Silver Economy, una oportunidad latente para nuestros pueblos (V)

En Sayago, desde la pandemia, el goteo de personas que ha hecho el camino inverso de la emigración, de la ciudad al campo, es lento pero incesante

Los nuevos vecinos de Badilla, Juana y Jose Luis.

Los nuevos vecinos de Badilla, Juana y Jose Luis. / Cedida

B.C.

Jubilarse en el paraíso

Juana y José Luis pertenecen a ese pequeño pero creciente grupo de personas que hemos dado en llamar “los nuevos pobladores del medio rural”. Malagueños, de 57 y 63 años, acaban de estrenar su condición de nuevos vecinos en Badilla de Sayago y, a pesar del escaso tiempo transcurrido, apenas dos meses, están convencidos de que Badilla será su hogar hasta el final de sus días. “Queríamos pasar las cuatro estaciones antes de tomar una decisión definitiva, pero creo que ya lo tenemos claro. Es el sitio en el que queremos pasar el resto de nuestra vida”.

Él jubilado. Ella recién expulsada del mercado laboral tras casi cuatro décadas dedicada al mundo turismo. Hasta hace unos meses, la pareja tenía su residencia en Málaga, a diez minutos del paseo marítimo y a pocos metros de todos los servicios durante los 365 del año. “Estuvimos bien mientras hemos estado trabajando y con nuestros hijos, pero en los últimos tiempos, Málaga se ha vuelto terriblemente impersonal. Está masificada con muchísima gente de fuera y es tremendamente cara. Así que decidimos empezar una nueva vida. Más tranquila, más relajada y más acorde con nuestra nueva situación económica” explica Juana.

Empezaron su búsqueda en distintos portales inmobiliarios hace meses. Al principio se lo tomaron casi como un juego, como un sueño, solo para echar un vistazo y pasar el rato. Finalmente, una mañana de verano, decidieron convertir su sueño en realidad. “Trazamos una ruta con todas las casas y los pueblos que nos gustaban y fuimos concertando citas siguiendo toda la Ruta la Plata. Cuando llegamos aquí y vimos este pueblo y esta casa anulamos todas las citas que teníamos concertadas para los siguientes días”

Querían una vivienda independiente, con chimenea y donde no fuera necesario coger el coche para estar en contacto con la naturaleza. “La casa se adaptaba perfectamente a lo que queríamos, es económica y está en un enclave precioso. Un auténtico paraíso. Además, nos sorprendió el buen estado de las carreteras y los trazados tan rectos”. Después- dice Juana- llegó el extra: los vecinos. “Son gente de una calidad humana extraordinaria. Divertidos y acogedores a pesar de que tienen un carácter muy distinto al nuestro. Resulta increíblemente enriquecedor. Conozco a más gente y tengo más relación con los vecinos de Badilla que la que tenía con los vecinos de mi barrio y de mi bloque de viviendas en Málaga. Dese el primer día nos han colmado de explicaciones y atenciones, nos han acogido con una amabilidad sorprendente”

 En el corto camino recorrido desde Málaga hasta su plena integración en la vida de la comunidad de Badilla han contado con aliado insustituible:  la asociación cultural Nuestra Señora del Rosario. “A nosotros la asociación nos ha facilitado el primer contacto y la relación con los vecinos, pero para el pueblo es algo vital. La asociación es una oportunidad de ocio, de cultura y de contacto social. También es un estímulo para compartir. Para compartir el tiempo, las emociones, las experiencias…Para compartir la vida. Lo mismo se juega a las cartas que se limpia el local o se organiza una cena. Es fantástico. Con ella el pueblo está totalmente vivo”

Mientras preparan la comida al calor de la chimenea y nos ofrecen un chupito de vino de su tierra – precisando que también les encanta el vino de Arribes y los extraordinarios paisajes que forman sus bancales- insisten en la felicidad que han encontrado en Badilla. “Somos felices y vemos que la gente también es feliz. Hay una combinación perfecta entre la tranquilidad y la actividad. Por un lado, te encuentras a gente súper mayor cuidando su huerto y centrada en multitud de quehaceres, y por otro, vemos a esa misma gente relajada, dando paseos y disfrutando de la paz de estos paisajes. Evidentemente no tenemos los servicios que teníamos en Málaga, pero no puedes pretender disfrutar de la paz que te da vivir en plena naturaleza, sin polución, sin ruidos y tener un gran supermercado al lado de casa”.

