La iglesia parroquial de San Vicente de la Cabeza está dedicada a San Lorenzo Mártir ( cuya festividad es el 10 de agosto). Ya en el siglo XVIII el templo contaba en su altar colateral separado del principal con una reliquia de San Vicente Mártir «De la que se dice ser un hueso de la cabeza de dicho santo». Así lo refrendaba en su visita a las Vicarías de Alba y Aliste entre los meses de mayo, junio y julio de 1791 don Manuel Cid y Monroy, Vicario Visitador y Juez Eclesiástico del Arzobispado de Compostela, al que entonces pertenecían las parroquias alistanas y albarinas. Tras recorrer la Raya pueblo a pueblo montado en una burra y con una mula de carga, el 23 de mayo de 1802 fue nombrado Arzobispo de Burgos.

Manuel Cid y Monroy dejó constancia en sus históricos manuscritos, rubricados sobre el terreno en Aliste y Alba, hoy salvaguardados en Santiago de Compostela, de la devoción y «La constante tradición de ser tal reliquia la que vienen a adorar muchas personas, tanto del país como fuera de él, especialmente las que se hallen tocadas del mal de rabia para el que parece ser muy probada y de mucha virtud». Las creencias pasadas generación tras generación de padres a hijos, defiende que se trata de un hueso de la cabeza de San Vicente.

En aquella fecha la parroquia contaba con 26 vecinos y 80 personas de comunión (mayores) y «El estado de la iglesia se halla muy decente, aseada y provista de ornamentos; solamente tiene necesidad de que se reforme la capa negra y que se ponga nueva en la parte superior de los cajones de la sacristía». Existía una Memoria Pía fundada por María Vara para casar parientas de la que es administrador el cura párroco Tirso Fraile». Tenia 417 reales y se contribuía a cada parienta con 165 reales.