En las más de tres décadas participando en la celebración, el presidente de la cofradía del Cristo de Valderrey, Antonio Martín Alén, no recuerda un año en el que la lluvia obligara a suspender por completo la procesión de primera hora de la mañana que lleva al Cristo que da nombre a la cofradía desde la iglesia del Espíritu Santo hasta la ermita de Valderrey, pasando por Valorio y haciendo la tradicional parada para tomar un chocolate con churros en el puente Croix.
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Pero este año no pudo ser, las precipitaciones a primera hora de la mañana obligaron al traslado de la talla del siglo XVII en una furgoneta para evitar daños por el agua y el desayuno hubo que realizarlo ya en la ermita.
Paradójicamente se trata de un Cristo de rogativa, que se saca a los campos para pedir lluvias que traigan buenas cosechas, ya que esta celebración documentada desde el primer cuarto del siglo XVIII tiene un origen agrario. Pero este año ha sido al revés, llovió a primera hora de la mañana, pero tras la misa de la una del mediodía el cielo respetó la tradición.
.Por ello, sí se pudo celebrar el pequeño recorrido procesional con el Cristo de Valderrey por los campos del entorno de la ermita para bendecirlos. Tras ello, el tiempo mejoró e incluso a la hora de comer hubo momentos de sol en los que se agradecía ir en manga corta. Pese a todo, la presencia de romeros y zamoranos fue menor a la de años anteriores, algo que notaron los puestos de rosquillas y avellanas y las casetas hosteleras. Lo que no ha perdido vigor es la cofradía, que ya ronda el medio millar de cofrades, entre ellos sesenta mujeres.