Muere Tomás Castaño, una de las personas más históricas, emblemática, queridas y emprendedoras de la comarca alistana. La “Raya” de España y Portugal, Aliste y Tras os Montes, los alistanos y trasmontanos, se visten de luto y dolor para dar su último adiós a este querido vecino fallecido a los 96 años de edad en Alcañices.

Tomás Castaño Fernández fue un gran hombre, sencillo y bondadoso, con un gran corazón, muy buena gente, ganándose con sus acciones un merecido cariño, prestigio y respeto. Nació el 29 de enero de 1926, en la casa de su abuela materna allá en Santa Ana, hijo de Vicenta Fernández de dicho pueblo rayano con Portugal y de Andrés Castaño, natural de San Román en Sanabria, que tras formar su familia se establecieron en Alcorcillo.

Tomás Castaño.

Con seis años, el cabás, una pizarra y un pizarrín de compañeros de viaje, lo mandaron a la escuela, hasta los catorce años. Dos maestros moldearon su manera de ser: Maximina Díez de Fuentespreadas y Agustín Sevillano de Zamora. A partir de los once años Tomás y su inseparable amigo Domingo Faúndez Blanco iban cada noche a recibir clases a casa del cura Víctor Morán Revellado de Trabazos.

De la sotana a la cacha y la bata blanca

El día 12 de septiembre de 1940, los dos rapaces salieron camino del Seminario de San Atilano en Zamora en busca de la esperanza. Domingo se dio la vuelta en la puerta. Tomás pasó allí la peor noche de su vida recordando las historias que había oído de asesinatos de curas y monjas años atrás y el día 13 por la tarde ya estaba de nuevo en Alcorcillo. El día 14 su padre ya le había comprado un rebaño de 30 ovejas y así se inicio en el oficio de pastor. Cinco años en el monte le enseñaron que en la vida nadie regala nada, que había que luchar sin tregua y duro.

Cumplidos los 18 años lo llamaron a filas y su destino fue África. Hizo la instrucción en Ceuta durante un mes y luego le destinaron a la Farmacia Central de Melilla, donde ya no volvió a vestir de uniforme, siempre la bata blanca. Un lujo para aquellos tiempos, pues con lo que le pagaban le permitía incluso comer algo en los bares e ir al cine. Solo su hermano mayor se quedo en Alcorcillo. Vio emigrar a sus cuatro hermanas, la mayor a la lejana Argentina, y las tres menores camino de Suiza. La Mili en África terminó de espabilar a Tomás que regresó Aliste dispuesto a vivir donde nació y ser profeta en su tierra: lo logró.

En 1952 comenzó a trabajar como capataz de Patrimonio Forestal del Estado y con sólo 26 años ya tenía a su cargo más de cien obreros, unos haciendo los hoyos, otros plantando, limpiando cortafuegos y quitando a mano los bolsones de procesionaria para luego quemarlos.

Su primera compra obligada, para poder desplazarse, fue una bicicleta BH, pero no tenía dinero para pagarla. Se la vendió el “Tío Campante” de Alcañices por 700 pesetas, fiada, dejándole una señal que le dio su padre: la soldada del primer mes fue al completo para saldar la deuda.

Fue Tomás el alma de las repoblaciones forestales de pinos que hoy convierten a “La Raya” en el pulmón verde de España y Portugal. Primero los montes de Nuez. En 1953 se encargó de los de Ceadea, Vivinera y Arcillera. De 1954 a 1960 fue destinado a repoblar los montes de Sejas, Villarino tras la Sierra y Santa Ana. De 1960 a 1964 le tocaba el turno en Gallegos del Campo y Moldones. Vivía en Sejas en la casa de “La Brasileña” y era tan querido por los vecinos que aún no siendo del pueblo le invitaban a muchas de las bodas.

Tomás Castaño con sus tres hijos agentes medioambientales y, a su izquierda, el nuevo guarda mayor. CHANY

Los jefes vieron que Tomás, además de cumplidor, trabajador y humilde, era de fiar y al segundo mes ya le subieron a 1.000 pesetas. Cobraba más él que el maestro de Vivinera.

