Así funciona la Unidad de prevención de suicidio de Zamora

Las personas que han pasado por un intento autolítico cuentan con ayuda de profesionales de Psiquatría, que atienden una media de dos casos a la semana

Paula Gutiérrez, Marcos González y Vanessa Martín de la Unidad de prevención de la conducta suicida del Hospital Provincial

Paula Gutiérrez, Marcos González y Vanessa Martín de la Unidad de prevención de la conducta suicida del Hospital Provincial / Ana Burrieza

Carlos Gil Andrés

Carlos Gil Andrés

Marcos González Iglesias, psiquiatra, Paula Gutiérrez Báez, enfermera, y Vanessa Martín Muñoz psicóloga clínica, forman la Unidad funcional de prevención e intervención en conducta suicida, un recurso que funciona en Psiquatría del Hospital Provincial dedicado fundamentalmente a prestar apoyo a las personas que han experimentado un intento de suicidio y que mantienen un alto riesgo de repetirlo.

La preocupación por este importante problema de salud pública no es nueva, como relata Marcos González y de hecho el centro participó en Eurogenas, un proyecto europeo de prevención del suicidio en diferentes regiones de Europa: "Una de ellas era Castilla y León en concreto el hospital de Zamora".

Fruto de esta preocupación está ya en marcha una unidad más estructurada y dedicada al enfoque clínico: "Nos planeamos es un tratamiento, un abordaje más específico de las personas que hacen un intento de suicidio y que se considera que están en una situación de alto riesgo", explica González.

Una situación "que requiere una intervención no solo intensiva sino además multidisciplinar, con intervención psiquiátrica, psicológica y de enfermería, de continuidad de cuidados y gestión de casos", indica Paula Gutiérrez. La labor de la Unidad se centra en la atención a los supervivientes de un intento de suicidio, pero también las personas que han sufrido la pérdida de un familiar por esta causa y necesitan ayuda "porque sabemos que tienen también a su vez muchas dificultades posteriores con el duelo". Y por otro lado buscan "poder estar integrados en todas las acciones comunitarias que se hacen alrededor del suicidio y que afortunadamente en los últimos años han sido cada vez más".

Cuadros adaptativos, rupturas o problemas interpersonales son los factores desencadenantes más habituales que están detrás de un intento de suicidio. "En un momento dado la persona no sabe cómo enfrentar esta situación, llega a un punto desesperación y es cuando sucede el intento de suicidio", afirma Vanessa Martín, que habla de un perfil típico de personas de mediana edad, entre los 50 y 60 años.

Las frases

Las frases / ANA BURRIEZA

Aunque las patologías psiquiátricas como cuadros depresivos, trastornos de personalidad o abusos de sustancias pueden ser la causa desencadenante de un intento de suicidio en la práctica de la Unidad no se considera lo más habitual. "Son personas que tienen una situación vital difícil, lo que genera una serie de sintomatología psiquiátrica y que a la vez lleva al intento de suicidio. Pero la percepción que tengo es que no necesariamente había una patología psiquiátrica previa o algún trastorno clínico que les hubiera hecho tomar contacto previamente con los servicios de salud mental".

Los pacientes no llegan directamente a la Unidad. Cuando una persona acude a Urgencias con un cuatro agudo, con alguna autolesión se valora por el psiquiatra de hospitalización y si aprecia que puede haber riesgo alto de reiteración se comunica con la enfermera de la Unidad. "Lo que hago es analizar con mis compañeros la posible derivación y se empieza a gestionar el caso, con un seguimiento telefónico intensivo durante los primeros días hasta que llega a consulta de psiquiatra y psicóloga", indica Paula Gutiérrez.

"Siempre hacemos una reunión del equipo multidisciplinar porque todos desde nuestras áreas podemos aportar y podemos ver beneficios de las intervenciones que cada uno podemos hacer a nuestro nivel" añade la enfermera.

Los miembros del equipo, en Psiquiatría

Los miembros del equipo, en Psiquiatría / ANA BURRIEZA

Pueden llegar a recibir una meda de dos casos a la semana, aunque hay también un cierto factor estacional, por ejemplo entre octubre y noviembre suelen ser épocas peores o determinadas fechas del calendario, como las navidades en las que parece incrementarse el fenómeno.

Una de las premisas es "ponernos muy rápidamente a trabajar con el problema que ha motivado o que ha desencadenado el intento de suicidio", una atención en general bien recibida por estas personas, que se refleja en el hecho de que la adherencia al tratamiento es muy alta: muy pocos fallan alguna consulta.

"Muchas veces más que una intervención intensiva, psicológica o con psicofármacos lo que necesitan en estos primeros estadios es tener ese sentimiento de acompañamiento, que alguien les escuche, que tengan alguien en quien confiar, que no tengan temor o vergüenza de expresar lo que sienten, exponer sus ideas sin que nadie les juzgue".

El trabajo se centra sobre todo en los seis primeros meses, los más críticos tras el intento de suicidio. "En general los pacientes cuando reciben una atención estrecha consiguen encontrar formas de afrontamiento que lo alejan del suicidio. Digamos que salen con más herramientas para intentar superar su problema por un lado y para afrontarlo de una manera mejor mucho mejor".

Hay que tener en cuenta que la Unidad es un recurso importante, pero la prevención de la conducta suicida es un trabajo que interpela no sólo al resto del sistema sanitario, educativo o social, sino a toda la sociedad. "Hacen falta absolutamente recursos comunitarios. A veces el problema del suicidio se enfoca únicamente desde la psiquiatría o desde los servicios de salud mental pero también cabe hacer una reflexión yo creo a nivel social de cómo estructuramos los apoyos, la pertenencia a grupos informales, grupos de ocio digamos. En definitiva, la forma en que nos relacionamos con el resto de personas de la sociedad", reflexiona Vanessa Martín.