Cuando les pregunto si lamentan no haberse encontrado antes con su paraíso, dudan solo un momento. “Antes, quizás no hubiera sido posible. Aquí, las oportunidades laborales para los jóvenes son escasa, pero es un paraíso para quienes hemos finalizado la vida laboral y gozamos de autonomía y salud. De momento, es lo único que pedimos. Si algún día necesitemos cuidados permanentes supongo que tendremos que replantearlo. Aunque hemos visto a gente muy mayor y muy delicada que sigue viviendo en su casa”. Hace un repaso por su memoria y se detiene en una pareja que pronto cumplirá los 90 “Lo primero que hemos hecho es darles nuestros teléfonos, porque nos preocupa que en cualquier momento pueda pasarles algo”.

La preocupación que expresan estos malagueños es, sin duda, una preocupación compartida por familias, vecinos o instituciones como ayuntamientos o la propia diputación provincial. Pero ese desasosiego puede encontrar cierta calma en las innovaciones sociales y tecnológicas que ponen a nuestra disposición herramientas para facilitar que los mayores puedan seguir disfrutando de su entorno todo el tiempo posible, en condiciones de seguridad y con los cuidados necesarios.

Ese es precisamente el objetivo del proyecto Silver DIGIque se está desplegando como experiencia piloto en 5 municipios de la comarca de Sayago. La iniciativa, basada en la tecnología, trata de llevar a los hogares de los usuarios la teleasistencia avanzada y la monitorización de sus rutinas, haciendo posible el control permanente de su actividad diaria, sin intervenir en ella, pero disponiendo de los elementos necesarios (sistemas de alerta, acompañantes silver, comunicación a distancia…) para actuar de inmediato ante cualquier incidencia.

Crecen los partidarios del “yo me vuelvo al pueblo”

Ruta de senderismo.

Ruta de senderismo. / Cedida.

En Sayago, desde la pandemia, el goteo de personas que ha hecho el camino inverso de la emigración, de la ciudad al campo, es lento pero incesante. En Badilla, a comienzo del 2020 había 76 habitantes, la cifra más baja desde que hay registros sistemáticos. A comienzos del 2022 el número habitantes se situaba en 85 vecinos y desde entonces - según nos explica Teresa Tejado desde la asociación de Badilla - se han instalado en la localidad, al menos, otra media docena de personas. Parece poca cosa, pero estamos hablando de un incremento de población superior al 10%.

Entre los nuevos pobladores está una pareja de origen peruano. Él trabaja en una explotación ganadera, ella complementa ingresos con trabajos de estética a domicilio que han tenido una gran acogida por parte de los vecinos.

Otra pareja con niños, que reside en Madrid, está rehabilitando una casa recién adquirida con intención de trasladar su residencia. Compraron la vivienda hace un año y desde entonces vienen -con un grupo de amigos- todos los fines de semana, puentes y vacaciones para acabar la rehabilitación. Su primer contacto con Badilla se produjo durante las pasadas navidades. “Dicen que han sido las mejores navidades de su vida, tanto para ellos como para los niños. Pasaron mucho frío porque la casa no estaba todavía acondicionada y no tenían calefacción, pero aseguran que el calor se lo dimos nosotros”.

Teresa Tejado, miembro activo de la Asociación Nuestra Señora del Rosario, también forma parte, junto a su marido, del colectivo que ha decidido volver al pueblo tras la jubilación. “Creo que hemos sido la última pareja en dar el paso de venirnos definitivamente, pero somos bastantes los que hemos emprendido ese camino y creo que la tendencia va a mantenerse durante algún tiempo. La gente está conservando y restaurando la casa de sus padres o de sus abuelos como segunda residencia o con intención de volver cuando se jubilen, como hemos hecho nosotros, que después de 40 años en Madrid – donde siguen sus hijos y sus nietos- estábamos deseando volver al pueblo”

Para Teresa, lo más importante es que la gente sigue manteniendo un fuerte arraigo con el pueblo. Durante el año son 80 ó 90 vecinos, pero en verano la población se duplica y la semana de las fiestas la localidad llega a sumar hasta 500 vecinos. Esa fuerte vinculación con la tierra se traslada también a la asociación que cuenta con casi 200 socios. Muchos más que vecinos.

El dinamismo y la participación social como eje de bienestar

La asociación es el eje central de la vida social de Badilla y contribuye de forma decidida a mantener vivo el espíritu de comunidad. El local – las antiguas escuelas – permanece abierto durante todo el año los sábados, domingos y festivos; el resto de la semana también se abre para otras actividades puntuales como las clases de baile o de gimnasia.

