Se acabó el Garbanzo de Fuentesaúco. Si alguien pretende comprar la legumbre auténtica, amparada por la Indicación Geográfica Protegida, es muy probable que a estas alturas no lo encuentre o se vea mal para localizarlo en el mercado. La «nefasta cosecha» de 2103 ha acabado a estas alturas con las existencias y, lo que es más preocupante, la escasez de semilla mermará las expectativas de siembra para la presente campaña, que no alcanzará las cuatrocientas hectáreas de media de los últimos años.

Así se advierte desde el Consejo Regulador de la Indicación Geográfica Protegida Garbanzo de Fuentesaúco, que ha hecho una valoración de la cosecha 2.013 y su repercusión en el mercado. Según los datos del Consejo la última cosecha recogida arroja una producción media de 397 kilogramos por hectárea, «lo que supone apenas un 44% de la producción media recogida en los últimos años».

Los motivos de esta mermadísima recolección «son puramente meteorológicos», fundamentados por el exceso de lluvias de los meses de marzo y abril, que, según fuentes del Consejo Regulador, «retrasaron la fecha de siembra en más de un mes respecto al momento óptimo. Esta alteración del ciclo hizo que el cultivo no vegetara de forma adecuada a las etapas que debe ir cumpliendo, con el resultado de la baja producción mencionada».

Si a la escasa escasa producción se une la falta de existencias de cosechas anteriores, la consecuencia inmediata es «un desabastecimiento de los canales habituales de distribución del Garbanzo de Fuentesaúco». De hecho, según las empresas envasadoras, a partir de navidades comenzaron a restringirse las ventas del garbanzo saucano a los puntos de venta y distribuidores, precisamente por esa falta de existencias.

El Consejo Regulador estima que esta situación anómala perjudica al propio órgano de control, a sus productores y envasadores, así como «a los profesionales que trabajan cada día por posicionar y comercializar esta singular legumbre». Y desde luego a los consumidores habituales que no van a poder disponer de Garbanzo de Fuentesaúco hasta la próxima campaña.

Ante esta anómala y desconocida situación, la Indicación Geográfica quiere aclara que la coyuntura actual «es fruto de causas puramente naturales, que no se pueden atribuir a nadie en particular, de ahí que el Consejo ponga todas sus energías en difundir de una forma transparente la desaparición temporal de nuestros garbanzos en los mercados». El órgano de control de la emblemática legumbre zamorana incide en que el Garbanzo de Fuentesaúco «es un producto autóctono ancestral conservado en su pureza varietal, con unos parámetros de calidad inigualables, con una superficie de producción limitada, sujeto a condiciones meteorológicas que a veces limitan los rendimientos productivos».

Y al igual que ocurre con otros producto de la tierra, el garbanzo saucano padece las nefastas consecuencias de «importaciones masivas de países terceros» que se venden a precios mucho más baratos con los que resulta imposible competir. Los costes de producción son elevados comparados con los de fuera, pero desde el Consejo Regulador se apela a la reflexión del consumidor porque «hay que tener en cuenta que este cultivo genera trabajo y riqueza en nuestro país y sobre todo está buenísimo».

Y ante la competencia desleal de quien vende garbanzo como si fuera el auténtico de Fuentesaúco, el Consejo recuerda que la legumbre autóctona y amparada por la Indicación Geográfica Protegida, «sólo se comercializa envasado y con una contraetiqueta numerada sobre su envase, por lo que se debe desconfiar de aquellos garbanzos que nos venden a granel, con un letrero que alude a Fuentesaúco porque se trata de una imitación fraudulenta».