La Opinión de Zamora

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Tribunales

Juicio por el asesinato del zamorano Luis Salazar: la Policía sostiene que el suegro lo mató "sin lucha previa"

La Policía Científica apunta a que el acusado tuvo que sacar el cuchillo «envuelto», pese a que dice que no se acuerda de lo que hizo con él

Familiares y amigos de Luis Salazar, ayer, en la Audiencia. D. M.

Los policías que inspeccionaron la vivienda de Luis Salazar tras su violenta muerta a manos de su suegro reconstruyeron ante el juez y el jurado popular una escena sobrecogedora del crimen.

Pero más allá de la dantesca recreación que los agentes periciales hicieron del atroz ataque, lo más relevante es que pusieron mucho más que en duda la versión que el propio acusado hizo el pasado lunes de lo sucedido la madrugada del 12 de noviembre de 2019.

Fueron tajantes al sostener que, en su experta opinión, «no hubo forcejeo ni lucha» entre ellos. Además, subrayaron que la única manera de que el enorme cuchillo que el acusado utilizó para matar a su yerno, y que nunca apareció, solo pudo ser sacado de la vivienda «envuelto en algo o metido en una bolsa».

El cuchillo

Dicho de otra manera, los policías apuntaron que Juan Antonio Felipe Román, de 72 años, tuvo necesariamente que esconder o embalar de alguna manera el cuchillo de grandes dimensiones desaparecido del lugar del crimen.

Este relató pericial casa mal con la declaración del autor confeso de los hechos, que afirma no acordarse de lo que hizo con el arma, que la Policía sospecha, aunque sin poder probarlo, que tiró al río.

La Policía ha refutado que se produjera un forcejeo del autor del crimen y su yerno. No había signos de lucha. D. M./LNE

Los integrantes del grupo de inspecciones oculares de la Policía Científica sostuvieron ayer en la Audiencia Provincial que Antonio Felipe Román atacó con un cuchillo «grande y contundente» a su yerno sin que aparentemente antes se hubiera producido un forcejeo.

De esta forma, los agentes citados como peritos expertos refutaron la declaración que realizó el propio acusado el pasado lunes, cuando afirmó que Luis Salazar le había cogido en «volandas» y le tiró «contra el fregadero», momento en el que vio sobre la encimera de la cocina el cuchillo con el que «pinchó en la barriga» al padre de su nieto. No se acuerda de las otras 24 puñaladas que le asestó.

Cuatro agentes

Los policías científicos le relataron ayer con todo detalle lo sucedido a través de su recreación de pericial de lo sucedido. Lo hicieron aún a costa que una de las hermanas del fallecido tuviera que abandonar la sala superada por la sangrienta narración.

Un total de cuatro agentes prestaron declaración frente a Felipe Román reconstruyendo los hechos de los que dice no acordarse. Apuntaron que la víctima recibió la primera puñalada en el brazo izquierdo.

A continuación, siempre según el informe pericial, Luis Salazar sufrió heridas en la mano, «al intentar con toda seguridad sujetar el cuchillo para protegerse». La siguiente cuchillada tocó en la muñeca, rompiendo todos los tendones de la mano. Esta lesión le dejó «inhabilitado» para proseguir con la defensa.

Seguidamente el cuchillo alcanzó el abdomen, provocando una herida de «profundidad grande» que le llegó a seccionar «órganos relevantes». Llegó hasta el riñón. Esta herida fue necesariamente mortal por sí misma, si bien eso no significa que Luis Salazar perdiera la vida en se momento.

«Cayó al suelo, quedando inicialmente de rodillas», afirman los policías. A partir de ahí todas las puñaladas siguientes las recibió estando ya en el suelo; una apreciación que se basa en que «no hay un movimiento reactivo» por parte de Salazar.

Con su yerno ya abatido e indefenso, de rodillas, Felipe Román le propinó tres cortes en el cuello, uno de ellos iniciando el corte en la nuca y dando casi la vuelta por completo a la garganta.

La víctima presentaba unos cortes en los dedos que, según los peritos, se corresponden con «un acto reflejo de intentar quitar el cuchillo», unas «pequeñas señales de defensa» que fueron producidas cuando se percató de la agresión, ya que la muerte «no fue inmediata».

Los peritos también destacaron ayer que al examinar la ropa del acusado no encontraron restos de sangre del cuchillo, por lo que deducen que salió de la vivienda llevándolo «envuelto». Además, se entiende que el cuchillo debería haber dejado un rastro de sangre tras el brutal ataque. No hay tales vestigios.

Ningún signo de pelea

El acusado aseguró en su declaración, el lunes, que reaccionó a un ataque de Luis Salazar, cuando su motivación para acudir a su casa a primera hora de la mañana era la de la intentar «arreglar» una discusión que había tenido la noche antes. Los policías que firman el informe pericial rebatieron ayer que «no había signos de pelea».

En este punto fueron tajantes: «No hubo forcejeo». Afirmaron que no detectaron desgarros en la ropa de Felipe Román, ni heridas que pudieran relacionarse con un golpe contra la encimera. Es más, los agentes explicaron que sobre la encimera había diversos objetos y que no había ningún tipo de desorden.

Entre otras cosas, citaron, había una bolsa con juguetes para el hijo de la víctima, que ese fin de semana se iba a quedar por primera vez con la víctima por mandato judicial. La Fiscalía defiende que el acusado, abuelo del niño, actuó «con el propósito de intentar impedir a toda costa que la víctima hiciera efectivo se derecho de visitas recién adquirido.

El juicio muy posiblemente concluya hoy. Quedan por testificar los forenses. La Fiscalía del Principado de Asturias solicita 22 años de prisión. La acusación particular, 25. La defensa plantea una sentencia menos gravosa, por homicidio en vez de asesinato. El argumento se apoya en la confesión y el arrepentimiento, además de la presunta falta de alevosía. 

La exmujer y la suegra de la víctima se niegan a declarar

La mujer y la hija del acusado, esta última en trámites de separación de la víctima en el momento del crimen, estuvieron ayer en la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Oviedo, pero se acogieron a su derecho a no declarar: «Es increíble la frialdad con la que actúan», apuntaron muy afectados los hermanos de Luis Salazar, que recalcaron que ninguna de las dos mujeres se había puestos en contacto con ellos para darles el pésame tras el violento fallecimiento, ocurrido en noviembre de 2019. El Ministerio Fiscal sostiene que el acusado decidió terminar con la vida de su yerno, con el que su hija se encontraba en trámites de divorcio y a sabiendas de la mala relación que existía entre ambos. Los hermanos de Luis Salazar declararon el martes que el fallecido «tenía miedo, pero más que por él por su hijo». Afirman que la familia política de Luis Salazar le trató como «un perro», sin dejar ni siquiera «tocar» al pequeño antes de que se consumase la separación de la pareja.

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