Ch. S.

Todas las personas llegadas a Latedo han podido observar, preguntar y aprender los entresijos del lagar, todos manuales y de tracción animal. Los niños se quedaron prendados de la molienda de la aceituna depositada en una pila de granito donde una rueda de dura roca, mediante engranajes y un brazo de madera y acero, iba rodando y moliendo, movida por un viejo caballo, dando vueltas y más vueltas sin parar como en las antiguas norias de ribera utilizadas para sacar el agua para el riego de cortinas.

El segundo paso se centró en el prensado de la aceituna: se trata de un mecanismo de palanca que consta de una gran viga de madera fija en la pared por un extremo y con un contrapeso de piedra en el otro, que es el que genera la presión, accionando el mecanismo cuatro hombres, sobre "las eras" (en otro pueblos llamados "erones") donde se depositó el bagazo de la aceituna una vez molida. Finalmente están los depósitos y los canales de decantación, todos ellos labrados en la roca, para separar el agua del aceite y así poder obtener el liquido de Homero. Como complemento, imprescindible, se enciende una caldera en la chimenea donde se calienta el agua que se necesita durante el proceso de elaboración del aceite de oliva. Latedo ha recuperado también un molino harinero de agua.