San Miguel de la Ribera cerró ayer sus fiestas patronales con el tradicional encierro mixto, que comenzó puntual a las 5 de la tarde, hora taurina, con la suelta de dos novillos colorados de encaste navarro, de la ganadería salmantina Hermanos Celador Zurdo.

En los límites de la pradera, tras las vallas de seguridad, se agolpaban miles de amantes del toro y curiosos que acudieron hasta la localidad a disfrutar del espectáculo. El buen tiempo ayudó a que el hecho de que el día del santo cayera en lunes apenas se notara en la afluencia de público respecto a otros años.

Los dos astados de Celador Zurdo demostraron desde el principio su carácter bravío intentando embestir a los aficionados que se animaron a saltar al prado para demostrar su habilidad haciendo recortes. Los caballistas que acudieron a San Miguel también tuvieron la oportunidad de protagonizar hermosas carreras entre los novillos.

Sin embargo, pasada una hora, el más grande de los dos novillos saltaba a una finca cercana, en la que pastaba un rebaño de vaca, rompiendo la valla que la cerca. El encierro continuó entonces sin ese astado, mientras los aficionados intentaban conducir al segundo hasta el casco urbano de la localidad.

Aunque los bóvidos pudieron dar un susto a más de un aficionado, no hubo ningún herido por asta de toro.