Los poblados de las presas de Zamora "emergen"

"Estamos a tiempo" de salvar la arquitectura vinculada a las grandes obras hidroeléctricas de la provincia, poblados y otros elementos con indudable valor cultural y patrimonial, pero también con potencial para aprovechar su potencial económico.

Fue una de las ideas lanzadas por el doctor en Historia del Arte Rafael Ángel García Lozano durante la presentación de su libro "Arquitectura de la luz. Aportaciones de las compañías hidroeléctricas al patrimonio de Zamora" junto a la editora, Judit Pino, de Semuret y el diputado de Cultura, Jesús María Prada que ha respaldado la edición de la extensa obra, de 326 páginas, con más de 300 fotografías, algunas cedidas por los descendientes de las personas que protagonizaron aquellas épocas y cientos de horas de investigación en archivos y entrevistas.

Arquitectura de la luz

El libro está dedicado "a quienes fueron arrancados de sus raíces en aras del progreso" y quiere trascender en relato arquitectónico para reconocer el trabajo de empresas y personas por sacar el potencial económico a la provincia.

"El libro se centra en los distintos asentamientos hidroeléctricos de la provincia, de las dos grandes empresas que concurrieron en ella, sobre todo poblados pero también oficinas hasta en la propia capital o el patrimonio artístico y cultural que fue necesario recrear para salvarlos de perecer bajo las aguas de los embalses", señaló el autor.

Rafael Ángel García Lozano destaca el "extraordinario nivel arquitectónico" de poblados y construcciones, como el de Villalcampo, obra de Luis Gutiérrez Soto, uno de los arquitectos más importantes del país en su tiempo. Y quiso poner en valor este tipo de arquitectura del siglo XX en provincias periféricas y entornos rurales, imprescindible para quien pretenda conocer de verdad lo que se hacía en toda España, no sólo en los grandes centros de poder de Madrid, Barcelona o Bilbao.

Situación

El estudio incluye el pueblo de Ribadelago, que no fue construido por las empresas hidroeléctricas, aunque su creación fue consecuencia de estas obras y su tipología se asemeja. Un pueblo que está habitado y por tanto con buen estado de conservación.

En el poblado del Esla hace unos años Iberdrola invirtió para restaurar una decena de casas manteniendo su tipología original, ofertadas a trabajadores de la empresa para periodos vacacionales. El poblado de Villalcampo "es la joya de la corona", tanto por su arquitecto, Luis Gutiérrez Soto, como por estar "muy vinculado a la típica arquitectura imperial de aquella época con la Plaza Mayor con relojes enmarcados de columnas y pirámides. Es el de mejor calidad arquitectónica, aunque se han tapiado vanos para evitar actos vandálicos. Con una inversión moderada podría estar en uso".

El de Castro "es el que está en peor estado", precisamente el que ha adquirido un empresario turístico. Hay también otro pequeño poblado, el de Moncabril, sin apenas uso, o muy esporádico.

El libro pone en valor "el valor incalculable de arquitecturas que están generalmente en el medio rural que vemos tan cercanas a nosotros y con materiales tan comunes creemos que no tienen tanta importancia pero el contexto general del país nos dice que son arquitecturas de absoluto primer nivel. Descubrirlas y valorarlas evitará que se destruya ese patrimonio, que se conserve y regenere".

"Y considero que tienen un potencial cultural, turístico y económico importante. Hemos tenido recientes noticias de la adquisición del poblado de Castro por un industrial dedicado al turismo, pero aunque suene un poco extraño un poblado de ese tipo puede ser una estupenda residencia de ancianos sin estar encerrados en un único inmueble, que la gente pueda salir, tiene el territorio humanizado. Es cuestión de ingenio".