Verano trágico en la Sierra de la Culebra

Zamora vivió este verano dos incendios sin precedentes históricos que se cobraron cuatro vidas y quemaron cerca de 60.000 hectáreas

Llamaradas impresionantes en el incendio de junio (imagen obtenida en Calzada de Tera).

Llamaradas impresionantes en el incendio de junio (imagen obtenida en Calzada de Tera). / Emilio Fraile

El 2022 será recordado por todos los zamoranos durante mucho tiempo, y no precisamente como un año bueno. La provincia ha quedado marcada por el desastre medioambiental y humano que han supuesto los grandes incendios forestales ocurridos este año en el oeste zamorano.

En la tarde del miércoles 15 de junio de 2022 una tormenta eléctrica, sin agua, descargó una gran cantidad de rayos sobre la Sierra de la Culebra generando en pocos minutos varios focos de incendio en los términos municipales de Ferreras de Abajo, Sarracín de Aliste y Ferreras de Arriba. Los escasos medios de extinción contratados a esa fecha –la Junta de Castilla y León no había declarado la temporada de riesgo alto de incendios– no lograron sofocar los fuegos en las primeras horas, y a lo largo de la noche fuertes rachas de viento fueron extendiendo las llamas por la sierra. A la 1.40 de la madrugada la Junta declaraba el Nivel 2 de incendios forestales ante la desfavorable evolución de los múltiples focos, que comenzaban a unirse formando dos únicos incendios entre Sarracín de Aliste y Ferreras de Arriba.

En la tarde del 16 de junio comenzó a cundir el nerviosismo entre los vecinos de Ferreras de Arriba, que veían desde sus casas cómo el fuego iba cercando la localidad. Las temperaturas de hasta 40 grados y los vientos con rachas superiores a los 40 kilómetros por hora hacían imposible contener el incendio.

Durante la noche del 16 al 17 de junio el fuego se descontroló por completo y obligó a evacuar localidades como Cabañas de Aliste, Palazuelo de las Cuevas, Las Torres de Aliste, Pobladura de Aliste, Mahíde, San Pedro de las Herrerías y Flechas. Los desplazados fueron repartidos entre Alcañices y Villardeciervos, pero por la mañana del viernes 17 un cambio en la dirección del viento empujó el frente hacia el norte, obligando a evacuar también Boya y Villardeciervos, y a los desplazados de otros pueblos que se encontraban en esta última localidad.

Verano trágico en la Sierra de la Culebra

Evacuados en Ifeza durante el incendio de julio. / José Luis Fernández

La sierra se convirtió en un infierno el viernes 17. La temperatura no bajaba de los 40 grados y el viento llegó a alcanzar los 70 kilómetros por hora en algunos momentos. Decenas de medios aéreos y cientos de efectivos de la propia Junta de Castilla y León, de otras comunidades, del Ministerio de Transición Ecológica y de la UME luchaban contra un frente que seguía creciendo por momentos. Ese día fueron desalojadas Villanueva de Valrojo, Sagallos, Codesal, Cional, Ferreras de Arriba y Ferreras de Abajo.

El sábado 18 de junio el fuego saltó la carretera N-631 y la línea de AVE Madrid-Galicia en Otero de Bodas. El incendio de la Sierra de la Culebra se extendió también por el valle del Tera, obligando a evacuar Melgar, Olleros, Calzadilla, Pumarejo, Junquera, Milla, Vega, Val de Santa María, Villanueva de las Peras y Litos. El fuego llegó prácticamente a Santa Croya, pero una bajada de las temperaturas al final del día permitió frenar su avance.

El perímetro del incendio alcanzaba las 31.000 hectáreas, aunque las mediciones posteriores, más precisas, determinaron que se habían quemado exactamente 25.277,88 hectáreas.

Una ola de indignación recorrió la provincia de Zamora. Se organizaron dos manifestaciones masivas en la capital, y muchas otras en los pueblos afectados, cuyos vecinos crearon la plataforma “La Culebra no se calla”, hoy constituida en asociación.

Verano trágico en la Sierra de la Culebra

Manifestación en Zamora tras el primer incendio de la Sierra de la Culebra, 25 de junio de 2022. / Emilio Fraile

También se desató una ola de solidaridad con los ganaderos que habían perdido sus pastos, con los apicultores que habían perdido sus colmenas pero tenían que trasladarlas, con los establecimientos hosteleros que viven del turismo rural en la Sierra de la Culebra... pero poco sabía la gente que lo peor estaba por llegar aún.

