La Santa Cruz, fiesta romera en Fermoselle
Como cada Lunes de Pentecostés, el pueblo peregrina a la ermita del Santo Cristo del Pino, donde el párroco apeló a la unión de los vecinos
I. G.
Lunes de Pentecostés en Fermoselle, fiesta local y peregrinación a la ermita del Santo Cristo del Pino para celebrar la romería de la Santa Cruz.
Todo un pueblo conmemorando una de las tradiciones más queridas y arraigadas, que pervive gracias a los fermosellanos que viven los 365 días en la capital de los Arribes del Duero.
Con la resaca electoral todavía en el cuerpo, los romeros acudieron hasta la ermita del Santo Cristo del Pino, al son de la música tradicional de los tamborileros. Todos para rendir devoción al Santo Cristo durante una misa donde el párroco ha apelado a la convivencia y buena armonía del pueblo de Fermoselle, y la procesión alrededor de la ermita campestre.
Tras la misa llegó la tradición invitación de los mayordomos a un chocolate con churros en la campa de la ermita y en un ambiente de fiesta y hermandad. Entre el grupo de los mayordomos, el propio alcalde de Fermoselle, José Manuel Pilo, participando en el primer acto tras el rotundo apoyo recibido de sus paisanos en las elecciones del pasado domingo.
Chocolatada, música y bailes en esta fiesta local de la primavera, que cerró su primer acto con la vuelta al pueblo para comer. Bodegas, peñas y restaurantes se llenan para las comidas compartidas, de familias o cuadrillas de amigos, en un ambiente de fiesta que no para.
Como es tradición por la Santa Cruz, la campa de la ermita vuelve a tomar vida por la tarde, cuando los fermosellanos dan cuenta de los asados y el buen vino de la tierra, ante el espectacular escenario que regalan los Arribes del Duero.
Con fuerzas y alegría en el cuerpo, los romeros vuelven al pueblo entre bailes y charanga para seguir la fiesta en la Plaza Mayor.
Aunque lejos de la multitudinaria celebración de antaño, con trajes y carros engalanados, cuando la vida bullía por los cuatro costados, los fermosellanos renuevan la tradición y la devoción por una de sus celebraciones más queridas.
Todo es más sencillo, más recogido, pero con el mismo sentimiento y respeto a una fiesta imprescindible en el calendario de Fermoselle.
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