo a un mueble de salón" resume Ángel Rodríguez, profesor saucano, mientras realiza el laberíntico recorrido por un babel de cacharros donde solo se aclara Luis Imaz. "En las ciudades había establecimientos más grandes, pero no tan completas como ésta" defiende el vendedor saucano.

"Esta tienda llegó a ser el mayor negocio de toda la comarca; solo hay que ver el tamaño" cuenta su responsable. Hoy básicamente se centra en ferretería, muebles o pequeños electrodomésticos. Ya se retiraron materiales de construcción o fertilizantes que formaban parte de los productos que han abastecido a toda La Guareña.

Tienda "Aparicio" en Fuentesaúco

Tienda "Aparicio" en Fuentesaúco / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

Sin eludir la necesaria adaptación a los nuevos tiempos, Luis conserva una relación tan familiar con el comprador que casi adivina lo que quiere. "He tenido clientes que los he conocido desde crío. Se van muriendo, claro. Pero hay gente que, aunque ya no trabaje ni venga a por nada, pasa a saludar" cuenta el tendero mientras envuelve unos tornillos en un papel de periódico, como ha hecho toda la vida. Desde que empezó con 14 años con Nicolás Aparicio, el último de la saga de comerciantes, quien "ya va para 94 años".

"Muy buena persona, fue el que me enseñó" recuerda Luis Imaz sobre su primer jefe aquel verano en el que se puso a trabajar en la tienda que había fundado Alejandro Aparicio para continuar después en manos de su hijo Juan y finalmente Nicolás.

Cuaderno antiguo con los precios de los productos

Cuaderno antiguo con los precios de los productos / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

"Cuando yo entré estábamos tres, después me quedé solo con el dueño y yo siempre he estado solo" explica el comerciante. Siempre al pie del cañón. Únicamente la pandemia fue capaz de retirar a Luis Imaz del mostrador donde perduran tesorillos como los cuadernos con precios y modelos escritos a mano. "Me sirven de referencia para algunas cosas" justifica el histórico tendero que utiliza la calculadora, "lo mínimo".

"La familia es la que ha pagado tanto sacrificio, pero un negocio es así. Y no creas que solo es atender en la tienda, luego hay que repartir. Antes iba con el carretillo; cuando llegaba el verano había mucho trabajo, se vendía mucho muebles y había días que me daban las doce de la noche con la distribución".

Entrada de la ferretería "Aparicio" en Fuentesaúco

Entrada de la ferretería "Aparicio" en Fuentesaúco / JOSÉ LUIS FERNÁNDEZ

La tienda de "Aparicio" no es solo un referente para Fuentesaúco, también para los pueblos de La Guareña. Generaciones de clientes que han ido desapareciendo por la imposición de los nuevos tiempos. "Internet, Amazon y las grtandes superficies nos ha hecho mucho daño, pero también te das cuenta de que mucha gente recurre a ti cuando no le funciona algo que ha recibido en un paquete. Después de tantos años, uno no es tonto".

La despoblación y las grandes superficies amenazan la continuidad de estos negocios emblemáticos. "Esto se acaba conmigo. Tengo dos hijos con sus trabajo. Al chico le tiraba esto, pero soy yo el que no quiere. Desde pequeño me echaba una manita y un poco vale, en verano se ve muy buen, pero el día a día es muy duro" confiesa Luis mientras se mete en el laberinto en busca de unas tuercas.

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