Miles de ganaderos de Castilla y León (2.000, según los convocantes y un millar, según la Policía) exigieron ayer por las calles de Valladolid una solución urgente a los ataques del lobo que vienen sufriendo las reses en los últimos años y que se han agudizado en los últimos meses, así como indemnizaciones por la muerte de los animales.

Fuentes de la Alianza por la Unidad del Campo, conformada por UPA y COAG, señalaron que gracias a esta manifestación el responsable de la Consejería de Fomento y Medio Ambiente, Antonio Silván, ya ha convocado a las organizaciones profesionales agrarias para abordar la problemática el próximo 24 de febrero, aunque ya ayer han mantenido una conversación telefónica con él, ya que se encontraba en las Cortes, así como una reunión con el director general del Medio Natural, José Ángel Arranz. Dentro de dos semanas, las opas trasladarán al consejero una tabla reivindicativa con propuestas que explicarán al detalle.

El objetivo de los ganaderos es conocido por todos desde hace meses: reivindicar una vez más a Medio Ambiente una solución al problema de los ataques de cánidos, pero también para frenar el avance de la brucelosis y la tuberculosis en la ganadería, provocado, según las opas, por el «descontrol» de la fauna silvestre.

«Los ganaderos están hartos de esta situación, porque no trabajan para dar de comer a los lobos», espetó antes de iniciar la protesta el secretario regional de UPA, Julio López, quien insistió en que Castilla y León «no quiere ser tierra de lobos, sino un territorio de profesionales que trabajan por la Comunidad y no están dispuestos a soportar esta presión».

Ataviados con cencerros, bocinas y tambores, los ganaderos abrieron la manifestación desde la plaza del Milenio con una gran pancarta en la que se podía leer: «Somos necesarios, que no nos echen del campo». Justo delante, un grupo de personas disfrazadas de vacas merodeaban alrededor de una ternera muerta, atacada por un lobo esta misma noche, según explicó la organización, y que evidenciaba «la situación real que sufren los ganaderos», explicaba uno de ellos.

No muy lejos, otra persona, con un piel de lobo y un disfraz bastante trabajado, era abucheada constantemente por los asistentes. Hasta que al llegar a las puertas de la Consejería, simuló un ataque a la ternera y, de nuevo, fue hostigado por los ganaderos, que veían una escena que muchos de ellos temen encontrarse cada mañana en sus explotaciones.

El coordinador regional de COAG, Aurelio Pérez, matizó que Silván tiene una «oportunidad» para hablar con los ganaderos que sufren este problema. Pérez se mostró «optimista» respecto a la situación, siempre que la Junta priorice y determine que las vacas, ovejas y cabras «sean rentables en el medio rural y el profesional pueda vivir de ello gracias a la venta de sus productos». «Parece que ahora solo damos de comer al lobo», denunció, para reivindicar al consejero que «dé un giro de 180 grados en su política para solventarlo».

Pérez aprovechó esta protesta para exigir también a Silván que otros animales silvestres causan daños importantes en la agricultura de zonas cercanas a las reservas, donde proliferan jabalíes, conejos y ciervos, entre otros.