30 años sin Baltasar Lobo

Casi 60 exposiciones individuales, 192 colectivas desde la primera en Valladolid en 1927 hasta la última en Caracas en 1983 o 25 retrospectivas efectuó en vida el escultor Baltasar Lobo, de cuya muerte repentina a los 83 años en su estudio parisino, se conmemora el día 4 de septiembre, el 30 aniversario. Tras tres décadas del fallecimiento del artista el futuro de su museo sigue en la picota en Zamora, sus esculturas embellecen las ciudades europeas, su creación sigue presente en muestras colectivas o individuales tanto en España como en otros países y Lobo representa una referencia habitual en ferias como ARCO.

Asociación de Amigos de Baltasar Lobo: Un sueño es posible

Baltasar Lobo, de origen humilde, natural de Cerecinos de Campos inició su aprendizaje artístico en Benavente para luego trasladarse a Valladolid, donde fue pupilo de Ramón Núñez y estudió en la escuela de Artes y Oficios.

Baltasar Lobo, en profundidad

En 1924 la Diputación de Zamora le otorgó una beca que le permitió trasladar a Madrid, donde pasó por la Escuela de San Fernando, aunque a los tres meses lo abandonó. Es una época donde visitaba mucho el Museo Arqueológico Nacional, donde conecta con el arte íbero presente en varias de sus etapas creativas, asistía a la Escuela de Artes y Oficios y tenía contacto con los círculos anarcosindicalistas incluso hace dibujos para la prensa libertaria.

Amigos de Baltasar Lobo organiza una nueva visita guiada por los espacios Lobo

Tras hacer el servicio militar conoció a Mercedes Guillén, mujer independiente y cultura y libertaria, con la que se casó en 1936. La pareja se trasladó a vivir a Barcelona.

Al estallar la contienda civil colaboró como ilustrador en diversas revistas anarquistas y se dedicó a labores de institución cultural de los milicianos catalanes. El taller y la casa familiar de los Lobo, que residían en Madrid, desapareció en un bombardeo, por lo que de esa época solo se conservan dibujos y obra gráfica, escaseando las esculturas.

Picasso y el exilio artístico

Su militancia política le abocó al exilio semanas antes de acabar la Guerra Civil. El zamorano fue uno de miles de españoles que pasaron por el campo de refugiados de Argulès sur Mer, mientras que su compañera, que viajaba con una carpeta de dibujos, estuvo en varios espacios de concentración para españoles.

Picasso

El zamorano, según recoge la doctora en Historia del Arte por la Universidad de Valladolid, Inés Gutiérrez Carbajal en un amplio artículo publicado en la revista Atticus, abandonó el internamiento gracias a la mediación de Picasso y logró ver a su esposa en uno de ellos, aunque no consiguió su liberación. Pese a su timidez él mismo se presentó con sus dibujos ante Pablo Picasso en París y "por mediación" del malagueño Mercedes Guillén pudo reunir con él en la capital francesa.

El aterrizaje en París fue durísimo. La pareja se planteó trasladarse a México, pero Lobo se sentía atraído por el ambiente artístico parisino.

El escultor entró en contacto con Henri Laurens, quien se convirtió en un gran amigo y su maestro e incluso "en un primer momento le regalaría algunas piedras para que hiciera sus propias obras", cita Gutiérrez Carbajal. A través de Laurens conoció a múltiples creadores como Braque, Le Corbusier, Esteve, Gishia y Pignon, entre otros. También asistió a las reuniones que darían lugar al Salón de Mayo, con Picasso, Matisse, Julio González, Laurens y en la segunda mitad de la década de los 40 expone en colectivas en la galería Vendôme, entre otras.

Venezuela y primeras muestras fuera de Francia

La realización de una maternidad para la Universidad Central de Caracas supuso el inicio de la estrecha relación del zamorano con el país Sudamérica en 1952 y también comenzó a participar en exposiciones en Bruselas o Estocolmo, entre otros lugares. Sería ocho años más tarde, cuando el Museo Español de Arte Contemporáneo organizó la primera exposición retrospectiva de Baltasar Lobo en España y en 1969 la galería Teo de Madrid mostró obras de zamorano que tiene entre sus temas estrella la mujer, ahondando en las maternidades durante más de una década, hasta abordarla de manera más abstracta, sin olvidar su acercamiento al mundo íbero.

Reencuentro con Zamora

Zamora se vuelca con Lobo, quien había logrado el Premio Oficial de las Artes y las Letras de Francia, el Premio Nacional de Artes Plásticas en 1984 y Premio Castilla y León de las Artes en 1985. La bienal de 1986, dedicada a la escultura contemporánea, le dedicó un espacio monográfico donde se expusieron obras cedidas por el artista y de colecciones particulares.

Además, el artista cede en depósito a la Caja de Ahorros de Zamora 138 piezas seleccionadas por el propio escultor, de diferentes materiales y temas de todas sus etapas artísticas, para la promoción de su obra a través de un museo en la ciudad. Paralelamente, las instituciones prepararon el borrador de un consorcio entre Ayuntamiento de Zamora, Diputación Provincial y la Caja.

Sin embargo, ese agosto Lobo había remitido solo 28 piezas para la bienal y tras ella tendrían que o bien ser expuestas en el museo o bien ser devueltas al propietario, quien rompe el contrato firmado con la entidad al existir distintos problemas. Tras reclamaciones judiciales por parte del artista, a su muerte, las obras seguían en Zamora y el centro estaba en el limbo de los proyectos.

