Ocio

La canícula impone su ritmo en el mercado medieval de Benavente

Las altas temperaturas restringen la afluencia de público en el entorno de la Plaza Mayor a la caída de la tarde

Un momento de Gaia, danzas de otro mundo, en La Encomienda.

Un momento de Gaia, danzas de otro mundo, en La Encomienda. / J. A. G.

J. A. G.

Cuatro sesiones de cetrería, malabaristas, música, la llegada de los perfumeros (extraños y misteriosos seres), pasacalles, danzas orientales, y Ragnarok, un espectáculo de gran formato con fuego, teatro y aéreos, eran los platos fuertes del segundo día del Mercado Medieval en Benavente.

La cánicula impone su ritmo en el mercado medieval

Un águila sobrevuela un grupo de niños tumbados en el suelo. / J. A. G.

Sin embargo, durante la mañana y buena parte de la tarde, la afluencia de público resultó muy limitada. La solana marcó el devenir de la jornada y hasta que no cayó la tarde el público no se fue dejando sentir por los aledaños de la plaza Mayor, Carnicerías, La Encomienda, y el Corrillo de San Andrés.

La cánicula impone su ritmo en el mercado medieval

Una mujer mira a un "perfumero" con seriedad. / J. A. G.

La escasa actividad en los puestos y la poca presencia de público producían la impresión de un mercado, aunque con decoración más vistosa y alabada que en ediciones anteriores, con menos artesanos y puntos de venta.

La cánicula impone su ritmo en el mercado medieval

El hada Gaia con uno de sus árboles. / J. A. G.

El ritmo impuesto por la canícula no se rompió hasta las ocho de la tarde. Hoy domingo, con un programa similar, el mercado se clausurará con Demonium y un pasacalles.

La cánicula impone su ritmo en el mercado medieval

Un ave rapaza acude al reclamo de cetrero por debajo de las piernas de cinco hombres. / J. A. G.

La cánicula impone su ritmo en el mercado medieval

Aspecto de La Encomienda a las ocho de la tarde, tras finalizar una de las sesiones de cetrería. / J. A. G.

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