En 20 años de vida desde que abrió su negocio en la Plaza Mayor de Fuentesaúco, Toñi Fonseca no se había visto en otra. El 13 de marzo echó por primera vez el cierre a la tienda debido a la declaración del Estado de Alarma y dos meses después se dispone a reabrir en una situación de "mucha incertidumbre", confiesa mientras prepara todo para el día 11.

"Podría haber abierto el lunes (día 4) pero con cita previa ¿qué es esto?, ¿van los niños a comprar dos chuches y me tienen que llamar por teléfono? No tiene sentido, si he aguantado dos meses se puede seguir una semana más".

Toñi vende un poco de todo. Además de las golosinas que alegran la vida, sobre todo por las tardes cuando van sus pequeños clientes, esta comerciante tiene flores, macetas, artículos de droguería, papelería, juguetes... "Hay que tener mucho de todo para vender poco de nada, es lo que hay" comenta mientras saca al sol los florecidos tiestos recién llegados del vivero y dispuestos para la venta.

Durante los dos meses de confinamiento impuestos por la emergencia sanitaria, Toñi ha aprovechado para organizar la tienda y quitar algunos "trastos" para tener más espacio. Porque a partir del día 11 nada será igual. De entrada, se acabó esa libertad con la que el cliente llegaba a la tienda y hacía algún corrillo con otras personas, actos tan aparentemente normales dejarán de serlo mientras el virus siga siendo una amenaza. Por otro lado será imprescindible la mascarilla y se reducirá el aforo a una persona que pasará por un felpudo regado de lejía y tendrá gel desinfectante a la puerta. "Todos debemos ser responsables y tomar precauciones porque esto no se ha acabado; pero yo creo que estamos mentalizados, lo veo con la gente que va a las tiendas que han estado abiertas todo este tiempo y tienen mucho cuidado. Hay que llevar esto con paciencia, poniendo todos de nuestra parte" expresa esta empresaria rural.

Tras el confinamiento, los pueblos empiezan a despertar. Comienza una desescalada que se nota especialmente en la apertura de los comercios. "Creo que en los pueblos lo llevaremos mejor porque hay más espacio, no tenemos que andar con filas ni aglomeraciones y, sobre todo, espero que cuando pase todo esto la gente se acuerde de quien ha estado ahí. De las tiendecitas que no han cerrado, la pescadería, la droguería, la carnicería, la frutería ? Los pequeños comercios del pueblo, porque si no los apoyamos desaparecen".

Por eso no ve con malos ojos un poco de "sensibilidad" hacia un sector económico muy golpeado pero vital para atender a los vecinos, un comercio de proximidad que está a las duras y a las maduras. "Hay que ver la situación de cada uno pero no vendría mal un poquito de manga ancha" concede.

Como tantos autónomos, Toñi teme que cuando se recupere la normalidad la gente "se vaya a Zamora o Salamanca y nos olvidemos de los que no han fallado en el pueblo. Si no nos apoyamos todo esto se va" remarca. Lo saben muy bien los pequeños empresarios de un mundo rural cada vez más vulnerable; "hay que apoyar el comercio de proximidad porque nos vamos a beneficiar todos" cuenta esta comerciante hecha a sí misma; "como no te saques tú las castañas del fuego, te quemas".

Ella, que hace 20 años contaba con todas las bendiciones para recibir un empujón en su aventura empresarial, al final tuvo que arrancar con sus medios, de cero. "Mujer, asentada en el medio rural, en un municipio de menos de 5.000 habitantes y primer negocio? Todo eran facilidades y a la hora de la verdad se esfumó todo; lo positivo es que te haces valiente y ahora afrontas con más fuerza contratiempos como el que nos está pasando con este virus".

Aún con las dudas y temores, Toñi apuesta por mirar hacia adelante. "No me quejo, sobre todo echo de menos a los niños, la alegría que dan cuando van a por las chuches. Porque por las mañanas se mueve el negocio un poquito, pero por las tardes apenas hay nada y son los más pequeños los que nos vienen a dar alegría".

Como tantos pequeños empresarios del pueblo, bares, restaurantes, tiendas de alimentación, droguerías, la librería, ferreterías... Esta comerciante saucana sueña con recuperar la normalidad, con la mirada ya puesta en el verano "que nos da un empujón muy importante".

Pero como tantas cosas, no será un verano cualquiera. De entrada, en Fuentesaúco no se celebrarán las Fiestas de La Visitación, el gran acontecimiento festivo del año, con el varapalo que eso supone para los negocios locales, sobre todo bares y restaurantes ya muy tocados por el parón de dos meses. "La verdad es que los años que ha habido crisis a mi me ha ido mejor porque la gente tiene menos dinero y el pueblo es el recurso más barato". Independientemente de lo que ocurra este verano, "aquí estaremos, como siempre".