Hoy, 8 de agosto, se cumplen cien años de la muerte de don Miguel Ramos Carrión. Este ilustre escritor había nació en Zamora en 1845, se le conocía con el seudónimo de "Boabdil el Chico", y fue autor de comedias, zarzuelas y poemas que alcanzaron merecida fama.

Entre sus obras más conocidas se encuentran "Agua, azucarillos y aguardiente", "La tempestad", "El rey que rabió" y "Los sobrinos del Capitán Grant". Es también muy popular su poema "El seminarista de los ojos negros".

El diario El Heraldo de Zamora del lunes 9 de agosto de 1945 publicaba la noticia del fallecimiento de don Miguel Ramos Carrión en Madrid, anotando que había nacido el 17 de mayo de 1845 en el número 28 de la calle de la Rúa y había sido bautizado en la parroquia de San Cipriano. Fueron sus padres don José Ramos Vaquero, abogado en ejercicio en Zamora y doña Juana Carrión. Ramos Carrión había estudiado sus primeras letras en Valladolid y luego continuó su larga y fructífera carrera de escritor en Madrid, donde falleció el 8 de agosto de 1915.

La ciudad de Zamora recuerda al escritor dedicándole el nombre de la calle en que había nacido y el teatro que se encuentra enfrente de la casa donde pasó su niñez.

El Teatro Ramos Carrión data del año 1916, año en que se inauguró con el estreno de "La noche del sábado", de Jacinto Benavente. Se trata de un edificio de estilo modernista, obra del arquitecto Francisco Ferriol. Los zamoranos lo conocimos siempre como el "Nuevo Teatro"; allí actuaron importantes compañías de revistas, alternando con obras de teatro y funciones de cine. Después de una época de decadencia, tanto de cine como de teatro, permaneció abandonado más de 10 años. En 1996 comenzó un concurso de ideas con objeto de renovar el edificio completamente, habiendo realizado las obras hasta el año 2011 que parecían haber terminado; pero al día de la fecha, entre modificaciones, adaptaciones, rectificaciones y ampliaciones, el teatro Ramos Carrión no se ha abierto al público, no funciona como espacio cultural que se proyectaba y está siendo motivo de feroces críticas, sobre todo por el antiestético vallado de la obra que no permite ver una parte del edificio y parece ser molesto para algunos vecinos.

Podía ser este año de conmemoración del centenario de la muerte de don Miguel Ramos Carrión ideal para la reapertura del teatro que lleva su nombre.