ESPECIAL JARDINERÍA Y CAMPO

¿Cuáles son los mejores meses para sembrar el césped?

Los momentos propicios para esta tarea coinciden con la primavera y las semanas posteriores al verano

Un operario durante unas labores para cortar césped.

Un operario durante unas labores para cortar césped. / M. A. C.

T. S. R.

T. S. R.

Para disfrutar de un buen césped resulta imprescindible saber cómo y cuándo llevar a cabo las tareas de siembra. Escoger el momento idóneo es importante para tener éxito y lograr que el césped crezca de manera adecuada y se parezca al imaginado a la hora de proyectar la imagen de la parcela. 

Un césped bien cuidado ofrece un agradable espacio de recreo para quienes tienen la suerte de tener suelo donde sembrar este pasto natural. ¿Cómo y cuándo hacerlo para no llevarse sorpresas desagradables y disgustos?

Los expertos apuntan algunas cuestiones clave que determinan que la mejor época para llevar a cabo esta tarea es la que va de mediados de marzo a mediados de mayo, o la que media entre finales de agosto y finales de octubre.

Puede intentarse en otros meses del año, pero las características de los períodos mencionados ofrecen más posibilidades de éxito a la hora de contar con un césped sano y que tenga buen aspecto.

La elección de estás épocas tiene como objetivo evitar condiciones extremas en el clima, para que los brotes, muy frágiles, resistan sin tantos problemas. 

Esas hierbas recién nacidas precisan de humedad constante, entran en conflicto con las malas hierbas y soportan con dificultad la sequía o las heladas, tan habituales en provincias como Zamora durante los meses de invierno.

Así, al sembrar el césped en primavera, los interesados evitarán las heladas, salvo excepciones en algunas comarcas o en olas de frío tardías, a la vez que esquivarán las olas de calor, que no suelen aparecer hasta el mes de junio.

Por lo que respecta al otoño, la situación se invierte. Es conveniente dejar pasar el rigor de los calores extremos y utilizar las semanas en las que las heladas todavía no hayan hecho acto de presencia. 

Los meses de septiembre y octubre ofrecen una ventaja, porque la tierra caliente, tras la etapa estival, suele ayudar al crecimiento del césped en las mejores condiciones.