Los vecinos de Granucillo están reviviendo estos días, una situación que se ha repetido muchas veces, cuando crece el arroyo Almucera. «Cuando era niña ya teníamos este problema y ahora que han limpiado el cauce, el tema sigue igual». Con resignación, así se expresaba una vecina, Germelina Castro. A sus 60 años, Germelina veía ayer cómo una y otra vez el problema se repite año tras año cuando hay grandes avenidas. En su niñez, Germelina al igual que sus convecinos, sufrían inundaciones en las calles inmediatas al cauce durante cuatro o cinco días. Este problema sigue ahí, y en muchas ocasiones las aguas han llegado hasta algunas viviendas próximas.

A primera hora de la tarde de ayer, las aguas del Almucera ya cegaban casi al completo los seis ojos del puente provocando la inundación de la carretera donde parte el camino al dolmen de San Adrián. Y el nivel del arroyo seguía subiendo. La Diputación procedió una vez a más a cortar la calzada a las 15,20 horas. Un operario de la institución provincial se encargaba de instalar el precintado de la vía, al igual que agentes de la Guardia Civil que vienen manteniendo una constante vigilancia del nivel de las aguas. La interrupción de la circulación rodada se realizaba al igual que sucedía el pasado jueves, aunque en esta ocasión parecía que el nivel de las aguas iba ascendiendo con mayor rapidez.

Los vecinos de Granucillo siguen en alerta por la crecida del arroyo, aunque la Confederación Hidrográfica haya procedido recientemente a su limpieza. Ya el pasado jueves, la calle paralela al cauce, la carretera de Grijalba quedó completamente anegada, en su mayor parte por las aguas procedentes de las escorrentías del monte. Precisamente en esta calle se encuentra el único bar que existe en el pueblo «La Moncloa». Hasta casi el medio metro de la fachada conseguía llegar el agua. Una circunstancia que ha impedido reabrir el establecimiento a diario desde entonces. La situación se presentaba similar a primera hora de la tarde de ayer. El regente del bar, Javier Alonso, no dejaba de expresar su preocupación ya que seguía sin poder atender a sus convecinos. «Mientras estén así las cosas, no podemos abrir el bar», advertía señalando el desolador panorama. Toda la calle inundada de agua, desde la carretera. Al igual que las instalaciones de la báscula, el pozo que suministra de agua potable a la población y las instalaciones de ocio y deportivas, asi como la marquesina de la parada de autobuses.

La subdelegada del Gobierno, Pilar de la Higuera, manifestaba ayer su preocupación por el nivel que presentaban las aguas del Almucera, advirtiendo de la constante vigilancia por parte de agentes de la Benemérita.

Si Granucillo veía ayer tarde con preocupación el curso del arroyo, con más intensidad se vivía en la tarde noche de ayer las consecuencias de las lluvias en la vecina localidad de Cunquilla. Las aguas procedentes de la zona de Valmoro, regatos y escorrentías del monte, se adentraban con fuerza a la entrada de la localidad de Cunquilla cruzando la carretera hasta llegar al Almucera anegando toda la superficie a su paso.

Un grupo de vecinos dirigidos por el alcalde, Eutimio Fernández, se encargaban de construir un dique de defensa para que las aguas no llegasen hasta las casas.

Efectivos de la Guardia Civil acompañaban a los vecinos en las tareas. El alcalde barajaba incluso abrir una zanja en la carretera con el fin de que las aguas no penetrasen en el pueblo, según explicó ayer noche a este diario el alcalde del Ayuntamiento de Granucillo, a quien está adscrito la localidad de Cunquilla. La noche de presentaba muy larga para los vecinojs de Granucillo,