Eran tiempos difíciles y el primer dinero que fue ganando se lo enviaba todo a su familia en Alcorcillo, hasta que tuvieron para comprar un tractor Ebro Súper 55, de los primeros que llegaron a Aliste, que luego le vendió al hoy alcalde de Moldones Mariano Manjón Rodríguez.

Cartero rural

En 1964 decidió dejar Patrimonio Forestal del Estado y se convertía en cartero rural en la oficina de Alcañices. Era él el encargado de ir a buscar la correspondencia que llegaba en tren a San Pedro de las Herrerías y ya en la oficina la clasificaba.

En aquellos tiempos, años sesenta, eran una eminencia los curanderos de San Cristóbal Simón Diez y Domingo Lorenzo. Vio Tomás la oportunidad de progresar y así fue como decidido aprovechar sus viajes de cartero y llevarles los clientes en su furgoneta Mercedes DKW de nueve plazas. Llegaban de toda España a la estación de San Pedro a las diez de la mañana. Tras recoger las cartas los recogía a ellos y los llevaba hasta San Cristóbal. Por la tarde cuando subía a llevar la correspondencia los recogía en San Vitero y el Campo de Aliste y los llevaba de nuevo al tren.

Boda de Tomás Castaño de Alcorcillo y María Fernández de Figueruela.

María, su gran amor

Allí, en San Pedro de las Herrerías, en la fonda donde se hospedaba conoció a joven María Fernández Alonso, de Figueruela de Arriba, el gran amor de su vida. La amistad llevó al cariño, se enamoraron y tras cuatro años de novios se casaron el 27 de noviembre de 1967 en la iglesia de San José Obrero, boda que oficio el “Cura de Mahíde” Marcelino Gutiérrez Pascual. El párroco volvió a oficiar las Bodas de Oro en 2017.

En 1969 comenzó a regentar en Mahíde el primer botiquín de la provincia de Zamora, que dependía de la farmacia de San Vitero. Pudo obtener la licencia gracias a los años trabajados en la Farmacia Central de Melilla.

Desde 1973 hasta su jubilación en el año 1991 fue agente del ICONA (Instituto Nacional para la Conservación de la Naturaleza) siempre en el cuartel número cuatro de Mahíde y Figueruela de Arriba.

Tomás y su compañero Serafín fueron en el verano de 1973 los encargados iniciar la marcación con tablillas los límites de la nueva Reserva Regional de Caza Sierra de la Culebra desde Villanueva de Valrojo hacia Villardeciervos. Fue también el encargado de soltar el primer rebaño de ciervos llegado a finales de ese mismo año en “Los Casales” de Flechas, a la vera de Peña Mira.

Fue concejal en el Ayuntamiento de Mahíde 4 legislaturas (16 años) y los mismos alcalde pedáneo de San Pedro de las Herrerías. En 1976 él y el alcalde de Mahíde Manuel Vicente Sanabria se reunieron en la Diputación de Zamora con su presidente: allí se puso la primera piedra para el colegio comarcal Santa María Egipciaca abierto en febrero de 1979 con 300 niños de 13 municipios y 14 pueblos, cerrado en el 2020 por falta de niños.

Llegada la jubilación compró la finca “María Pinta” de Alcañices donde tenía su pequeña hacienda formada por unas ovejas, gallinas, perros y gatos, un vergel donde ha disfrutado los 30 años de jubilado atendiendo también la estación meteorológica.

Tomás Castaño en su estación meteorológica de María Pinta, ubicada en Alcañices. Ch. S.

Fue un niño de la guerra, vivió en 7 pueblos diferentes y sus tres hijos varones siguieron su estela como agentes forestales. Fue el una enciclopedia abierta de la vida y costumbres alistanas.

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Tomas Castaño Fernández era miembro de la Junta Directiva de la cofradía de la Virgen de la Salud, patrona de Aliste, así como el socio más longevo y activo de la Asociación para la Promoción y el Estudio de la Capa Parda Alistana de Honras y Respeto cuyos socios acudirán este sábado a su funeral portando la histórica prenda que durante siglos fu la seña de identidad, honra, respeto y luto en Aliste. El funeral será este sábado a las 11 de la mañana en la iglesia parroquial de la Virgen de la Asunción de Alcañices.

Tomás Castaño.

Tomás Castaño. Chany