 Es el punto de encuentro de los vecinos. Allí se reúnen, charlan, juegan a las cartas, se toman un café, organizan magostos, cenas, rutas de senderismo por la zona o excursiones a otros puntos de España. “Aquí todo lo que organizamos es un éxito. Alguien propone hacer una cena, se saca un folio para que la gente se apunte y cuando te das la vuelta ya hay 50 personas apuntadas y haciendo su aportación. Todo lo hacemos a escote.”

Disponen, además, de una biblioteca bastante amplia, tienen wifi y, hasta hace poco, contaban también con ordenadores donados, ya retirados por obsoletos. “Más o menos -explica Teresa- aquí todo el mundo está familiarizado con las herramientas digitales más básicas. Hace unos años, se organizaron cursos para la gente más mayor, para la gente de 75 o 80 y todos aprendieron a manejar internet o a utilizar el wasap, a raíz de eso algunos se compraron smartphones o incluso ordenadores”.    

Desde su experiencia, Teresa defiende que la inclusión digital de los mayores es posible y deseable, y ve en ella una oportunidad para ampliar la oferta de actividades, mejorar los cuidados y facilitar el acceso a los servicios.

Una oportunidad demográfica, de empleo y emprendimiento a través de los servicios silver

Los paisajes que impresionaron a los malagueños

Los paisajes que impresionaron a los malagueños / Cedida.

Juan Peláez, que lleva 16 años dedicado al desarrollo rural en la comarca de Sayago, cree que la oferta de servicios silver es una oportunidad de emprendimiento en el territorio, tanto en el ámbito de los cuidados como del ocio y el envejecimiento activo “La gente mayor está ávida de hacer cosas. Es gente activa, participativa. No quiere estar en su casa todo el día o limitarse a dar de comer a las gallinas. Lo que le falta muchas veces es oferta, pero tienen inquietudes y voluntad de participar”.

En definitiva, son consumidores potenciales de servicios y productos. El bar o el entramado de asociaciones y locales sociales cubren una parte importante de esos servicios que se demandan, pero la oferta podría ser mucho más amplia y - en opinión de Juan- también rentable. “El envejecimiento -asegura- es una realidad y los mayores tienen sus necesidades. Tenemos que ser capaces de dar respuesta a esas necesidades y convertir nuestra realidad demográfica en una oportunidad de empleo y de emprendimiento”

En la comarca de Sayago, son testigos del papel que los mayores pueden jugar en la dinamización económica del territorio. Aquellos municipios que cuentan con residencias y centros para mayores han consolidado un buen puñado de puestos de trabajo directos e indirectos que han beneficiado, fundamentalmente, a personas de la comarca. Es el caso de Muga de Sayago, Fariza, Almeida o Fermoselle.

Además – explica Dora Herrero, la alcaldesa de Muga- hay muchos residentes de la comarca y del pueblo que de no ser por la residencia se hubiesen ido, incluso hay personas que vivían fuera y han regresado porque en la residencia se sienten más cerca de su entorno. Están con otros vecinos de toda la vida, salen a dar un paseo por su pueblo e incluso algunos van a su casa y vuelven”

La alcaldesa defiende la conveniencia de utilizar todas las herramientas disponibles para facilitar que los mayores puedan vivir en su casa el mayor tiempo posible. Por eso, proyectos como el Silver Digi se perfilan como un estímulo y apoyo para facilitar esa permanencia en condiciones de calidad y seguridad. El programa abre la puerta a la prestación de nuevos servicios y, sobre todo, constituye un plus de tranquilidad y seguridad para ellos y para sus familias.

Profundizar en esa dinámica para evitar la fuga de la población silver y promover su retorno es una forma de crear empleo y fijar población por partida doble, un elemento de dinamización demográfica. “Si se crean puestos de trabajo en torno a la población mayor – dice la alcaldesa- tendremos más gente joven que se queda o que viene porque tiene oportunidades laborales”

Juan Peláez y Teresa Tejado.

