Los aficionados lograron que el segundo toro llegara hasta el casco urbano de San Miguel de la Ribera, aunque después de varias horas corriendo por la pradera, la fatiga hizo mella en él, como suele suceder con las reses más bravas, y cuando se encontraba a las puertas de la principal calle del recorrido se negó a continuar la carrera.

El astado fue entonces devuelto al camión y se soltó un tercer novillo de refresco, que durante más de hora y media corrió por las calles de San Miguel de la Ribera y resultó ser el que más juego dio, sobre todo para los aficionados que participaban a pie.

Pasadas las 9 de la noche, ponían la maroma al tercer novillo y el encierro se daba por concluido. Terminaban así unas fiestas en las que han tenido al toro como protagonista, con un festival, dos encierros mixtos y un coloquio taurino.