Germen del museo

El fallecimiento del escultor sirvió de acicate para que las instituciones se pusieran de acuerdo para retomar el proyecto de un museo. En 1995 se creó el Patronato de Baltasar Lobo en el que participan Junta de Castilla y León, Diputación Provincial, el Ayuntamiento de Zamora y Caja España, contando con la presencia de la representante de la familia del artista. En este punto, la entidad bancaria el 27 de septiembre de 1996, hizo entrega de las obras que custodiaba al Patronato.

Convenio con el Ayuntamiento

Tras morir Mercedes Guillén, los herederos de Baltasar Lobo firmaron un convenio con el Ayuntamiento de Zamora en 1999, legando a la ciudad todas las obras de Lobo existentes en su taller de París y los 37 moldes de gran formato existentes en la fundición de Bonvicini en la localidad italiana de Verona, que todavía no han llegado a Zamora, a cambio de que el Ayuntamiento capitalino abonara los impuestos al fisco francés, 203 millones de las antiguas pesetas, a lo que se sumaron el pago de los gastos del desplazamiento de las piezas desde el estudio parisino a Zamora y el acondicionamiento de San Esteban, un total de 212 millones de pesetas.

La operación para algunos, como la experta Inés Gutiérrez Carbajal "es un comprao", mientras que otros defienden que se trata de una donación al ser el valor de las obras muy superior a la aportación municipal.

De manera provisional, fruto de un acuerdo entre el Ayuntamiento de Zamora y el Obispado de Zamora, la iglesia románica de San Esteban albergó entre 1998 a 2006 las 25 esculturas provenientes de Caja España junto con las obras de "El esclavo" en bronce y su molde en española, una "Maternidad" cedida por la Diputación, 16 dibujos y tres esculturas facilitadas por las hermanas Lobo, un particular entregó un dibujo de un minotauro y Caja España, un mármol.

La temporalidad de San Esteban era evidente desde su apertura y se acentúo con la llegada del legado. Las 675 unidades catalogadas viajaron en varios envíos. Entre ellas figuraban esculturas en bronce de las últimas décadas, modelos en yeso e incluso algún mármol que se depositaron en el Museo de Zamora, donde una gran parte sigue distribuida en estanterías.

Entre los espacios que se sopesaron para albergar la colección figuraron el Colegio Universitario, la antigua Diputación o el Castillo, emplazamiento para el que se apostó de lleno y para el que se pensó en un arquitecto de renombre, Rafael Moneo. El proyecto que el reputado profesional presentó en 2004, tuvo que aparcarse en 2008, tras los descubrimientos arqueológicos que se produjeron en la fortaleza medieval. Los 7 millones de euros de fondos europeos se destinaron casi al acondicionamiento del exterior del Castillo.

Moneo "rescata" su proyecto para el Castillo de Zamora

El Museo pasó a otra nueva ubicación provisional, la Casa de los Gigantes. El optar por la nave situada en las inmediaciones de la Catedral, hizo que Visitación Lobo, hermana del escultor, optara por depositar en el Museo de Oviedo trece esculturas, ocho dibujos y una litografía además el archivo personal del escultor.

En la Casa de los Gigantes ahora se exhiben unas 80 piezas pequeñas a lo que se suman diez de grandes dimensiones, ocho de ellas repartidas por la liza, muchas de ellas es un estado de conservación bastante pésimo, y por los jardines rebautizados en la pandemia con el nombre del escultor terracampino. A mayores, otra pieza de grandes dimensiones se encuentra desde hace varios años en la sede de las Cortes regionales en Valladolid.

En la primera legislatura de IU al frente del Ayuntamiento se optó por trasladar el Museo a la actual sede de la Policía Municipal, cuando ésta se desplace al antiguo edificio del Banco de España. El emplazamiento ha contado con la oposición de la Asociación de Amigos de Baltasar Lobo y de los grupos de la oposición. Así las cosas, la nueva corporación fruto del acuerdo IU y PSOE apuesta por la creación de una comisión de estudio que decidirá en los próximos meses el futuro del museo.

El centro, pendiente de una nueva página web y de "un lavado de cara"

En la Casa de los Gigantes, donde no existe ningún tipo de señalizado que indique al visitante las piezas donadas por Fundos o la escultura de la década de los 30 adquirida a través de mecenazgo colectivo años atrás, solo puede verse una pequeña parte de las piezas que talló Lobo. El conjunto en los últimos años se ha acrecentado con la incorporación de tres dibujos, una acuarela o varios catálogos del artista a lo que unen las donaciones de una pareja de anarquistas amigos de Baltasar y de Mercedes.

El legado del escultor, integrado actualmente por un total de 872 obras, distribuidas en 750 esculturas (182 piezas de bronce, 465 modelos de yeso, 15 piezas de arcilla, 65 piezas de mármol y 23 piezas de otra índole moldes, peanas y piezas de alabastro, marfil y piedra) y 122 dibujos, ahora está pendiente de lograr la protección BIC, al haberse abierto el expediente meses atrás.

El legado del escultor zamorano Baltasar Lobo, camino de convertirse en Bien de Interés Cultural

Pese a que el inventario está en el siglo XXI no así la promoción del museo que tiene una web excesivamente básica y nada atractiva. "Estamos haciendo los últimos retoques de una plataforma de contenidos para el nuevo museo" donde "habrá un enlace al inventario que tendrá un acceso restringido", justifica la concejala de Cultura, María Eugenia Cabezas. La edil de IU indica que entre los proyectos para el espacio Lobo figura "un lavado de cara" del museo actual.

La munícipe atestigua que "nos hubiera gustado hacerlo antes del acabar el anterior mandato" y también anuncia que "están ultimando" la preparación de "una serie de conferencias y talleres de cara al otoño"

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