Un agradecimiento humilde, pero muy sentido, ofrecía ayer el Ayuntamiento de Roales del Pan a la Guardia Civil por la rápida respuesta y el enorme esfuerzo de los miembros de este cuerpo de seguridad del Estado cuando el pasado 8 de julio de 2019 una tormenta tan inesperada como virulenta se cebaba con este pueblo.

Las ya maltrechas canalizaciones del municipio no pudieron abarcar todo el hielo que cayó en forma de granizo sobre Roales del Pan y en pocos minutos el agua y el barro invadieron calles y propiedades particulares. Una veintena de guardias civiles - de Seguridad Ciudadana y de USECI- llegaron rápidamente a Roales y no dudaron en coger escobas y palas para despejar las principales vías de la localidad y ayudar a todos los ciudadanos que lo requirieron.

Cinco meses después, el ayuntamiento que preside David García ha querido tener este gesto con esos agentes, y en su nombre el comandante Ángel García recibía en el salón de plenos una placa que reza: "En reconocimiento por la dedicación y excelencia en la asistencia a este municipio, el pueblo de Roales del Pan agradece al cuerpo de la Guardia Civil su dedicación, voluntad y disciplina en su trabajo".

Además, el regidor dedicó a los guardias unas sentidas palabras en las que recordó que "cuando la naturaleza nos enseñó lo pequeños que podemos ser y el cielo nos mostró la furia, aparecieron los ángeles verdes de la Guardia Civil", y alabó los valores de la Benemérita, como "la disciplina, la seguridad, la unión, que son los valores de nuestro país".

Por su parte, el comandante Ángel Hernández recordó que el deber de la Guardia Civil es "estar las 24 horas del día al servicio del ciudadano", y que aunque no pueden estar a la vez en todos los lugares porque los efectivos tienen que distribuirse por todo el territorio de la demarcación "siempre que surja la necesidad, nos tendrán ahí al lado, si es con una pala es con una pala, y si es con las manos es con las manos, pero siempre al lado del ciudadano". Ya en la Cartilla del Guardia Civil, publicada en 1852, se ordenaba a los efectivos que fueran "pronóstico feliz para el afligido", recordó el comandante.