Pumarejo de Tera espera con expectación la declaración de la iglesia como Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento. Los vecinos esperan que así ocurra antes de las fiestas patronales. El lunes día 25 de julio se celebran los festejos patronales de Santiago Apóstol y los vecinos de Pumarejo ya aplauden de antemano la ansiada noticia que será «todo un acontecimiento en el pueblo», advirtieron ayer algunos vecinos. De momento ya se cuenta con la publicación del expediente relativo al templo, famoso por haber sido restaurado por el arquitecto Miguel Fisac.

Precisamente ayer en el Bocyl se recogía la publicación de la información pública del expediente incoado en julio del año 2009 como ya dio a conocer este periódico en su día. La Consejería de Cultura y Turismo de la Junta de Castilla y León somete a información pública el expediente de declaración de Bien de Interés Cultural para la iglesia de Pumarejo con la categoría de monumento abriendo un plazo de un mes para las posibles alegaciones, dando así el último paso antes de que el edificio construido por los vecinos sea declarado monumento e incluido en el Inventario de Bienes de Patrimonio de Castilla y León.

La fijación en el calendario de la Comunidad como jornada festiva para el lunes día 25 de julio, después de años sin que haya sido así, aunque en Pumarejo se ha venido celebrando «desde siempre» la fiesta mayor en ese día, sería un acicate más para la llegada al pueblo de residentes foráneos, como resaltaban ayer algunos de los vecinos de Pumarejo participantes en el 1985 en las tareas de construcción de la iglesia bajo la dirección del arquitecto Miguel Fisac Serna.

La «piña» vecinal que lograron los trabajos de reconstrucción del edificio sobre la antigua iglesia no ha tenido parangón en la intrahistoria de este pueblo orgulloso de su pasado siempre a expensas de la riqueza generada por las aguas del río Tera. Fueron dos años de trabajos comunitarios, de «facendera», los que obtuvieron los beneficios que reporta la bella construcción de este edificio, singular ejemplo de la organización de un pueblo para la consecución de un bien común. La «yera» o «facendera», todavía en uso por estas tierras durante una jornada anual coincidiendo con la entrada de la Cuaresma, permitió entonces que todos los vecinos participasen de un modo altruista en la ejecución del proyecto de Fisac. Tanto los abuelos amasando el cemento, las mujeres acarreando calderos de agua, piedras y material, así como el resto de vecinos sacando tacos de cuarcita al pie de la obra y colocándolos en los muros de fachada guiados por canteros de la zona. Varias cuadrillas compuestas por una quincena de personas, consiguieron levantar el templo en 73 días como reflejan las crónicas de la época. El templo asentado sobre la traza de la antigua iglesia constituye un relevante ejemplo de integración con la arquitectura local. El arquitecto decidió conservar la espadaña de la antigua iglesia y modificar por completo la traza de la nave.

La declaración por parte de la Consejería de Cultura como Bien de Interés Cultural con la categoría de monumento afecta también al entorno inmediato como son las parcelas desde el Oeste de la plaza en la calle Nueva con vuelta a la calle Avencio Villarejo, así como a las parcelas con frente a la calle José Ramón Onega hasta las ubicadas en la calle Puente y solares con frente al camino de Melgar y sur de calle Nueva hasta la Plaza, según recoge la delimitación detallada en el expediente de protección.

El templo de Pumarejo es visita obligada para los vecinos y los visitantes que llegan al pueblo, sobre todo en la época estival. La restauración de esta iglesia se ha convertido en un ejemplo de colaboración comunitaria y de trabajo vecinal. El esfuerzo común de todo un pueblo hizo posible que se consiguiera una obra en un templo récord. Miguel Fisac lo puso como ejemplo en muchos momentos de su vida.