Juan Peláez y Teresa Tejado. / Cedida

Hay otras tendencias, todavía muy poco dinámicas, que indican que existe una coyuntura favorable para que la situación demográfica pueda cambiar su curso en el medio rural de comarcas como Sayago. “En los últimos años – explica Juan Peláez-  sobre todo durante y después de la pandemia, hemos comprobado que el teletrabajo es también una oportunidad para el medio rural. En la zona hay ya personas que teletrabajan en empresas de Barcelona o Madrid. Viven aquí y se desplazan de forma puntual algún día a la semana. Las posibilidades están ahí, pero, a veces, la gente no es consciente de ello”

Juan defiende la necesidad de llevar a cabo una labor de promoción del mundo rural como destino vital y residencial aprovechando que las distancias se han acortado con las nuevas tecnologías y que se miden, no en kilómetros, sino en accesibilidad y tiempo. “Yo tardo menos en llegar hoy a Zamora de lo que tardaba en llegar a mi trabajo cuando vivía en Madrid. La calidad de vida que tengo es infinitamente mejor, y el coste económico infinitamente menor. Es cierto que, hoy por hoy, las oportunidades laborales son pocas, pero las de emprendimiento son numerosas. Tenemos muchos recursos y los mercados son globales. Todo eso tiene que visibilizarse y, en ese sentido, la promoción del territorio como un destino vital idóneo es algo esencial”.

Un proyecto piloto para ensayar oportunidades y soluciones

El vicepresidente segundo y diputado de Fondos Europeos, Ramiro Silva y Ana Isabel Sánchez (jefa de Servicio) se reune con los ayuntamientos del Silver Digi. El la foto el alcalde de Fariza, Manuel Ramos y la alcaldesa de Muga, Dora Herrero.

El vicepresidente segundo y diputado de Fondos Europeos, Ramiro Silva y Ana Isabel Sánchez (jefa de Servicio) se reune con los ayuntamientos del Silver Digi. El la foto el alcalde de Fariza, Manuel Ramos y la alcaldesa de Muga, Dora Herrero. / Cedida.

Dar respuesta a las necesidades detectadas y aprovechar las nuevas oportunidades que se perciben es el objetivo del proyecto piloto Silver DIGI diseñado por la Diputación de Zamora. El proyecto cuenta con un Centro de Innovación, Emprendimiento y Participación Social que trata de impulsar el aprovechamiento de la Silver Economy como nuevo yacimiento de empleo, contempla la implantación de un servicio de video-asistencia y monitorización para mayores de 65 años con el fin de prestar nuevos servicios de cuidado y acompañamiento a través de las nuevas tecnologías, incluye la formación necesaria para cuidadores y usuarios, además del despliegue de las infraestructuras y del equipamiento necesario para testar las soluciones propuestas.

El objetivo final es que el pilotaje, que se llevará a cabo durante los próximos meses en cinco municipios de la zona, sirva de referente para nuevas iniciativas de emprendimiento, trasfiriendo sus resultados al resto de municipios de la comarca. En esa línea, la selección final de los ayuntamientos participantes se ha realizado tras un análisis detallado de los datos económicos, demográficos, de vivienda y de servicios, lo que permitirá conocer cómo evoluciona la implementación del proyecto en localidades con distintas características, analizando las fortalezas y debilidades que aporta cada una de las variables.

Dentro de la variable del bloque económico y demográfico se han seleccionado los indicadores de municipio con mayor tasa de paro, territorio con mayor tasa de dependencia y  municipio con mayor porcentaje de población.

En el bloque de vivienda y hogar los criterios elegidos han sido, por un lado, el municipio con mayor volumen de hogares unipersonales, por otro, el de mayor tamaño medio del hogar. De este modo, se pretende analizar el impacto del proyecto en las personas mayores que residen solas y, al mismo tiempo, el grado de satisfacción que la tecnología implantada tiene para los usuarios cuando su uso es compartido por varias personas en el mismo hogar.

Con estos criterios el testeo de los programas de innovación tecnológica en la prestación de servicios a mayores se llevará a cabo en los municipios de Bermillo de Sayago, Fariza, Moral de Sayago, Muga y Peñausende. El objetivo seguir abriendo el camino para el desarrollo de la Silver Economy en la provincia.

La Estrategia Silver Economy es la estrategia implementada por la Diputación de Zamora para contribuir a reactivar el desarrollo económico y demográfico de la provincia, a partir de la puesta en marcha de servicios silver innovadores. En este marco, el proyecto SILVER DIGI - financiado por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico y promovido por el área de Emprendimiento y Fondos Europeos- constituye una apuesta decidida a la hora de abordar e incentivar nuevos servicios destinados al colectivo de mayores en la Comarca de Sayago. En este reportaje comprobamos el potencial de la comarca para atraer nuevos pobladores y convertirse en lugar de residencia preferente para el colectivo silver, descubrimos el dinamismo social que albergan pequeñas localidades como Badilla de Sayago y analizamos la creciente demanda de actividades y productos silver en la zona, así como el papel que pueden desempeñar las nuevas tecnologías en la prestación de servicios y en la mejora de la calidad de vida de sus habitantes.