Riofrío de Aliste celebró ayer la mascarada de invierno de «Los Carochos», declarada oficialmente Fiesta de Interés Turístico Regional de Castilla y León. Esta ha sido la tradicional manera durante décadas de celebrar el Año Nuevo. La salida tuvo lugar con una hora de retraso.

El «Diablo Grande», personaje principal de la escenificación, estuvo encarnado por Javier González y su compañero de andanzas, el «Diablo Chiquito», por Aitor Cabezas.

El resto fueron representados por Mario Antón (Galán), José Juan Gullón (Madama), Alberto Chimeno (el del Tamboril), Benjamín Chimeno (El del Cerrón), David Casas (El Molacillo), José Miguel Canas (Ciego de Atrás), José Manuel Vara (Filandorra), Gerardo Morán (Gitano) y Jorge Blanco (el del Lino).

El Diablo Grande es el gran protagonista de la fiesta, llevando una careta de corcho de alcornoque, más conocido en la zona como «Zofrero», que va cubierto con una capa de pez. La nariz es de hojalata, lo mismo que los dientes, en este caso pintados de color blanco; siendo los dos grandes colmillos de cerdo macho. Los dos cuernos que la coronan son de corcha.

Como complemento frontal lleva serdas (cerdas) negras pertenecientes a la crin de un caballo. Por la parte trasera el cierre se hace con una piel (zamarra) de una oveja «ribranca», nombre que se le da en la zona alistana a las madres de la raza castellana en su variedad «negra». Las ribrancas son aquellas que tienen el rabo blanco. Las tenazas de escalera son su enser más característico: cinco tramos que culminan con dos cuernos de cabra.

Como suele ser habitual, a parte de la salida, frente al antiguo cuartel de la Guardia Civil, calle principal, el momento más llamativo y vistoso fue la primera de las cinco peleas, esta en el entorno de la iglesia parroquia de San Pedro Apóstol. Donde los 11 personajes hicieron de las suyas. Unos atacando y otros defendiendo.

La mascarada de invierno de los Carochos de Riofrío es una de las pocas de la Raya donde se utilizan animales: burras de la raza zamorano-leonesa; una pareja va tirando del carro y la otra la utiliza el Gitano para hacer su entrada en el pueblo y sus consiguientes bromas. Desde 1974, «Los Carochos» vienen saliendo a la calle todos los años y ya van 39.