Y es "muy importante potenciar esa red social de apoyo. Al final es el mejor factor preventivo, estar apoyado, cuidar esta serie de relaciones más interpersonales, poder tener esos apoyos".

Línea telefónica

La Unidad de prevención del suicidio del Hospital Provincial mantiene una línea telefónica de atención abierta a la llamada de orientadores escolares que trabajan en los centros educativos, "cuando tienen alguna duda o cuando han visto alguna señal o algún riesgo". El equipo orienta a los docentes sobre cómo actuar o cómo pueden enfocar la mejor gestión del caso, acudiendo a los profesionales adecuados.

"La línea abierta lleva ya funcionando bastante tiempo. El profesor dice al oritentador, "estoy viendo esto" y realiza un primer abordaje. Pero puede haber un momento en que se vean desbordados por el problema. Entonces pueden recurrir a nosotros con mucha faciliad, porque siempre encuentran el teléfono abierto. Además de asesorar también creamos un espacio de comunicación que yo creo que les ayuda mucho a abordar los problemas y gestionarlos mejor. Y por otro está la vertiente más formativa, que es lo que nos reclaman normalmente desde los Servicios Sociales o desde Educación", indica la psicóloga clínica.

Desarrollo de una APP

"Tratamos de que la prevención no sea solo atender a un paciente que nos viene después de un intento de suicidio sino que también haya una difusión de herramientas dentro de los profesionales que también tienen contacto con la conducta suicida", añade la enfermera.

En concreto se está trabajando para incluir las nuevas tecnologías en una aplicación, una APP, "para hacer un seguimiento de los pacientes para los que han tenido un intento autolítico. Una herramienta que permite por un lado un seguimiento más exhaustivo del paciente y por otro dotar a este usuario de herramientas que permitan aliviar su situación en momentos de crisis ya que les permite identificar las emociones, cómo se sienten a lo largo del día y echar mano de recursos como pueden ser personas de contacto, música, imágenes o vídeos, de relajación por ejemplo, además de un teléfono de contacto con nuestro equipo o con una persona de confianza a la que dirigirse en un momento de crisis".

El registro de la aplicación "nos permite por ejemplo ver que un día concreto la persona ha podido estar más triste, podemos analizar qué ha pasado, ayudar a analizar ese factor estresante y encontrar los factores protectores que le han ayudado a reducir el estrés. Permite, por tanto fomentar esas habilidades del propio paciente", señala Paula Gutiérrez.

La idea de la aplicación nació en el servicio de Zamora y la desarrolla la universidad. Hay ya unos primeros prototipos ya probados en pacientes, pero que se están optimizando antes de que estén disponibles para todo el mundo.

No hay suicidas

"No hay suicidas hay personas que en un momento determinado tienen una situación muy difícil y que hacen un intento de suicidio , pero no se puede hablar de alguien que podamos predecir que en un futuro vaya a ser un suicida. Muchas veces depende de circunstancias vitales, sociales, de circunstancias concretas particulares que al final son las que llevan a tratar de aliviar el sufrimiento", dice el psiquiatra.

La psicóloga añade que "no son personas que quieran morir sino que tienen necesidad de aliviar un sufrimiento, superar ese tipo de situaciones vitales pero se bloquean y no encuentran otra salida: Lo que intentamos es tratar de buscar alternativas en el caso de que vuelva a haber algún tipo de predisposición a intentarlo, poder manejarlo, controlarlo y que puedan encontrar precisamente esas otras alternativas".

Es importante "que se hable de ello que deje de ser un problema tabú y se aborde de diferentes maneras y desde todos los sectores. Al final es responsabilidad de toda la sociedad y no solo de los profesionales de salud mental".

Frente a la idea generalizada de que se está haciendo poco en prevención de la conducta suicida, los miembros de la Unidad tienen otro punto de vista. "Se puede hacer más, está claro, pero sí se están buscando nuevas fórmulas más recursos y que llegue a la mayor parte de la población", afirma Vanessa Martín. Es importante "que se hable de ello que deje de ser un problema tabú y se aborde de diferentes maneras y desde todos los sectores. Al final es responsabilidad de toda la sociedad y no solo de los profesionales de salud mental".

"Hay que sensibilizar a la población, hablar del problema no ocultarlo y en el caso de que haya estos pensamientos intentar intervenir desde los primeros momentos, desde el inicio: desde saber pedir ayuda a fomentar este tipo de elementos de escucha y de acompañamiento".

Los grupos de apoyo mutuo para familiares, cuando se ha consumado la muerte

La Unidad está empeñada en fomentar los grupos de apoyo para los familiares de personas que han llegado al suicidio consumado. Como explica Vanessa Martín "los grupos de apoyo mutuo son muy importantes de cara que las personas se sientan comprendidas y puedan hablar de sus experiencias en un entorno en el que se sientan libres, nunca enjuiciados". Aspectos como la culpa, la búsqueda de sentido, del por qué son temas muy recurrentes. Y este tipo de grupos de ayuda "se ha comprobado que son muy efectivos", por lo que "estamos organizando y planificando para ponerlos en marcha, darles una difusión. Es una herramienta más que cuando surge este trágico suceso puede por lo menos ayudar a los familiares y es también un factor protector para ellos porque lo pasan mal".

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