El incendio de Losacio

El domingo 17 de julio una nueva tormenta seca descargó varios rayos sobre las seis de la tarde en el término municipal de Losacio, provocando un nuevo incendio. La historia se repetía, fuego en una ola de calor con temperaturas superiores a los 40 grados y fuertes rachas de viento, en una zona de bosque llena de combustible vegetal. La extinción era casi imposible, y la Junta solicitaba la intervención de la UME.

En las cuatro primeras horas del incendio de Losacio se habían quemado 10.000 hectáreas, un ritmo de avance nunca visto en la historia de España. Fueron desalojados los pueblos de Sesnández, Ferreruela y San Martín de Tábara. En este último municipio el fuego se cobró la primera vida, la de Daniel Gullón Vara, un manguerista de 62 años que participaba en las labores de extinción. Era natural de Ferreras de Abajo.

También resultó herido Eugenio Ratón, vecino de Sesnández, cuando evacuaba del pueblo a su padre de 100 años y el fuego alcanzó el coche en el que viajaban. Tras 30 días en la Unidad de Quemados del Hospital de Getafe, Eugenio perdía la vida el 16 de agosto a los 63 años de edad y se convertía en la tercera víctima mortal del incendio de Losacio.

Verano trágico en la Sierra de la Culebra

Entierro de Eugenio Ratón en Sesnández de Tábara. / Ana R. Burrieza

La segunda fue Victoriano Antón Ratón, un pastor de Escober que ese fatídico domingo 17 de julio no quiso dejar atrás a sus ovejas. Trató de llevar a su rebaño a un lugar seguro, pero el fuego fue más rápido que ellos. Pasó la noche del 17 desaparecido, ante la desesperación de su hermano que hizo todo lo posible por encontrarlo. Finalmente, el lunes 18 de julio Victoriano fue hallado sin vida en una de las zonas quemadas, había fallecido a los 69 años.

El día 18 el fuego siguió avanzando sin control por la comarca de Tábara y Los Valles. Fueron desalojadas las localidades de Litos, Villanueva de las Peras, Bercianos de Valverde, Santa María de Valverde, Morales de Valverde, Pueblica de Valverde, Ferreras de Abajo, Pumarejo de Tera, Melgar de Tera, Santa Marta de Tera, Santa Croya de Tera, Santibáñez de Tera, Faramontanos de Tábara, Abraveses de Tera, Micereces de Tera, Aguilar de Tera y San Pedro de Zamudia. En la madrugada del 19 también se desalojó Palazuelo de las Cuevas.

Losacio, tras el incendio.

Losacio, tras el incendio. / JOSE LUIS FERNANDEZ

Además de terreno forestal, ardieron miles de hectáreas de terreno agrícola sin cosechar. Los agricultores, que habían sufrido graves daños por la sequía, estaban esperando al peritaje para segar. Muchos de ellos colaboraron con su maquinaria en las labores de extinción, por ejemplo abriendo cortafuegos para evitar que las llamas llegaran a los cascos urbanos.

En ese empeño resultó gravemente herido un agricultor tabarés, Ángel Martín Ballesteros, que el 25 de octubre fallecía en la UCI del Hospital Universitario Río Hortega de Valladolid tras más de tres meses ingresado. Se convertía en la cuarta víctima mortal de este desastre.

El martes 19 de julio pudieron volver a sus casas algunos de los desalojados, pero el avance del fuego no se controló realmente hasta el miércoles día 20. En esta ocasión ardieron 31.473 hectáreas, el incendio más grande de España desde que existen registros.

Ni una semana había pasado cuando el domingo 24 de julio surgía un nuevo incendio en Losacino que obligó a volver a evacuar varios de los pueblos que habían sido desalojados en los días anteriores. Esta vez ardieron “solamente” 1.586 hectáreas, una superficie pequeña comparada con los anteriores, pero que otro año en Zamora habría sido el incendio más grande del verano.

A lo largo del año se han quemado en toda la provincia cerca de 65.000 hectáreas o 650 kilómetros cuadrados, una superficie más grande que toda la isla de Ibiza, similar a la de Menorca.

Los pueblos afectados por estos tres incendios, y otros menores ocurridos en Zamora como los de Roelos, Figueruela de Arriba, han sido declarados zona catastrófica. Los damnificados pueden optar a distintas líneas de ayuda del Gobierno y de la Junta de Castilla y León. Caja Rural de Zamora también ha repartido medio millón de euros entre los agricultores y ganaderos de la zona.